Rusia deja sus tropas en Bielorrusia bajo el pretexto de que la situación en Donbass se ha agravado
En una llamada de teléfono, Putin ha culpado del empeoramiento de la crisis a las «provocaciones» de Kiev
La aparente desescalada que Rusia comenzó la semana pasada retirando parte de sus tropas de la frontera con Ucrania se ha ido al traste después de que el viernes los dirigentes de las repúblicas rebeldes de Donbass decidieran enviar la población a Rusia de forma masiva, decretar la movilización general de los hombres de entre 18 y 55 años, intensificar los enfrentamientos armados con el Ejército de Kiev y difundir todo tipo de bulos sobre ataques de la artillería ucraniana y supuestas acciones de sabotaje y terrorismo de unidades enviadas por Kiev con objetivo «desestabilizador».
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Las cosas han llegado al punto de que las maniobras conjuntas que el Ejército ruso realiza en Bielorrusia con las fuerzas de este país, que comenzaron el pasado 10 de febrero y deberían haber finalizado ayer domingo, se prolongarán 'sine die' . El presidente ruso, Vladímir Putin, le advirtió ayer por teléfono a su homólogo francés, Emmanuel Macron, que motivo de tal desarrollo de la situación y del repunte de tensión se debe a las «provocaciones» de Kiev.
Eventual intervención
El Ministerio de Defensa bielorruso difundió ayer una nota de su titular, Víctor Jrenin, anunciando que, por decisión de Putin y el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, los ejercicios militares conjuntos «continuarán debido al agravamiento de la actividad bélica cerca de la frontera con Ucrania y al empeoramiento de la situación en Donbass».
Esta explicación hace colegir inevitablemente que el fin último del gran despliegue en territorio bielorruso de tropas y material de guerra no era un mero entrenamiento sino más bien la preparación para una eventual intervención contra Ucrania, no sólo desde Crimea o las regiones rusas fronterizas, sino también desde suelo bielorruso.
Según Jrenin, que no ha avanzado una nueva fecha para la finalización del operativo, «Occidente está atiborrando a Ucrania de armas modernas y prioriza las de carácter ofensivo ». Más tarde, el responsable de Defensa de Bielorrusia aseguró que el tiempo adicional que duren los ejercicios «servirán para crear una fuerza de intervención rápida (...) dirigida a organizar un contraataque» en el caso de que Ucrania pudiera lanzar una ofensiva contra Minsk. El ministro de Exteriores lituano, Gabrielius Landsbergis, cree que la permanencia del Ejército ruso en Bielorrusia «es la preparación para atacar y tomar Kiev», ya que el país comparte un tramo significativo de frontera con Ucrania desde donde la capital ucraniana queda cerca.
Miedo a la escalada
Los expertos han venido señalando que, en el caso de que Rusia lanzara un ataque contra Ucrania, se circunscribiría solamente a defender Donbass y, como mucho, a crear a su alrededor una franja de seguridad. Pero nunca a desencadenar una guerra total que incluyera la toma de Kiev u otras ciudades importantes como Dnipró, Járkov u Odessa.
Pero, desde Lituania, la líder de la oposición bielorrusa, Svetlana Tijanóvskaya, condenó ayer el mantenimiento de las fuerzas rusas por considerar que supone « una amenaza para la soberanía » de su país. « La presencia de tropas rusas en nuestro territorio viola la Constitución , el Derecho Internacional y pone en peligro la seguridad de Bielorrusia y de toda la región», señaló a través de un comunicado.
A su juicio, «podemos vernos envueltos en una guerra ajena y convertirnos en un país agresor ». Tijanóvskaya tiene ahora intención de recabar apoyo de la Unión Europea y de la ONU para lograr la retirada de los soldados rusos de Bielorrusia. Tanto Moscú como Minsk dieron promesas a comienzo de la pasada semana de que, una vez terminadas las maniobras, las tropas rusas saldrían inmediatamente del país con destino a sus acuartelamientos en Rusia.
Sin embargo, el jueves, Lukashenko ya empezó a cambiar de idea y anunció que «parte del material bélico ruso permanecerá en Bielorrusia tras el final de los ejercicios».
Al mismo tiempo, Lukashenko señalaba que «los militares de Bielorrusia y Rusia podrían regresar a sus acuartelamientos permanentes en un solo día , pero estarán en la república durante el tiempo que sea necesario». Como si no fuera todo lo suficientemente intimidatorio, el sábado Putin y Lukashenko supervisaron diversos ejercicios de tiro con misiles nucleares disparados desde tierra, mar y aire.