El primer ministro chino alerta de que las sanciones a Rusia dañarán la recuperación económica tras el coronavirus
En su comparecencia tras la reunión anual de la Asamblea Nacional Popular, Li Keqiang sigue sin condenar la guerra en Ucrania y sin aclarar la mediación con Putin que le pide Occidente
La invasión rusa de Ucrania entra en su tercera semana y China, principal apoyo de Putin, sigue sin condenarla y sin usar siquiera la palabra «guerra». Ninguno de los dos términos ha salido este viernes de los labios del primer ministro, Li Keqiang , quien ha protagonizado su habitual comparecencia ante la Prensa tras la clausura de la Asamblea Nacional Popular, la reunión anual del Parlamento orgánico del régimen.
Por videoconferencia debido al coronavirus, y con las preguntas pactadas de antemano, Li se ha referido a la «situación» en Ucrania, que a su juicio es «desconcertante» . Preguntado por la agencia Reuters si condenaba la guerra, si iba a ayudar a Rusia o si temía que la economía china se viera afectada por las sanciones, el primer ministro ha evitado dar respuestas concretas y se ha limitado a repetir el discurso oficial.
«China sigue una política independiente de paz . Sobre la situación en Ucrania, China mantiene que se debe respetar la soberanía e integridad territorial de todos los países y se han de cumplir los propósitos y objetivos de la Carta de Naciones Unidas. También se deben tomar en serio las legítimas preocupaciones de seguridad de todos los países», dijo en clara alusión a Rusia, que justifica la invasión en base a la supuesta amenaza de la OTAN si se expande hacia el Este de Europa.
«La tarea actual es impedir una escalada mayor de la tensión»
Contestando tangencialmente la cuestión sobre las sanciones, Li Keqiang alertó de que « las sanciones dañarán la recuperación económica y no interesan a nadie» porque «el mundo está todavía luchando contra el impacto de la pandemia». Desde el estallido de la guerra y la imposición de sanciones contra Moscú, China las ha criticado y ya ha anunciado que seguirá adelante con su comercio bilateral porque Rusia es un «socio estratégico integral».
En medio de las crecientes llamadas de la comunidad internacional a que medie con Putin, uno de los «mejores amigos» del presidente Xi Jinping, el primer ministro abogó por el diálogo y la paz , pero de nuevo sin ofrecer acciones concretas. «Creemos que se deben hacer todos los esfuerzos y es importante apoyar a Rusia y Ucrania para que sigan con sus negociaciones sobre el alto el fuego superando sus dificultades para alcanzar la paz. Apoyamos todos los esfuerzos que conduzcan a una resolución pacífica de la crisis. La tarea actual es impedir una escalada mayor de la tensión o incluso que se pierda el control. Hay un consenso sobre esto entre las partes implicadas y la comunidad internacional», repitió palabra por palabra la postura mantenida por Pekín desde el principio. Con el fin de impedir «una crisis humanitaria», apeló a la «contención» y volvió a insistir en la necesidad de corredores para evacuar a los refugiados atrapados bajo las bombas. «China ha puesto sobre la mesa una iniciativa sobre la situación humanitaria para proporcionar asistencia a Ucrania y seguirá haciéndolo», prometió, pero, una vez más, sin concretar.
El empleo, cuestión prioritaria
Li Keqiang también ha aprovechado la ocasión para incidir en algunas de las cuestiones clave adelantadas a lo largo de esta semana en la Asamblea Nacional Popular, la cita política anual más importante en China, en la que el parlamento orgánico evalúa la actuación del Gobierno durante el curso precedente y fija las prioridades para el entrante . Ante los medios de comunicación, el mandatario ha hablado largo y tendido sobre la economía del gigante asiático, haciendo énfasis en la importancia del desempleo.
«Tenemos que generar 11 millones de nuevos puestos de empleo o, todavía mejor, 13 millones; lo que nos permitiría desbloquear el potencial del país. (...) Tenemos que mejorar la política monetaria para alcanzar esta meta, este es el motivo por el que planteamos el empleo como una cuestión macroeconómica». Para ilustrar la centralidad de este propósito, ha echado la vista atrás. «En 2020 no fijamos un objetivo de crecimiento de PIB sino la creación de 9 millones de puestos de trabajo en núcleos urbanos. Al final fueron 11 millones y el crecimiento de China acabó el año en territorio positivo con un repunte del 2,3 por ciento, la única gran economía del mundo en lograrlo».
Como el propio Li ha reconocido, esta será su última Asamblea como primer ministro, dado que el Partido Comunista celebrará en octubre de este año su vigésimo Congreso, organizado cada cinco años, en el que Xi Jinping comenzará un histórico tercer mandato que le convertirá en el líder chino más poderoso desde Mao. Ante de cerrar la comparecencia, Li ha comentado los logros alcanzados por la Administración tras una década al frente del país. «En mi primera rueda de prensa establecí las tareas principales: mantener la prosperidad económica, mejorar la vida de la gente y fortalecer la justicia social», ha señalado, algo que ha considerado una misión cumplida.
«La pandemia de covid ha sido nuestro mayor reto durante este tiempo, y en nuestra respuesta no nos hemos conformado con la solución fácil, sino que hemos dedicado nuestros mayores esfuerzos», ha añadido, aunque no ha ofrecido detalle alguno sobre cuándo relajará China las restricciones que mantienen al país aislado del resto del mundo.
«China todavía es un país en desarrollo», ha sentenciado. «La reforma y apertura comenzó hace cuarenta años, y esa puerta no se cerrará (...), del mismo modo que el curso de los ríos Yangtsé y Amarillo no se invertirá», ha asegurado la seguridad autoridad del Estado, antes de ponerse en pie para despedirse dando las gracias a los asistentes en mandarín y, en un gesto muy poco habitual para un mandatario chino, también en inglés. «Xiexie dajia, thank you everybody».
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