La Policía localizó a Abaaoud gracias a su prima terrorista

Hasna Aitboulahcen bebía alcohol, fumaba y frecuentaba bares con sus amigas

Hasna Aitboulahcen en una imagen de las redes sociales ABC

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Los investigadores galos pudieron localizar al cerebro de los atentados de París, Abdelhamid Abaaoud , siguiendo el rastro de su prima, la también terrorista Hasna Aitboulahcen, que les condujo hasta la vivienda de Saint-Denis tomada al asalto el miércoles. La Policía interceptó el teléfono de Aitboulahcen durante una investigación sobre drogas y le puso «vigilancia física» después de enterarse de que su primo Abaaoud estaba en Francia y no en Siria, como se pensó inicialmente, informa Reuters.

Aitboulacen (Clichy-la-Garenne, oeste de París, 1989) es una asesina fanática, pero de hábitos singulares en su entorno. Abandonó el domicilio familiar para trasladarse al piso de su novia; y cambió el sombrero, las botas y los vaqueros de su adolescencia por el velo y el kalashnikov. Aunque los investigadores aseguran ahora que Hasna no fue una kamikaze que se hiciera estallar, sino que murió durante el asalto.

Tengo el corazón roto. Hasna era una fácil víctima para los yihadistas

Jemissa

amiga de Hasna

Hasna utilizaba desde hace años varios domicilios. Compaginaba su piso de soltera con las temporadas que pasaba con su padre, de 75 años, que vivía separado de su mujer en Creutzwald (Mosela, en la frontera francoalemana). Hasta hace seis meses, cuando viajó a su Marruecos natal . Ejerció de administrativa en una empresa de construcción. Al emanciparse se instaló en Epinay-sur-Seine. Pero desde hace ya varios meses vivía con su novia en Drancy.

Esa vida errante de suburbio en suburbio coincide con una peripecia relativamente clásica entre los jóvenes franceses hijos de inmigrantes magrebíes. Familia descompuesta muy pronto. Violencias familiares. Abandono paterno del hogar. Madre oscilando entre varios subempleos, vida amorosa «compleja» y un alto número de hermanos, algunos con vida más bien precaria. «Muy viva» y «dinámica» , desde niña, su madre decidió abandonarla a una familia de adopción, en la que Hasna no llegó a integrarse. Quienes la conocieron durante la adolescencia la recuerdan gritando de alegría cuando la televisión pasaba imágenes del 11-S. Pese a su militancia yihadista, sin embargo, Aitboulahcen no se privaba de beber alcohol, de fumar y de frecuentar bares con sus amigas.

Una de sus amigas, Jemissa (26 años) ha declarado a la emisora RTL: «No puedo creer que Hasna fuese una kamikaze. Tengo roto el corazón. Es cierto que, últimamente, estaba muy influenciada y parecía una víctima muy fácil para los yihadistas».

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