Portugal revive la leyenda de Sá Carneiro 40 años después
El avión en el que viajaba el entonces primer ministro conservador se despeñó aquel 4 de diciembre de 1980, un suceso que cambió la historia del país vecino
Hace 40 años, un 4 de diciembre en el que Oporto iba a celebrar una cita crucial junto al Coliseo, la historia de Portugal dio giro en un instante negro. Francisco Sá Carneiro , fundador de los conservadores del PSD, ocupaba la cartera de primer ministro desde enero de aquel 1980, al que le faltaban apenas cuatro días para sobresaltarse con los cinco disparos que acribillaron a John Lennon… y esa noche nunca llegó a su destino porque su vuelo desde Lisboa se precipitó menos de un minuto después de despegar.
Habían transcurrido solo dos años del asesinato de Aldo Moro, el hombre que pudo salvar Italia desde la cúpula de la Democracia Cristiana, y Europa se agitaba al son del punk y de las convulsiones sociales.
¿Homicidio? ¿Accidente? ¿Atentado? La verdad nunca salió a la luz y el trauma colectivo anidó en tierras lusitanas como un triste fado político. Ahí nació la leyenda de Sá Carneiro , hoy reivindicada con todos los honores en medio de estos tiempos difíciles de pandemia.
El PSD actual, tal vez una sombra del que fue bajo el mandato errático del controvertido Rui Rio y nostálgico de la coherencia de Passos Coelho, se une al minoritario CDS para organizar una misa-tributo a su inconmensurable figura en la Basílica de Estrela, en Lisboa, y los homenajes se extienden a lo largo de Portugal de norte a sur.
Es el alargado perfil de un político visionario, contemporáneo hasta la médula y que veía espinas donde otros apostaban por rosas. «Vivimos todavía en una semidemocracia o en una democracia vigilada», decía para escarnio de quienes pretendían sacar adelante su realidad paralela. Y no era para menos en aquella Lusitania posterior a la Revolución de los Claveles, que agitó la esencia portuguesa el 25 de abril de 1974 y, por aquel entonces, no se había traducido en una estabilidad total.
Francisco Sá Carneiro, de madre española, tuvo cinco hijos con Isabel Ferreira, pero pereció en el fatídico vuelo acompañado por su entonces pareja, la danesa Snu Abecassis, fundadora de la principal editorial al otro lado de la frontera, Don Quixote, donde hoy publica sus libros la mayor gloria viva de las letras lusas, Antonio Lobo Antunes.
Cuatro décadas después, las incógnitas continúan en el aire , sobre todo en Oporto, una ciudad donde sus huellas se palpan en cuanto cualquier pone un pie en el Aeropuerto Sá Carneiro. Tampoco puede olvidarse que una estatua le rinde culto en la plaza que lleva su nombre, en el céntrico distrito de Bonfim. Y ahora que ha cerrado (debido a la crisis desatada por la pandemia del coronavirus) el histórico Café Majestic en la Rua Santa Catarina las tardes serán un poco más melancólicas en esta ciudad que mira con orgullo al Puente D. Luis I para buscar respuestas a un enigma sin fin: el que se esconde tras las preguntas que se han hecho los portugueses durante todos estos años: ¿por qué? ¿quién decidió que Sá Carneiro debía abandonar este mundo? ¿o tal vez no fue nadie y todo se despeñó sin posibilidad de marcha atrás? ¿qué tiene que ocurrir para que la verdad emerja de una vez? ¿es que nadie ha heredado la clarividencia de sus postulados políticos?
Marcó una generación
La Justicia apunta en un sentido, las investigaciones parlamentarias en otro. Y aquel restaurante denominado Escondidinho en la Rua Passos Manuel se quedó sin recibir a Sá Carneiro y Abecassis para presidir una mesa de cinco personas que no pudo ser testigo de una cita privada con tintes decisivos hacia la proyección pública.
El exsecretario de Estado de Asuntos Exteriores y de Cooperación en el Gobierno de Passos Coelho, Francisco Almeida Leite, rememora emocionado para ABC el significado histórico de Sá Carneiro: «Marcó a toda una generación, como la mía de los 70 , pero sigue marcando a las generaciones más jóvenes».
«Era un espíritu libre en la llamada Ala Liberal, antes de 1974, y después del 25 de abril fue esencial para evitar que el nuevo régimen democrático se perdiera ante la extrema izquierda y los comunistas», reconoce Almeida Leite antes de explicar: «Fue fundamental en la nueva constitución de 1976 y luego en las elecciones de 1979. Murió demasiado pronto y en circunstancias aún por explicar, en un momento en el que aún tenía mucho que dar al país. Hubo muy poca investigación y comisiones en el Parlamento que quedaron en nada».
«Su idea sobre Portugal constituía una alternativa a los socialistas y comunistas. Llevó al poder al centro derecha, sin complejos. Junto a Cavaco Silva y Passos Coelho representa el gran referente del centro derecha en Portugal… incluso después de estar muerto. Pero era, y es, único».