Sectores conservadores quieren pactar con los ultras en Austria

El líder del partido no descarta romper la coalición con los socialdemócratas

Norbert Hofer (derecha) y Christian Strache, el domingo, celebrando su victoria en la primera vuelta AFP

ROSALÍA SÁNCHEZ

La victoria de la extrema derecha en la primera vuelta de las presidenciales austríacas ha puesto patas arriba la política vienesa . El victorioso candidato del ultra Partido Liberal (FPÖ), Norbert Hofer, con el 35,3% de los votos , celebró ayer el mejor resultado a nivel nacional de la historia de esta formación y se mostró confiado de cara a la segunda vuelta convocada para el 22 de mayo. «Lo importante es que vemos que los austríacos ya han decidido que quieren otra cosa, algo que no han tenido en mucho tiempo», dijo triunfal, mientras la división hacía mella en la sede del Partido Popular (ÖVP).

Es un secreto a voces que parte de ÖVP plantea abiertamente una búsqueda de alianzas con Hofer de cara a las próximas generales, que en principio deben celebrarse en 2018. «No podemos seguir así, tenemos que cambiar nuestra política», declaraba el líder del partido Thomas Steiner, «hemos de admitir que lo que ha ocurrido es consecuencia de que la coalición ya no funcionaba y hemos seguido rodando por rodar, por eso creo que hemos de ganar autoconfianza y mantener posiciones más acordes con nuestro electorado». Steiner no descartó una salida de la gran coalición que forzaría la celebración de elecciones anticipadas y adelantó: «Ahora tenemos que organizar lo antes posible una reunión de la directiva del partido y decidir qué camino tomar de aquí en adelante».

Disensión en la izquierda

El Partido Socialdemócrata (SPÖ), por su parte, se adelantó en la organización de su directiva, que seguía enclaustrada al cierre de esta edición tratando de dirimir se el partido ha de ir a la segunda vuelta de las presidenciales apoyando al candidato verde , Van der Bellen, que obtuvo el domingo el segundo puesto con el 21,3%. Esta alianza sería el único obstáculo posible que Hofer podría encontrar en su camino. Pero no hay acuerdo en el seno del partido, porque esa posibilidad supondría también de hecho la ruptura de la gran coalición y posiblemente un adelanto de las elecciones generales que no les sería favorable.

El gobernador Hans Niessl, socialdemócrata, sugería incluso una consulta a las bases. «Cuando hay diferentes posiciones muy marcadas sobre lo que conviene hacer, es positivo consultar a los miembros del partido y pedir su opinión», decía en entrevista con la ORF. Pero las bases socialdemócratas, abrumadas por el resultado históricamente malo (un 11%) apenas si vislumbran las consecuencias que el ascenso de la extrema derecha puede acarrear en un contexto europeo de ebullición de los extremismos.

Felicitaciones extremistas

«Hay claramente una conclusión entre los pueblos europeos de que la UE es, en realidad, una estructura del sometimiento de los pueblos», aseguró desde Francia Marine Le Pen , líder del Frente Nacional, en su felicitación a Hofer. Parecidas expresiones de satisfacción llegaron del holandés Geert Wilders, líder del partido antimusulmán PVV, y de los italianos de Liga Norte y Forza Italia, el partido de Silvio Berlusconi. «Nuestros aliados políticos austríacos han lanzado una importante señal», apuntó desde Berlín Andre Poggenburg, miembro de la cúpula de la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) , que ve en Hofer el profeta de su propia llegada a las instituciones alemanas. Poggenburg celebró el «vuelco político que está dando Europa» y destacó la relación de «hermandad» que mantienen sus filas y el partido ultranacionalista austríaco.

Para Christian Rainer, director del semanario austríaco «Profil«, la mala imagen del Gobierno tiene más que ver con sus actuales dirigentes que con el contenido de sus políticas y la situación del país, uno de los más privilegiados de la UE en términos de ingresos, empleo y seguridad ciudadana. Pero los actuales dirigentes de los dos grandes partidos no parecen tener la intención de quitarse del medio. «Creo que consecuencias personales no serían aquí la respuesta correcta», ha dicho el líder del SPÖ Gerhard Schmidt , idea que comparte el secretario general de los populares Peter McDonald, que cree que no hay que cortar cabezas, sino «viejos hábitos». Rainer apunta también la «poca sensibilidad» hacia el hecho de que el FPÖ sea un partido con dirigentes de ambientes neonazis y cuyas raíces están en el nacionalismo alemán.

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