Portugal prolonga su idilio con el socialismo pese a los escándalos
António Costa puede permitirse no reeditar la «geringonça» con los comunistas y el Bloco
Portugal ha optado claramente por prolongar cuatro años más su idilio con el socialismo de corte «light» que encabeza António Costa . Ya están adjudicados 226 de los 230 diputados de la Asamblea de la República y 106 de ellos corresponden a este PS que se ha beneficiado de la fragmentación de la derecha.
Quedan, sin embargo, cuatro escaños por asignar, procedentes de los 32 consulados en el extranjero cuyo resultado todavía no se sabe. Pero está claro que a los socialistas no les ha faltado mucho para lograr la mayoría absoluta: de momento, a solo 10 del umbral exigido para no depender absolutamente de nadie.
De manera que, como mínimo, son 20 más de los que alcanzó cuatro años atrás. No hay duda: si han podido gobernar desde diciembre de 2015, cuando desalojaron del poder al conservador Passos Coelho a través de una moción de censura secundada por los comunistas y por el Bloco de Esquerda , mucho más fácil lo tienen en la actualidad.
¿Se repetirá la « geringonça » junto a los dos citados representantes de la izquierda radical? Matemáticamente, les basta y les sobra solo con uno de los dos, en vista de que el Bloco ha obtenido 19 diputados, por 12 de la coalición entre los comunistas y los Verdes.
No se trata de una cuestión superflua porque las dos formaciones mantienen un diálogo de sordos entre ellas, en pugna por el liderazgo en el ala más izquierdista del espectro político.
Más diputadas
El partido más votado baraja incluso la posibilidad de aproximarse únicamente al Partido Animalista , con sus cuatro escaños (que ha cuatriplicado su anterior registro), y al recién estrenado (en el arco parlamentario) Livre, cuya cabeza visible, Joacine Katar Moreira, puede presumir de ser la primera diputada negra en la historia de Portugal.
Lo que parece fuera de toda duda es que en absoluto se producirá un acercamiento entre el Partido Socialista y los conservadores del PSD, que han fracasado estrepitosamente al quedar relegados en la franja de los 77 escaños. No habrá, por tanto, opción a un «bloque central» a la alemana.
En este Parlamento con más voces de mujer que nunca (hasta 14 más que en la legislatura anterior), la derecha ha perdido peso de forma evidente. Hasta el punto de que lo más destacado en este flanco es la irrupción de dos nuevas siglas en la bancada. Eso sí, solo con un portavoz cada una.
Hablamos de Iniciativa Liberal, definida perfectamente a través de su denominación bajo el paraguas de Carlos Guimaraes Pinto, y de Chega, versión lusa de Vox y cuyo jefe de filas ha viajado varias veces a Madrid para sintonizar con Santiago Abascal.
Aún había más división por el lado derecho de la política, pero ni Aliança ni Nós Cidadaos han conseguido atraer la atención del electorado. Los primeros responden a la pataleta política del exprimer ministro Pedro Santana Lopes, rebotado tras su fallido abordaje a la cumbre del PSD posterior a Passos Coelho , y los segundos quisieron chupar rueda de Albert Rivera o Inés Arrimadas, pero ni ellos mismos parecían creerse la tímida extrapolación.
De modo que, cuando este martes 8 de octubre se celebre la ronda de los distintos líderes en la sede de la presidencia de la República, el viento soplará de cara para los socialistas, que parecen inmunes ante el juicio de la ciudadanía incluso aunque hayan protagonizado escándalos como el conocido como «familygate».
Nada menos que 43 de sus cargos nacionales o regionales (en Azores y Madeira, las dos únicas autonomías existentes en Portugal) han sido pillados en una red de nepotismo más que descarada… pero esta circunstancia no ha traído ninguna consecuencia.
Con la sinergia socialista, la alta abstención (45,5%) ya ha dejado de estar en la primera línea del debate político.