Satisfacción en Bruselas por el paso atrás de Polonia en su reforma judicial

Kaczynski afirma que en septiembre presentará un plan alternativo de cámara disciplinaria

Jaroslaw Kaczynski, líder del PiS Reuters

Enrique Serbeto

La Comisión Europea ha ganado claramente el primer asalto del pulso que sostenía el gobierno nacional populista de Polonia. La amenaza de retrasar el trámite para el desembolso de las ayudas europeas destinadas a la recuperación económica ha surtido efecto y el jefe del partido gobernante (PiS) y en los hechos el máximo dirigente del país, Jarosław Kaczynski, salió a la palestra este sábado por la noche para anunciar que finalmente acepta disolver una cámara disciplinaria destinada a controlar a los jueces que los tribunales de la UE habían declarado contrarios a los tratados.

En realidad, lo que ha prometido Kaczynski es disolver esta cámara disciplinaria para sustituirla por otra, pero asegura que lo hace en contra de su voluntad y de manera que acusa a la justicia europea de sobrepasar sus competencias. «Disolveremos la Cámara Disciplinaria como funciona actualmente y de esta manera desaparecerá el tema de la disputa», dijo Kaczynski a la agencia estatal de noticias PAP en una entrevista, pero agregó que no acepta «sentencias de este tipo porque definitivamente van más allá de los tratados europeos». El líder del PiS dijo que el primer proyecto de ley con un nuevo régimen disciplinario se redactará en septiembre y será presentado entonces por el gobierno.

Para Witold Gadomski, analista del diario ‘Gazeta Wyborcza’ el gesto de Kaczynski se debe a razones meramente pragmáticas puesto que «no quiere cruzar la delgada línea entre una democracia rota y una dictadura abierta, porque sabe que las instituciones estatales, incluidas las encargadas de hacer cumplir la ley, no son lo suficientemente eficientes y confiables para reprimir la resistencia social, que levantaría y que probablemente sería muy importante».

La Comisión Europea había dado a Polonia hasta el 16 de agosto para cumplir con un fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en el que se sentenció que la cámara disciplinaria viola la ley de la UE y debía ser suspendida. La Comisión, que debe asegurarse de que todos los países miembros respetan el estado de derecho, creía que esa cámara podría ser utilizada para ejercer control político sobre las sentencias y con una mano abrió un expediente sancionador contra Polonia, mientras que con la otra mantenía en un limbo la tramitación del plan de reuperación y por tanto no abría el grifo de las ayudas comunitarias para recuperarse de los efectos de la pandemia.

El ministro de Justicia, Zbigniew Ziobro, había dicho que el fallo del tribunal superior de la UE ordenando la suspension de la camara disciplinaria «huele a pensamiento colonial» y el Tribunal Constitucional sentenció por su parte a instancias del gobierno que las leyes polacas están por encima de las europeas. Expertos en derecho europeo han considerado a este mecanismo disciplinario como la erosión más profunda de las normas democráticas en Polonia, que bajo el Gobierno del PiS ha violando unas cuantas. Después de la sentencia del tribunal superior de la UE, el comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, le dió a Varsovia hasta el día el 16 de agosto como fecha límite para eliminarlo.

La víspera de las declaraciones de Kaczyński, el ministro Ziobro había acusado a la UE de «chantajear» a Polonia y llegó a decir que el país no debería seguir siendo parte de la UE a cualquier precio. «Soy un firme oponente de sucumbir al chantaje ilegal de la Unión Europea», dijo al diario ‘Rzeczpospolita’.

Ahora el siguiente paso será conocer la reacción más formal de la Comisión respecto al plan de recuperación que mantiene en una especie de congelador. Mientras la página web del ejecutivo comunitario está llena de referencias a los primeros desembolsos de cantidades significativas del dinero a países de todo tipo (Portugal y Bélgica son los últimos beneficiarios que se reparten tres mil millones en adelantos esta misma semana) teóricamente los servicios de la dirección general de Economía y Finanzas siguen a la espera de analizar las «clarificaciones» que han pedido al ejecutivo polaco.

El paso dado por Varsovia deja también solo al húngaro Viktor Orban, que mantiene otra batalla jurídica con la Comisión y cuyo plan de recuperación está también «congelado».

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