El referéndum de Renzi desata otra ola de caos político en Italia
El «premier» lo plantea como un plebiscito, y la oposición apoya el «no» solo para echarle
El Tribunal Supremo dio ayer el visto bueno a la celebración de un referéndum en Italia - seguramente en noviembre - sobre la reforma constitucional, que acapara ya la atención de toda Europa, mientras en Italia se ha desatado una enorme confusión y caos político. Tanto es así que el semanario «L’Espresso», en su número aparecido el domingo le dedica la portada con este titular: «Referéndum a la italiana».
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Explica el semanario, de centro izquierda, que la consulta debería ser la elección definitiva para cambiar al país. Un voto claro: lo nuevo contra lo viejo. Después todo se ha complicado y el referéndum se ha convertido en un teatro, un juego de la oca en nombre de la Constitución: «Sí, no, quizás». La enorme confusión creada en Italia, que conlleva incertidumbre sobre el futuro político y económico, crea gran preocupación en Europa. «The Observer» el dominical del Guardian, se preguntaba este fin de semana si Italia podría dar el próximo golpe a Europa, tras el Brexit, porque Matteo Renzi corre el riesgo de tener que dimitir si pierde el referéndum.
«Si no se aprueba la reforma, dimito y me marcho a casa», ha asegurado Renzi
La reforma, que modifica 45 artículos de los 139 de la Constitución , parecía una cosa hecha hasta hace pocas semanas, cuando Matteo Renzi explicaba en qué consistía el cambio: transformación del Senado en cámara de las Regiones, reducción de un tercio del número de parlamentarios y de los costes de la política, acabar con los contenciosos entre el Estado y a las regiones a las que se quitan competencias, logrando, en definitiva, una administración y un parlamento modernos. Reformas de sentido común. Pero ese sueño ha tenido vida breve. Matteo Renzi planteó el referéndum como un plebiscito: «Si no se aprueba la reforma, dimito y me marcho a casa». Hoy toda la oposición que quiere echar a Renzi hace una campaña feroz a favor del «no», aunque sea con argumentos falsos. Con el referéndum, Italia se juega su credibilidad y una reforma que busca desde hace décadas.