La UE pone el 31 de diciembre de 2020 como fecha tope para terminar la transición del Brexit
La primera ministra británica, Theresa May, había pedido formalmente que la transición durara alrededor de dos años
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El camino del Brexit sigue definiéndose con la característica de poner en evidencia cada vez con más claridad la incomodidad que supone cada paso para Gran Bretaña. El último anuncio del negociador europeo, Michel Barnier, ha sido que en el mejor de los casos, el periodo transitorio posterior a la salida efectiva de la UE no será de dos años como había pedido la primera ministra Theresa May, sino que solo puede prolongarse hasta el 31 de diciembre de 2020 . Si se cumple el calendario con el que trabaja Barnier, el Reino Unido dejará de ser un país miembro el 29 de marzo de 2019, y el 1 de enero de 2021 entraría en vigor el tratado en el que se basará la nueva relación, en caso de que se haya llegado a un acuerdo. También cabe la posibilidad de un Brexit sin acuerdo.
Barnier justificó esta fecha «desde el punto de vista de la Comisión y desde la lógica», ya que el 31 de diciembre de 2020 es cuando termina el actual marco financiero plurianual , es decir el periodo presupuestario en el que nos encontramos y que es el que pretende saldarse en las negociaciones sobre el coste del finiquito que Londres deberá abonar para hacer frente a sus compromisos. Se supone que ese es el momento óptimo para hacer los cálculos, puesto que los periodos presupuestarios en la UE son de siete años y sería complicado calcular la participación británica en los ingresos y los beneficios para un tiempo inferior. En un discurso en Florencia, en el que también dijo que pagaría «todos sus compromisos», Theresa May había pedido un periodo transitorio de al menos dos años . Los dirigentes europeos en su última reunión abrieron la puerta a este principio, pero también pusieron la condición de que durante ese periodo el Reino Unido deberá seguir cumpliendo la legislación europea, respetar la integridad del mercado interior y las sentencias del Tribunal de Luxemburgo, aunque ya no participe en las decisiones. Las elecciones al Parlamento Europeo de la primavera de 2019 marcarán el punto de no retorno en el proceso del Brexit, ya que si el Reino Unido no participa en los comicios ni tiene un comisario en la próxima Comisión, habrá perdido toda la presencia en las instituciones.
Obligaciones
Según Barnier no habrá transición «a la carta», pues todas las políticas de la Unión seguirán en vigor en el territorio británico. «El Reino Unido mantendrá durante este periodo todas las ventajas, todos los beneficios, pero también todas las obligaciones del Mercado Único, de la Unión Aduanera y de las políticas comunes», en este periodo en el que tanto la administración como las empresas británicas podrán adaptarse al futuro marco de relaciones.
La cuestión más delicada es el futuro de los negocios financieros, que representa una décima parte de los ingresos fiscales del Reino Unido, pero que pueden correr grave peligro si los bancos y entidades financieras pierden su acceso al mercado único. Si Londres sigue empeñado en abandonar también el mercado único y la unión aduanera y se mantiene dentro de un modelo parecido al de Canadá, los operadores de la City perderían su pasaporte financiero y para recobrarlo deberán domiciliarse en territorio europeo.