La reconciliación de Ruanda 25 años después del genocidio

Uno de cada tres ruandeses sufre secuelas por las matanzas sistemáticas que duraron 100 días y dejaron 900.000 muertos

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Hoy, 7 de abril, se cumplen 25 años del inicio de uno de los episodios más atroces de la historia post-colonial de África: el genocidio de Ruanda, que acabó con la vida de cerca de 800.000 personas, la mayoría tutsis, en tan sólo 100 días. Hoy, este pequeño país de la región africana de los Grandes Lagos presume de unidad, seguridad y prosperidad (con un crecimiento próximo al 7,2 % en 2018 y un perfil atractivo para la inversión extranjera) y está entre las tres naciones menos corruptas del continente. Sin embargo, las cicatrices del genocidio siguen abiertas: uno de cada tres ruandeses padece estrés postraumático, según la ONG Handicap International.

El Gobierno de Paul Kagame, en el poder desde 2000, ha luchado por reconstruir un país arrasado por la peor matanza étnica de la historia reciente y por hacer justicia con sus víctimas, llevando ante los tribunales a un número significativo de personas responsables del genocidio, incluidos exfuncionarios gubernamentales de alto nivel y otras figuras clave. No obstante, la reconciliación ha sido cuestionada habitualmente al haberse impuesto una «justicia de vencedores» después de que cerca de 1,8 millones de ruandeses pasaran por unos tribunales comunitarios en los que se aplicaron leyes poco precisas contra la división étnica y la ideología genocida. Los más críticos acusan a Kagame de imponer un régimen autoritario, que suma incontables denuncias por asesinatos y persecución étnica a pesar de su discurso conciliador. Sin embargo, el líder de los rebeldes tutsis ha contado históricamente con el favor de buena parte de la comunidad internacional, la misma que se mantuvo al margen durante este oscuro episodio de la historia de Ruanda.

Imagen de archivo de Paul Kagame, líder de Ruanda AFP

Campaña de exterminio

El genocidio ruandés fue un intento dirigido, premeditado y cocinado a fuego lento por la mayoría étnica hutu para eliminar a un pueblo entero, el grupo minoritario tutsi. El derribo del avión en el que viajaban su presidente, Juvénal Habyarimana, junto a su homólogo burundés, Cyprien Ntaryamira, cuando volvían de negociar la paz con la oposición del Frente Patriótico Ruandés (RPF, por sus siglas en inglés), el 6 de abril de 1994, sirvió como excusa para comenzar una campaña de exterminio sin precedentes que se empezó a gestar en la época colonial, momento en que se agudizaron las disputas étnicas entre hutus (principalmente agricultores) y tutsis (ganaderos). El día después de que comenzara el genocidio, el grupo rebelde tutsi liderado por Kagame, lanzó una ofensiva para derrocar al gobierno ruandés controlado por los hutus que, junto con las milicias aliadas, mataron a más de 800.000 personas, en su mayoría tutsis, y a otros 100.000 hutus moderados en apenas 100 días, lo que arroja un promedio de 8.000 asesinatos al día, la mayoría ejecutados a golpe de machete. La masacre terminó el 4 de julio de 1994, cuando el RPF se hizo con Kigali, lo que desencadenó el éxodo de cerca de dos millones de hutus al vecino Zaire (actual República Democrática del Congo).

Duelo nacional de 100 días

Ruanda homenajeará hoy a sus víctimas del genocidio de 1994. El presidente ruandés inaugurará un duelo nacional de 100 días, alumbrando una llama del recuerdo en el memorial de Gisozi, en la capital Kigali, y después se dirigirá a la ceremonia en el estadio Amahoro donde se espera que asistan varios líderes africanos así como el primer ministro belga, Charles Michel. Sin embargo, habrá una ausencia notable: Emmanuel Macron. El presidente francés rechazó la invitación de Kagame, decepcionando a quienes esperaban un gran gesto de reconciliación tras dos décadas enturbiadas por las acusaciones lanzadas por el gobierno ruandés sobre Francia, a la que tilda de cómplice del genocidio. En su lugar, acudirá el diputado Hervé Berville, un huérfano tutsi ruandés adoptado por una familia francesa en 1994.

A pesar de su ausencia en dichos actos, el jefe del Ejecutivo galo anunció el viernes la creación de un comité de historiadores que tendrá acceso a «todos los archivos franceses» sobre el período 1990-1994 para dilucidar el rol de Francia en el genocidio ruandés y se ha prometido reforzar los medios para llevar ante la justicia a los responsables de las matanzas.

Los actos de este 25 aniversario del genocidio buscan concienciar y reivindicar la importancia de la acción internacional para prevenir las atrocidades a gran escala y la necesidad de un compromiso político global para prevenir el genocidio, la limpieza étnica y los crímenes de guerra y contra la humanidad.

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