Bin Salman se impone tras el «carné de conducir femenino» saudí
El joven Heredero del Trono vincula la autorización de conducir a las mujeres a su ambicioso proyecto de reforma económica
Desde 1990, la presión dentro y fuera de Arabia Saudí en favor del permiso de conducir para las mujeres ha sido constante. Centenares de mujeres desafiaron la prohibición y acabaron pasando la noche en comisaría. Una y otra vez, las autoridades religiosas musulmanas se opusieron férreamente a poner a las mujeres al volante, y la Corona se plegó de inmediato a sus edictos y fatuas. ¿Por qué ahora el octogenario y enfermo Rey Salman ha decidido cambiar de opinión?
Los analistas son unánimes. La decisión en favor del derecho a conducir de la mujer tiene el sello del Príncipe Heredero, Mohamed bin Salman , auténtico hombre fuerte del régimen desde el confuso golpe palaciego del pasado mes de junio con el que desplazó a su primo Mohamed bin Nayef como sucesor del Trono.
Bin Salman, de 32 años, tiene como ministro de Defensa y de Economía dos grandes decisiones en su haber. La primera, la entrada de Arabia Saudí en la guerra civil del Yemen para impedir la victoria de los rebeldes hutíes, una corriente chií que no ha tenido más remedio desde entonces que echarse en brazos de Teherán. El caos y la destrucción están laminando el talón de la península arábiga, y de paso el prestigio internacional del Heredero saudí.
En su condición de ministro de Finanzas antes de cumplir los 30 años, Mohamed bin Salman es también autor del llamado proyecto Visión 2030 , un ambicioso programa dirigido a diversificar la economía de Arabia Saudí, centrada por completo en el petróleo. Bin Salman –que confía en disfrutar muchos años de reinado– ha sido advertido del riesgo de bancarrota económica y social (elevadísimo desempleo de jóvenes, sobresaturación de la mano de obra extranjera, auge de las energías alternativas) si el régimen no se abre a las reformas. Y una de ellas es el acceso de la mujer al mundo laboral , atado con cien cerrojos por el clero suní wahabí por su lectura radical del Corán. Según un estudio del instituto Capital Economics, la decisión de facilitar la llegada de la mujer al mercado laboral saudí «estimulará el crecimiento potencial del Producto Interior Bruto». Y la movilidad es un elemento clave de toda actividad económica.
Algunos analistas señalan también la coincidencia en el tiempo de la medida de gracia real hacia la mujer con la campaña de represión política dictada en las últimas semanas por el Príncipe Heredero contra algunos sectores críticos del régimen. Decenas de personalidades públicas –clérigos, intelectuales y activistas de derechos humanos– han sido arrestadas en Arabia Saudí acusadas de «poner en peligro la unidad nacional y las leyes básicas del gobierno». El entusiasmo social y mediático creado por el permiso de conducir sería por tanto, para algunos, una cortina de humo para acallar las críticas dentro y fuera del país por las detenciones de disidentes.
El Consejo de Ulemas del reino ha acatado, por su parte, la orden real -«siempre y cuando haya garantías legales que protejan el respeto a la mujer»- pero va a necesitar tiempo para digerirlo. El decreto del Rey ha abierto una grieta en el pacto histórico entre los Saud y la secta suní wahabí , por el que el clero religioso se compromete a otorgar legitimidad a la monarquía a cambio de la imposición estricta de su interpretación del Corán en la tierra del profeta.
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