Sanders exigirá la nominación demócrata si gana en California

El senador aspira a una convención abierta si reduce distancias el 7 de junio

Algunos de los asistentes al mitiin de Bernie Sanders en Palo Alto AFP

MANUEL ERICE

Lo dice el New York Times y lo dicen los demás: la campaña ha terminado. ¡Pero aquí están Clinton y Trump volcados en California! «¡Tenemos el momentum y vamos a ganar en noviembre!». Bernie Sanders hace rugir al millar largo de seguidores, la mayoría estudiantes, que corean al ídolo que ha dado rienda suelta a su utopía.

El cálido sol californiano da brillo al pequeño campus universitario cercano a Stanford, en Palo Alto , que acoge al primer socialista respaldado por millones de norteamericanos. Aunque sus fieles asumen como misión casi imposible la nominación demócrata, el espíritu es de victoria: «Bernie ya ha ganado. Ya ha derrotado al establishment para que se escuche a la gente». Con idéntico ánimo al de Lily, una mexicana criada en Estados Unidos, el senador por Vermont hace oídos sordos de las presiones para que deje la carrera con una estrategia firme: «Reclamaré la nominación si ganamos en California» . Es la gran apuesta del senador por Vermont, que exaspera a la dirección demócrata. Apretar la diferencia en número de delegados y propinar a Hillary Clinton una «simbólica» derrota en el estado más poblado de la Unión. La última encuesta, publicada ayer por el Wall Street Journal, da a Clinton el 49% y a Sanders, el 47%.

Se funde con la fiel juventud que le sigue con naturalidad de estudiante. Su gorra amarilla se ajusta a una cabeza tan firme en convicciones como abierta a concesiones populistas. Bernie Sanders se ha hecho californiano y lo proclama. El Golden State (Estado de Oro), irrelevante en casi todas las primarias por ser el final del proceso, recupera esplendor . También en eso 2016 es atípico. Hillary Clinton va a ser la nominada, salvo cataclismo. Y Sanders lo sabe. Pero si ya había cambiado (radicalizado) el discurso de su rival, también le obliga ahora a echar el resto en California: «¡Con vuestro optimismo, vamos a ganar también aquí, y vamos a ganar la nominación!». Para una candidata presidencial, terminar las primarias con derrota en el estado más grande, donde no ha ganado un republicano en una elección presidencial desde Ronald Reagan , sería un mal augurio. Sanders habla de economía, de cambio climático… Pero dedica gran parte del mitin a explicar su estrategia.

Superdelegados

«Ocho meses antes del arranque de primarias en Iowa, Clinton ya tenía casi todos los superdelegados». Con voz alta y ronca, con garganta maltratada por miles de kilómetros de asfalto y mítines, Sanders alienta a su público contra el sistema «absurdo» que rige en el Partido Demócrata.

Su tesis es que en la elección directa, la de los delegados, «la que cuenta», la diferencia es apretada. Por eso, remacha, «si vencemos en California, podemos ganar en la convención». Se trata de convencer a los superdelegados de que «¡el único que puede derrotar a Trump soy yo, como dicen todas las encuestas!», se desgañita.

Esta es la cuenta del senador, con los datos de Associated Press, la agencia que pilota el recuento oficial. Del total de 4.765 delegados que acudirán a la convención demócrata de Filadelfia (25-28 de julio), Clinton suma 2.312. Con seguridad, la aspirante alcanzará el 7 de junio los 2.383 necesarios (mitad más uno) para ser nominada. Sanders se queja de que son los superdelegados (no electos, sino que muestran verbalmente su preferencia) los que inclinan la balanza. De los 714, están ya con Clinton 543, mientras que sólo 44 apoyan de momento a Sanders. Si sólo se cuentan los delegados (electos), la diferencia es menor: 1.769 son de Clinton y 1.501 de Sanders. Con estos números, el veterano político nacido en Nueva York cree que en California (y en Nuevo México, Nueva Jersey, Montana y las dos Dakotas, el mismo día) puede apretar el resultado final y llegar reforzado a la convención.

A un ritmo de tres o cuatro mítines diarios, Sanders pone al límite sus 74 años. El autodenominado socialista está dispuesto a perpetuar el movimiento “revolucionario” que pretende cambiar Estados Unidos. ¿Puede ganar? Le preguntamos a la joven Lily: «Yo sigo teniendo esa esperanza».

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