El presidente de Afganistán acepta que continúen en Doha las negociaciones de paz
Kabul no oculta su debilidad, mientras los talibanes no renuncian a los ataques selectivos
El presidente afgano, Ashraf Ghani , aceptó ayer que continúe en Doha la segunda ronda de las negociaciones de paz con los rebeldes talibanes, después de que presionara para reanudar las conversaciones en territorio afgano.
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«Sobre la base de la solicitud de los líderes del equipo de negociación y del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, (...) y con el fin de evitar retrasos en la segunda ronda de conversaciones, el presidente de Afganistán acordó que la próxima ronda de negociaciones se celebrará en Qatar», anunció en Twitter el portavoz del presidente, Sediq Sediqqi .
Primera ronda
La primera ronda de las negociaciones de paz entre afganos comenzó en Doha el pasado septiembre y se prolongó hasta el 12 de diciembre, un tiempo durante el cual las dos partes solo lograron acordar las reglas y los procedimientos de las negociaciones.
La segunda ronda, en la que se deberán empezar a tratar temas fundamentales como la instauración de un alto el fuego permanente, tiene previsto comenzar el próximo 5 de enero y, como se confirmó ayer, continuará en Doha, recoge la agencia Efe.
Hasta ahora, el Gobierno afgano había insistido en la necesidad de que la segunda ronda de negociaciones se celebrase en Afganistán , mientras que los talibanes se decantaban por Qatar, donde tienen desde hace años su oficina política. Pero el Gobierno afgano no desiste, y «seguimos haciendo hincapié en que las próximas rondas de conversaciones tengan lugardentro de Afganistán », remarcó Sediqqi.
Ghani tomó la decisión ayer después de reunirse por la mañana en el Palacio Presidencial con el presidente del Consejo Superior para la Reconciliación Nacional, Abdullah Abdullah , con quien discutió cuándo y dónde se celebrará la próxima ronda de negociaciones.
La reanudación de las conversaciones de paz, que buscan poner fin de manera dialogada a casi veinte años de guerra en Afganistán, se celebran en medio de una espiral de ataques selectivos de los talibanes en todo el país contra políticos, activistas, intelectuales y periodistas, lo que ha provocado la condena general y la necesidad de un alto el fuego.