Putin trata de detener el envío de armas de Occidente a Ucrania agitando las amenazas nuclear y alimentaria

El presidente ruso habló hoy por teléfono con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el canciller alemán, Olaf Scholz

El presidente de Rusia, Vladímir Putin AFP

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En medio de rumores sobre su salud y el supuesto debilitamiento de su autoridad por el lento avance del Ejército ruso en Donbass, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha intensificado los contactos con líderes occidentales y con sus colaboradores más estrechos por vía telemática para dar una triple imagen: de que la ofensiva va bien en el este de Ucrania, de que batallará contra el envío de armas occidentales a Ucrania y de que su país sigue abierto a negociar con Kiev, aunque hasta ahora las propuestas que han partido del Kremlin no son otra sino instar a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, a la capitulación.

Putin habló hoy por teléfono con el presidente francés, Emmanuel Macron, y con el canciller alemán, Olaf Scholz , según informó el servicio de prensa de la Presidencia rusa, en cuyo comunicado se advierte que «el presidente ruso subrayó el carácter peligroso que está adquiriendo el continuo envío de armas occidentales a Ucrania y alertó a este respecto de los riesgos de una mayor desestabilización de la situación y del agravamiento de la crisis alimentaria».

Este problema, según la nota del Kremlin, «fue examinado en detalle (...) Vladímir Putin, con argumentos y sobre la base de datos específicos , explicó las verdaderas razones de las dificultades con el suministro de alimentos: fueron el resultado de las políticas económicas y financieras erróneas de los países occidentales, así como las sanciones antirrusas».

«Rusia está dispuesta a ayudar a buscar opciones para la exportación sin trabas de grano, incluida la exportación de cereales ucraniano desde los puertos del Mar Negro», aseguró, según informa el comunicado, y se comprometió además a «un aumento del suministro de fertilizantes y productos agrícolas rusos , lo que ayudará a reducir la tensión en el mercado mundial de alimentos».

Pero para que todo eso suceda, el máximo dirigente ruso exige el levantamiento de las sanciones impuestas por Occidente contra Rusia, asunto que él ya trató esta semana con el primer ministro italiano, Mario Draghi , y también que cese el suministro de armas a Ucrania. Zelenski no hace más que incidir en que su país necesita más armamentos y, sobre todo, material pesado para poder hacer frente con éxito a la agresión rusa.

Tensión creciente

En este contexto, el embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoli Antónov, manifestó este sábado que suministrar a Ucrania los nuevos sistemas de lanzamiento de misiles múltiple (MLRS) sería percibido en Moscú como una «provocación» que conduciría a «una escalada del conflicto». «Tenemos que verificar con cuidado esta información. De momento, partimos de las declaraciones del portavoz del Pentágono, John Kirby, en las que asegura que todavía no se ha tomado una decisión al respecto», señaló Antónov. Según sus palabras, «existe el riesgo de que tales armas se desplieguen cerca de las fronteras rusas y los ucranianos tengan la oportunidad de atacar ciudades rusas. Para nosotros, sería una situación inaceptable (...) esperamos que prevalezca el sentido común».

Hoy, precisamente, el Ejército ruso anunció la realización con éxito de una nueva prueba con el misil hipersónico Tsirkón, disparado desde la fragata Admiral Gorshkov, en aguas del mar de Barents. El primer ensayo de este cohete capaz de portar ojivas atómicas tuvo lugar en octubre de 2020 y, desde entonces, se han llevado a cabo numerosos disparos, el anterior el pasado mes de diciembre. Semanas antes, Putin afirmó que, ya este año, las Fuerzas Armadas de su país estarán equipadas con misiles Tsirkón.

El opositor ruso y antiguo patrón de la petrolera Yukos, Mijaíl Jodorkovski, exiliado en Londres desde 2013 tras cumplir 10 años de condena, sostiene en una entrevista al rotativo alemán 'Bild' que «si no les entregan a Ucrania las armas que están pidiendo, pronto estaremos combatiendo otra vez cerca de Kiev ». A su juicio, «los líderes occidentales mantienen una postura estúpida» porque creen que no están en guerra con Rusia y temen a Putin, cuando éste «sí estima que está en guerra con Occidente».

Negociaciones congeladas

El Kremlin informó hoy también de que, durante la conversación telefónica con Macron y Scholz, el presidente ruso «prestó especial atención a la situación de las negociaciones , que está congeladas por culpa de Kiev, y confirmó la disposición de la parte rusa a la reanudación del diálogo» para tratar de buscar una salida pactada al actual conflicto.

Las negociaciones de paz llevan suspendidas desde el 29 de marzo, después de un nuevo intento de acuerdo fallido organizado en Estambul. Al día siguiente, el jefe de la delegación rusa, Vladímir Medinski, declaró que Moscú nunca renunciará a Crimea y Donb ass, lo que Kiev considera «inasumible». Días después, la matanza de Bucha supuso la puntilla definitiva para los intentos negociadores.

Ahora, Zelenski exige reunirse con Putin como única forma de poder avanzar hacia un cese de las hostilidades, pero en el Kremlin no cesan de repetir que las delegaciones de ambos países deben primero desbrozar el camino, aunque lo cierto es que la alternativa que se propone a Kiev no es otra que la capitulación. Scholz y Macron pidieron hoy a Putin «negociaciones directas y serias» con su homólogo ucraniano.

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