Rusia lanzó dos bombas de 500 kilos contra el teatro de Mariúpol, con civiles dentro, de forma «deliberada»

Una investigación realizada por Amnistía Internacional, que recoge testimonios de supervivientes y testigos, además de material fotográfico, considera como un crímen de guerra el ataque perpetrado por las fuerzas rusas

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Vista por satélite del teatro de drama de Mariúpol, antes y después de ser bombardeado Maxar Technologies
Susana Gaviña

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«Después de meses de rigurosa investigación, análisis de imágenes de satélite y entrevistas con decenas de testigos, llegamos a la conclusión de que el ataque fue un claro crimen de guerra cometido por fuerzas rusas», asegura Agnès Callamard , secretaria general de Amnistía Internacional (AI). Dicha investigación , publicada este jueves por la ONG, confirma que el bombardeo, que tuvo lugar el pasado 16 de marzo a las 10 de la mañana , contra el Teatro dramático de Mariúpol fue «deliberado».

La organización ha analizado varias teorías alternativas acerca de quién fue responsable del ataque y qué armas podrían haberse usado. «A partir de los datos creíbles disponibles, la investigación llegó finalmente a la conclusión de que un ataque aéreo deliberado contra un objetivo civil era la explicación más verosímil», señala el informe que recoge la investigación y que ha sido bautizado con el nombre de 'Niños: el ataque contra el teatro dramático de la región de Donetsk, en Mariúpol'. Con él hacen referencia a que el espacio cultural, en el que se habían refugiado en días anteriores al ataque hasta un millar de civiles, huyendo de los bombardeos contra sus casas, se podía leer tanto en su parte anterior como posterior esa palabra, 'niños', escrita en ruso, para que fuera visible desde el aire y evitar así que fuera atacado.

El aviso no logró el objetivo y las fuerzas rusas perpetraron un crimen de guerra que dejó al menos una decena de muertos, según ha constatado la ONG, que reconoce que no puede dar una cifra concreta de fallecidos. «No está claro el número exacto de personas que murieron, pero es probable que el recuento sea mucho menor del que se informó anteriormente». AI se refiere a las dos cifras que se han barajado en los últimos meses: los 300 fallecidos, según el alcalde de la ciudad , número que semanas después la agencia AP elevó a 600 tras una investigación propia.

Lo cierto es que durante las tres semanas anteriores al ataque, el teatro se convirtió en refugio de cientos de personas -alcanzando el millar- que buscaban salvaguardar sus vidas de los ataques de las fuerzas rusas contra edificios civiles que se estaban llevando a cabo en Mariúpol (el 80% quedó destruida), o en ciudades próximas; también porque se habían abierto corredores humanitarios que permitían salir a civiles. Muchas personas abandonaron el teatro antes del fatídico ataque, lo que evitó una masacre mayor.

Aquel 16 de marzo, la detonación de las bombas destruyó las paredes interiores adyacentes junto con los laterales del espacio para actuaciones y después abrieron brechas en los muros de carga exteriores y generaron dos zonas de escombros principales en las fachadas nororiental y suroccidental del edificio. «La mayoría de quienes se quedaron estaban en el sótano del teatro y en otras zonas protegidas del impacto directo de la explosión», señala AI.

En cuanto a cómo fue el ataque, la investiación, tras barajar varias probabilidades, señala que las pruebas indican que fue «casi con toda seguridad un ataque aéreo llevado a cabo por los militares rusos». Lo más probable es que los aviones de combate tácticos rusos atacaran el teatro utilizando dos bombas de 500 kilogramos. Numerosos supervivientes y testigos declararon a la ONG haber oído aviones en la zona inmediatamente antes del ataque. «Los daños producidos por la explosión se corresponden con la detonación de dos -aunque es posible que fuera una- grandes bombas aéreas, lanzadas al mismo tiempo, que impactaron una cerca de la otra dentro del objetivo», señala el documento. «La detonación simultánea (o casi simultánea) de dos armas dentro de una estructura se vería y sonaría a los testigos, especialmente a los que están fuera de la estructura, como una sola explosión», indica el informe.

«El teatro era un santuario»

Entre los testimonios recogidos en la investigación (52 de supervivientes y testigos, 28 de los cuales proceden de personas que estaban dentro del teatro en el momento del ataque) se puede leer el de Grigoriy Golovniov , empresario de 50 años que se encontraba a 200 metros del edificio en el momento del bombardeo: «Iba caminando por la calle que lleva al teatro dramático... Podía verlo frente a mí... Estaba a unos 200 metros... Pude escuchar el ruido de un avión... pero en ese momento no presté atención porque [los aviones] volaban constantemente... Entonces vi explotar el techo del edificio... Saltó 20 metros y luego se derrumbó... y entonces vi mucho humo y escombros... No podía creer lo que veían mis ojos porque el teatro era un santuario. Había dos grandes carteles de 'niños'», relata.

Foto tomada durante una visita a MariÚpol organizada por los militares rusos, después de tomar la ciudad, muestra la destrucción en el interior del destruido Teatro Dramático de MariÚpol EFE

Más estremecedor es el relato de Yehven Hrebenstskii , que narra a la ONG cómo encontró el cuerpo de su padre, Mykhailo, dentro de la sala de conciertos: «Había muchas personas heridas. [...] Había policías intentando sacar a la gente de los escombros. [...] Al principio vi su brazo [de Mykhailo]. Primero vi una mano que me resultó familiar. Conocemos la mano de nuestros seres queridos. Tenía la cara cubierta de sangre. Tenía el cuerpo cubierto de ladrillos. [...] No quise que mi madre lo viera», confiesa.

Otros testigos explicaron que habían visto cuerpos ensangrentados y partes de cuerpos desmembrados, como piernas y manos, entre los escombros del edificio devastado después del ataque.

«Muchas personas resultaron heridas o perdieron la vida en este despiadado ataque -señala Callamard en un comunicado de AI-. Es probable que sus muertes fueran causadas por el ataque deliberado de fuerzas rusas a civiles ucranianos»

Un crimen de guerra

Entre las líneas que defiende el informe es la imposibilidad de que el ataque ruso estuviera dirigido a un objetivo militar, disfrazado de civil. Asegura que ninguno de los supervivientes ni de los testigos que se hallaban cerca del teatro el día del ataque, entrevistados para la investigación, aportó información que indicase que las fuerzas armadas ucranianas utilizaban el edificio como base de operaciones, lugar para almacenar armas o lugar desde el que lanzar ataques. «El carácter civil del teatro y la presencia de numerosos civiles eran evidentes en las semanas previas al ataque. La naturaleza del ataque —el lugar del impacto dentro del edificio, así como el arma que probablemente se usó— y la ausencia de todo objetivo militar potencialmente legítimo en las proximidades indican claramente que el teatro era el objetivo previsto», concluye el informe, que determina que el bombardeo contra el edificio, por consiguiente, «constituye probablemente un ataque deliberado contra un objetivo civil y un crimen de guerra».

«Por aire y por tierra, las fuerzas rusas han llevado a cabo en Ucrania una matanza de civiles bien documentada y deliberada», sentencia Callamard, que reclama la necesidad de «realizar con urgencia investigaciones exhaustivas para hacer rendir cuentas a los autores de tales actos por las graves lesiones y pérdidas de vidas de civiles que han causado, así como por los enormes daños causados a infraestructuras civiles.»

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