Rusia impone el rublo desde el 1 de mayo en la ocupada región de Jersón
Ucrania imputa a diez soldados rusos por sus atrocidades en Bucha
La guerra en Ucrania, en directo
Rusia parece dar por hecho que la región ucraniana de Jersón, situada al norte de Crimea y cuya fulminante ocupación fue posible nada más comenzar la guerra gracias al rápido avance de las tropas rusas destacadas en la península anexionada en 2014, nunca volverá a pertenecer de nuevo a Ucrania. Así lo estima el subjefe de la administración instalada allí provisionalmente por Rusia, Kirill Stremoúsov.
Noticias relacionadas
En declaraciones a la agencia rusa RIA-Nóvosti, Stremoúsov anunció ayer que el rublo , la moneda rusa, entrará en circulación en Jersón a partir del próximo 1 de ma yo . Según sus palabras, «la grivna ucraniana seguirá en circulación, junto con el rublo, pero solamente durante cuatro meses». A partir de ese momento, los pagos podrán hacerse únicamente en la moneda rusa.
Referéndum
Según este responsable ruso, «la cuestión de devolver el control de Jersón a la Ucrania nazi está excluida, es algo ya imposible». «La región de Jersón se desarrollará económicamente sin que Kiev pueda imponer sus políticas nazis dirigidas a destruir al pueblo y su identidad», añadió. Stremoúsov aseguró que «ahora la tarea principal consiste en restablecer la economía de la región (…) no hay planeado celebrar ningún referéndum», como los organizados en 2014 en Crimea, Donetsk y Lugansk, para provocar su secesión.
Ante la fuerte oposición de la población de Jersón a la ocupación rusa, que se pone de manifiesto casi a diario con manifestaciones constantes de protesta, parece que se ha decidido posponer la idea de llevar a cabo una «consulta popular» que justifique el apoyo de Moscú, incluso con las armas, a una población supuestamente oprimida y enfrentada a Kiev. El miércoles, según los medios ucranianos, las tropas rusas tuvieron que volver a utilizar gases lacrimógenos y bombas sonoras para disolver a los manifestantes en la ciudad de Jersón.
El pasado día 22 de abril, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, pidió a los habitantes de Jersón no facilitar ningún dato personal a las tropas invasoras. «No es sólo para confeccionar un censo (...) no es para entregaros ayuda humanitaria , sino para falsificar un supuesto referéndum sobre vuestra tierra, si la orden de montar esta parodia les llega desde Moscú». «No habrá ninguna república popular de Jersón. Si alguien quiere una nueva anexión, unas sanciones mucho más potentes afectarán Rusia», advirtió Zelenski.
En la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso) creen que Ucrania puede acabar desintegrada en diversas «repúblicas independientes». El vicepresidente de uno de los comités parlamentarios, Konstantín Zatulin, diputado del partido del Kremlin Rusia Unida, estima que «las regiones liberadas por la Federación Rusa definitivamente no volverán a estar bajo el control de Kiev . Estos territorios pueden proclamarse como nuevas repúblicas independientes, constituir parcialmente una alianza con las repúblicas populares de Donetsk o Lugansk, o convertirse en parte de Rusia». En la Rada (Parlamento ucraniano) consideran que la introducción del rublo como moneda obligatoria en Jersón es «una acto de anexión, una violación grave de la Carta de Naciones Unidas».
Ayer, por otro lado , la Fiscalía General de Ucrania imputó a diez militares rusos por las atrocidades cometidas en Bucha, localidad situada en la periferia noroeste de Kiev. «Diez soldados de la Brigada Motorizada de Fusileros número 64 están siendo investigados por la crueldad de sus acciones hacia los civiles y otras violaciones del código y las costumbres en tiempos de guerra», informó la fiscalía en un comunicado. Esta brigada, precisamente, acusada de haber cometido crímenes de guerra, fue condecorada hace unos días por el presidente Vladímir Putin.
Torturas contra civiles
La fiscal general de Ucrania, Irina Venedíktova, considera «probado» que soldados de esa unidad torturaron y mataron a civiles y diez de ellos han sido acusados formalmente por ello. Las tropas rusas se retiraron de Bucha el 1 de abril y, al día siguiente, los periodistas hallaron sus calles repletas de cadáveres. Encontraron también gente muerta en el interior de las casas y muchos con las manos atadas y signos evidentes de tortura. Otros cuerpos fueron encontrados en fosas comunes. Ucrania y otros países han presentado demandas ante la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra. En Bucha se han recuperado ya más de 350 cadáveres y se están llevando a cabo autopsias para determinar concreta de sus muertes. Moscú, sin embargo, sostiene que todo fue un «montaje» para desprestigiar al Ejército ruso mientras que el presidente estadounidense, Joe Biden, otros dirigentes mundiales y Zelenski lo han calificado de «genocidio».
En otro orden de cosas, los medios de comunicación rusos seguían ayer haciéndose eco de cómo el vicepresidente de Gazprombank, Ígor Volobuev, abandonó Rusia el pasado 2 de marzo para trasladarse a Ucrania y unirse a lo que ha llamado la ‘defensa territorial’ para «lavar mi pasado ruso». El directivo bancario, de origen ucraniano, tachó la guerra de Rusia contra Ucrania de «crimen perpetrado por Putin y el pueblo ruso». «No es Putin quien mata a los ucranianos, no es Putin quien roba inodoros , no es Putin quien viola a las mujeres. Es el pueblo ruso el que hace todo eso», añadió en declaraciones a la publicación ‘The Insider’.
Volobuev se refirió también a la reciente muerte de su colega de Gazprombank, Vladislav Avaev y su familia. Según su opinión, «no creo que pudiera matar a su esposa e hija, creo que esto fue una puesta en escena . ¿Por qué? Es difícil de decir. Tal vez sabía algo y representaba algún tipo de peligro». Volobuev es ya el cuarto alto ejecutivo o funcionario ruso que decide abandonar el país desde el comienzo de la invasión de Ucrania.