Recompensa de 10.000 euros por identificar a los agresores de Colonia

Setecientas treinta y nueve denuncias de mujeres agredidas , 13 sospechosos y muchas preguntas sin respuesta. Esa es la situación actual tras las agresiones colectivas en la Nochevieja de Colonia y el fiscal superior de la ciudad alemana, Ulrich Bremer, ha decidido recurrir a una recompensa para inyectar oxígeno a la investigación. Según han confirmado las fuerzas de seguridad alemanas, las agresiones respondieron al patrón del denominado «Taharrus» , que en árabe podría traducirse como «acoso colectivo» y que consiste en que una multitud de hombres rodean hasta inmovilizar una mujer indefensa en una espacio público y abierto mientras se reparten los roles: unos son los que agreden sexualmente , otros gritan alrededor desviando la atención de los viandantes y otros graban las agresiones. Múltiples testimonios de las víctimas confirman que se tomaron imágenes de vídeo , por lo que el equipo fiscal ha decidido ofrecer una recompensa de 10.000 euros a todo aquel que aporte esas imágenes, con las que esperan avanzar en la identificación de los agresores.

El aviso ya ha sido repartido en octavillas en los alrededores de la estación central de Colonia y en los barrios con mayor población musulmana de la ciudad. La policía ofrecerá este viernes información más detallada sobre las condiciones de la recompensa y sobre la agilización de las expulsiones de extranjeros sin derecho a asilo político en Alemania. La presidenta regional de Renania del Norte Westfalia, la socialdemócrata Hannelore Kraft , ha presentado un paquete de medidas para reforzar la presencia policial en la calle, que incluyen la creación de una unidad central para atender a las víctimas de la Nochevieja, una ampliación de la video-vigilancia y el impulso de los juicios rápidos. Ante la presencia de solicitantes de asilo e inmigrantes ilegales entre los sospechosos de los sucesos de Colonia, se ha comprometido a agilizar las expulsiones.

Las agresiones de Colonia han terminado con la voluntad de seguir acogiendo refugiados en muchos municipios alemanes, que temen que llegue a ocurrir algo parecido en su circunscripción. El alcalde de la localidad bávara de Landshut , Peter Dreier, ha tomado la determinación de meter en un autobús a 51 refugiados adjudicados a su Ayuntamiento (hombres sirios entre los 21 y los 45 años) y devolverlos a Berlín. El conductor de la empresa de autobuses contratado a tal efecto tenía orden de entregarlos en la sede de la Cancillería de Merkel. «Quiero enviar el mensaje de que no se puede, ni se debe, continuar con la política de refugiados de puertas abiertas», explicó Dreier, perteneciente al partido Neue Wähler , que se sitúa más a la derecha que la CDU de Merkel y su hermana bávara socialcristiana CSU.

No solamente desde dentro recibe Merkel presiones para emprender una repatriación de refugiados a gran escala. El Gobierno de Austria está en conversaciones con los de Eslovenia y Croacia para acordar los términos en que pasarían por su territorio los expulsados y para aportar dinero y personal con objeto de establecer en las fronteras sur de estos países controles fronterizos que permitan detectar y bloquear el paso in situ a refugiados que no reúnan lo requisitos que exige el derecho de asilo.

También desde el norte se está organizando la devolución de cuantos refugiados sea posible. Según ha informado la cadena de televisión noruega TV2, la policía de este país está reuniendo bicicletas para deportar a Rusia a los refugiados que entraron en el país a finales de año usando ese medio de transporte. La ministra de Inmigración, Sulvi Listhaug, prevé deportar a los 5.500 refugiados que entraron a pedales a través del Storskog para burlar la normativa que impide cruzar la frontera a pie.

En este contexto, un grupo de refugiados instalados en la ciudad alemana de Duisbur g y encabezados por el farmacéutico de Damasco de 36 años Anas Alhamsho han escrito una carta a la canciller Merkel en la que piden que no se trate a todos los solicitantes de asilo como a los delincuentes de la Nochevieja de Colonia. «Hemos huido de la guerra y estamos agradecidos por la acogida que hemos recibido en Alemania. La mayoría somos personas honradas. No nos confundan por favor con esos criminales cuya conducta deploramos», dice, «los alemanes son inteligentes, de forma que quizá algunos piensen que todos los refugiados son iguales, pero la mayoría sabe perfectamente que eso no es así».