Sergio Ramírez: «La revolución sandinista me costó diez años de escritura»
El premio Cervantes ha reconocido este lunes, en un encuentro con Mario Vargas Llosa, que está pasando «días difíciles» tras la prohibición de su libro y a la orden de detención contra él en Nicaragua
La segunda gran parada de este lunes para el escritor Sergio Ramírez , tras acompañar por la mañana al cubano Leonardo Padura a depositar su legado en la Caja de las Letras del Cervantes, era la inauguración por la tarde, en la Casa de América, de una nueva edición del Festival Centroamérica Cuenta , que por primera vez acoge España. La jornada inaugural del encuentro, promovido por el propio Ramírez, que echó a andar en 2013 con el objetivo de contribuir a la proyección y difusión de la literatura iberoamericana desde Centroamérica, lo protagonizaron el propio premio Cervantes y el Nobel Mario Vargas Llosa . Ambos entablaron un diálogo sobre literatura y América Latina, que estuvo moderado por el escritor colombiano Carlos Granés y la editora Pilar Reyes .
Los últimos acontecimientos hicieron que la conversación se escorara inevitablemente hacia la política. El autor de ‘La fiesta del chivo’ abrió la velada, incluso antes de su turno, reclamando un aplauso para Ramírez como «homenaje» ante la «situación en que se encuentra», pues «acaba de sufrir un atropello completamente escandaloso. Vamos a compensarlo con un fuerte aplauso». Vargas Llosa destacó de Ramírez que, además de ser «un magnífico escritor, ha sido muy activo en política, de manera moderada, que se asocia más a sus convicciones y a su personalidad».
El premio Cervantes, agradecido por este «fervoroso respaldo», se mostró emocionado y reconoció que «no son días fáciles los que estamos pasando mi mujer y yo, que hemos tenido que huir del país para no ir a la cárcel». El escritor abandonó Nicaragua el pasado mes de junio tras ser interrogado por la Fiscalía. «De esta manera me he librado de acompañar a los 140 presos políticos que existen hoy en Nicaragua», entre los que se encuentran «todos los candidatos» a las elecciones del próximo mes de noviembre. Algo que sería incluso «demasiado exagerado», si un novelista quisiera llevarlo al papel, bromeó. «A todo aquel que amenace el poder ubicuo de la pareja presidencial se detiene en Nicaragua».
Ramírez: «Me he librado de acompañar a los 140 presos políticos que existen hoy en Nicaragua»
Ramírez, autor ahora proscrito en su país, pues el régimen ha prohibido su último libro 'Tongolele no sabía bailar', inspirada en e estallido social de 2018 en su país, abordaba hoy, ante un auditorio lleno, las razones que han llevado a que la política esté tan presente en sus obras, y en la literatura nicaragüense en general. «Desde la independencia nuestra realidad ha sido violenta, turbulenta, enconada... Y eso es lo que definitivamente terminó entrando en la novela, en la novela vista como epopeya, pero también como derrota», matizó. Y se refirió al autoritarismo, «un mal que afecta a América Latina y es de vieja data», que ha llevado una lucha entre institucionalidad y caudillismo, «que todavía no se ha resuelto en el siglo XXI. Es algo que está pendiente».
El valor «subversivo» de la novela
Vargas Llosa, por su parte, subrayó el valor «subversivo» de la novela, de ahí que «la prohibieran durante 300 años en la colonia». Y reconoció que es muy dificil en América Latina no verse afectado por la vida política donde hay dictaduras, «porque lo primero que establecen son formas de censura, o si no directamente meten presos a los escritores, prohíben los libros. Hay una inseguridad en el mundo de la literatura que tiene que ver con la problemática política, y no es raro que esté impregnada de ella. Aunque hay excepciones, pocos escritores no se sienten concernidos por la problemática política». Otras de las características que destacó el premio Nobel de la literatura latinoamericana es la de «hacer política. Estar muy cerca de ella. La realidad obligaba a los escritores a hablar de ella, lo quisieran o no».
Ramírez recordó que su propia realidad -nació y vivió durante muchos años bajo la dictadura de los Somoza, y ahora se enfrenta a la de Daniel Ortega y Rosario Murillo- le impidió «zafarse» de la política. El escritor abandonó la literatura «para derrocar a Somoza» a través de la revolucion sandinista y, tras diez años, volvió a ella, ya como vicepresidente de Ortega.«La revolución me costó diez años de escritura», ha admitido. Dejó la política en 1998 para dedicarse por completo a escribir, actividad que le ha llevado a ser prohibido en su país. Pero aquella experiencia le ayudó, según admite, a conocer los entresijos del poder, y vertirlo en sus libros, lo que se ha convertido en una amenaza peligrosa para el régimen de Ortega.
Vargas Llosa: «La mejor literatura crea ciudadanos incómodos.Por eso todos los poderes han intentado establecer un control sobre ella»
«La mejor literatura crea ciudadanos incómodos. Por eso todos los poderes han intentado establecer un control sobre ella, incluso en los países más libres», apuntó Vargas Llosa, que añadió que también es «una fuente de renovación y progreso en las ciudades».
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