José M. de Areilza
Riesgo de tsunami
Los proyectos de estas formaciones harían saltar por los aires los principios y las normas básicas en las que se asienta la moneda
El Movimiento 5 estrellas celebrará mañana la fiesta nacional italiana con manifestaciones para denunciar a quienes intentan embridar sus sueños de poder. El dilema que se plantea en este gran país es el de la mayoría versus las reglas del juego que hacen posible la democracia en un contexto de integración y soberanía compartida.
La moneda común ha sido rediseñada y reforzada durante los últimos siete años, pero aún no está preparada para afrontar una crisis de proporciones similares a la experimentada. La lluvia populista en Italia puede ser el principio de un nuevo tsunami y los mejores economistas de la UE están de acuerdo en que la actual combinación de política monetaria y política fiscal no sería suficiente para pararlo. En la campaña electoral ningún partido prometió la salida del euro, pero la coalición entre la Liga y los 5 estrellas comparten la idea de ir mucho más allá de una revisión de la llamada política de austeridad.
Los proyectos de estas formaciones harían saltar por los aires los principios y las normas básicas en las que se asienta la moneda. El instrumento más potente que tiene la Unión para gestionar shocks, el Banco Central Europeo, no tendría capacidad real si se forma una ola gigante que se extendería rápidamente por el Sur. Esta vez no surtirían efecto las palabras de un italiano tan solvente como Mario Draghi, «haré lo que sea necesario», su fórmula mágica en julio de 2012.
El presidente Mattarella es el dique de contención de la marea, mientras el admirable pactismo italiano no acaba de emerger. La Liga aprovecha para crecer desde el victimismo y el rechazo a la casta bruselense. Un dato esencial para entender el cuestionamiento del euro en el Norte de Italia es que, desde su creación, el país ha perdido quince puntos de renta y quince de competitividad. La cumbre de jefes de Estado y de gobierno de junio, prevista para acelerar la puesta en pie de una triple unión bancaria, económica y fiscal, debería llegar a tiempo de atajar los primeros síntomas de una nueva crisis de la moneda.