Sánchez apostó todo a Borrell tras el fracaso y la división de la socialdemocracia en la negociación
Logra un buen puesto para España, pero los socialistas europeos salen divididos
Finalmente Pedro Sánchez tendrá que remodelar su Gobierno en una de las carteras de peso del Ejecutivo, si logra ser investido presidente. El acuerdo alcanzado, tras dos jornadas maratonianas, entre los líderes de la Unión Europea, colocará a Josep Borrell como Alto Representante para la Política Exterior de la Unión Europea y con rango de vicepresidente de la Comisión Europea. «España ha vuelto. Ha vuelto con fuerza» , defendió el presidente en funciones, Pedro Sánchez.
Desde La Moncloa no dejaban de insistir en las últimas semanas en que el ministro Borrell seguía siendo su principal apuesta para lograr un buen puesto en la Comisión Europea. Pero se insistía en que la prioridad era que la presidencia no recayese en una persona «incompatible» con los principios que defendían los socialistas. Así se anticipaba el veto al alemán Manfred Weber , candidato del PPE. Y se colocaba como gran prioridad hacer presidente al neerlandés Frans Timmermans . Sánchez priorizaba así su condición de principal negociador de la familia socialdemócrata europea a su rol como presidente español.
Desde el equipo del presidente del Gobierno se había transmitido que, siendo Timmermans presidente, era imposible colocar a España en uno de los puestos de alto rango. El objetivo pasaba por situar a Borrell en una comisaría económica con rango de vicepresidencia. Algo que parecía que se ajustaba más a las pretensiones de un candidato que había avisado al Gobierno que ya tiene 72 años y que el puesto de Alto Representante, el que siempre quiso Sánchez para él, exige «mucha movilidad».
Borrell, la mejor opción
En La Moncloa no se negaba que Borrell tenía reticencias al respecto. Aunque en el Gobierno creían que al final «estará a lo que tenga que estar», en función de la representación que España obtuviese. Así sucedió al final.
No obstante, desde el equipo del presidente se aseguraba que España acudía a la negociación «con varias bazas» para cada puesto al que se pudiese aspirar. Sánchez contaba con otras dos opciones para ocupar puestos europeos: los ministros Nadia Calviño y Luis Planas . Cuando se constató que Timmermans carecía de apoyos suficientes para presidir la Comisión, el presidente en funciones tuvo que recuperar la opción de Borrell para uno de los altos cargos que se negociaban . Lo contrario habría sido un rotundo fracaso. A mediodía, antes de que comenzase el Consejo y cuando seguían los contactos bilaterales, comenzó a circular un paquete de designados que encendió todas las alarmas. Desde el Gobierno español no pudieron negar que esa propuesta estuviese verdaderamente encima de la mesa.
La agencia Bloomberg mencionaba ya a Ursula von der Leyen como presidenta de la Comisión Europea. Pero no incluía a Borrell en la lista de aspirantes, y situaba a la ministra Calviño como comisaria de Presupuestos. Un puesto importante pero no dentro de los grandes objetivos. Fuentes gubernamentales señalaron que España «no va a apoyar esa lista, en ningún caso». Ahí Sánchez apostó todo a la figura de Borrell como Alto Representante para salir con algo que poder vender como un éxito de una negociación de la que ha sido principal negociador de los socialistas europeos.
Fuentes socialistas comunitarias certificaban ayer que existía mucho malestar en algunos partidos socialistas dentro del grupo parlamentario en el Parlamento Europeo. Aunque en la reunión del Consejo el acuerdo salió adelante sin ningún voto en contra. Y solo con una excepción. La canciller alemana, Angela Merkel , tuvo que abstenerse en la votación que situaba a una ministra de su Gobierno como presidenta de la Comisión porque no tenía el visto bueno de sus socios de coalición: los socialdemócratas alemanes. El malestar en la familia socialista es palpable .
El último candidato de los socialdemócratas alemanes y antiguo presidente del Parlamento, Martin Schulz , calificó el acuerdo como «una victoria de Orbán» y lamentaba que no se haya respetado el proceso de los spitzenkandidaten: «El proceso está muerto». Y además desacreditaba a Ursula von der Leyen: «Es el ministro más débil aquí. Eso parece ser suficiente para convertirse en candidato». El grupo de Visegrado , que engloba a Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia, hundió en la víspera las opciones de Timmermans y es uno de los claros triunfadores de la jornada de ayer.
Sánchez puso en valor la condición de mujeres tanto de Von der Leyen como de Christine Lagarde , que pilotará el BCE. Pero no son de su familia política. Los socialistas mantendrán a Timmermans como vicepresidente y el puesto de Alto Representante que antes ocupaba la italiana Federica Mogherini . Se quedan igual Sánchez trató de justificarse con que en 2014 los socialistas tenían los gobiernos de Francia e Italia para seguir defendiendo el pacto como «equilibrado».
Los socialistas lo ven «decepcionante»
Iratxe García , persona muy cercana a Sánchez y que es la jefa de la delegación de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo, no pudo ocultar ayer su malestar por el acuerdo. « Esta propuesta es profundamente decepcionante para nosotros . Nuestro grupo se ha mantenido firme en defensa de la democracia europea y el principio de los cabezas de lista, que no queremos que muera», señaló García en un comunicado.
Pese a su cercanía a Sánchez, Iratxe García tuvo que recoger el malestar que existe en la delegación socialdemócrata. Se critica ferozmente entre los socialistas que se haya cedido ante el grupo de Visegrado. Ayer no se descartaba que pueda haber votos dispares entre los socialistas cuando haya que ratificar los cargos. Se da por hecho que así lo hará la socialdemocracia alemana. Fuentes socialistas reconocían que García queda en una posición muy debilitada. Y se reconocía que el resultado de Sánchez es bueno para España pero se preguntaban: «¿No negociaba como líder socialdemócrata?».
Conocedores del malestar dentro de la familia socialdemócrata, desde la presidencia del Gobierno insistieron en tratar de poner en valor lo conseguido, y descargar a Sánchez de responsabilidad después de no haber logrado el objetivo de situar a Timmermans al frente de la Comisión Europea: «Los socialistas en Europa han conseguido lo mismo que hace cinco años, pero debe considerarse que las circunstancias han cambiado. Hoy hay menos gobiernos socialistas que hace cinco años en el Consejo y de distinto peso (entonces Francia e Italia eran socialistas). Ahora, de entre las grandes potencias europeas, sólo España tiene un gobierno socialista», justificaban desde el Gobierno.
Además, se plantea que ahora existe una tercera familia política clave, el grupo de Renovar Europa que incluy a ALDE y a Macron: «Lo cierto es que durante 40 años PPE y SD se han repartido todo porque tenían mayoría absoluta. Ahora la negociación de los altos cargos requiere otros equilibrios ». Esto ha sido clave. Durante el proceso Sánchez contó con el apoyo de Macron para lograr la presidencia de la Comisión para el candidato socialista. Pero cuando se vio que Timmermans no reunía el consenso suficiente, el presidente francés buscó un entendimiento con Alemania, que garantizaba el BCE para Francia. Sin la unidad con los liberales
Desde el Gobierno se defiende que para España como país el acuerdo es un éxito: «Desde hacía 15 años no tenemos un top-Job. Durante buena parte de ese tiempo, han pasado gobiernos del PP, con el presidente Rajoy al frente, perteneciente a la mayor familia política europea, y no se ha obtenido un puesto de la relevancia que ahora obtendrá España. Esto significa recuperar la Vicepresidencia de la Comisión, que se perdió en los últimos gobiernos». Moncloa considera que el acuerdo significa «un gran éxito de la diplomacia española y en concreto de la negociación liderada por el presidente Sánchez».
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