Restauradores franceses desafían las restricciones

La cocina de Kathia es la trinchera desde la que desafía la ruina a la que le abocan las...

ATLAS ESPAÑA

La cocina de Kathia es la trinchera desde la que desafía la ruina a la que le abocan las restricciones. Y en esta contienda la acompañan sus fieles clientes a los que cada plato les sabe a libertad.  Aplauden la apertura clandestina de La Boheme, este bistró cerca de la frontera belga, cerrado desde octubre por el repunte de casos de coronavirus.  "Vendí mi casa para comprar este negocio, así que sí, lo invertí todo" dice Kathia justo antes de recibir la inevitable visita de los gendarmes. "Pueden privarme de todo, pero no de mi libertad para trabajar" explica pese a que ahora se enfrenta a una orden de cierre de un mes, a una multa de 3.500 euros y a la retirada de las ayudas del gobierno de Macron. De poco sirve que sus clientes protesten o que el gremio lleve semanas manifestándose, asfixiados por unas restricciones que solo les permiten intentar sobrevivir con los pedidos a domicilio. Pero con las tasas de contagios aumentando nuevamente, Francia aplica desde el domingo nuevas restricciones, con un cerrojazo en las fronteras y la clausura de los grandes centros comerciales para evitar un tercer confinamiento. Son días cruciales para todos. 

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