Al menos 70 heridos en las protestas de Hong Kong contra la ley de extradición a China
La tensa jornada de manifestaciones masivas y cargas policiales ha sumido en el caos a esta desarrollada y pacífica ciudad
Tras un día de protestas multitudinarias y cargas de la Policía con gases lacrimógenos, pelotas de goma y espray de pimienta, al menos 70 personas han resultado heridas este miércoles en Hong Kong, según informa el periódico «South China Morning Post». A tenor de lo visto, es un milagro que la cifra no sea mayor. Pero más por el riesgo de la masa que por la violencia en sí de las protestas o la represión policial. Aunque ambas ha sido elevadas para una ciudad tan pacífica como Hong Kong, han resultado mucho menos destructivas que los disturbios que suelen sacudir a Europa o Estados Unidos.
Con decenas de miles de personas, la mayoría jóvenes , cercando el Parlamento local para impedir la tramitación de la ley de extradición a China, los gases disparados por los agentes antidisturbios provocaban carreras en la avenida tomada, de cinco carriles en cada sentido más una calle adyacente. Entre toses y lágrimas, los manifestantes también huían de las nubes de gases a través de los pasos elevados que cruzan la avenida, a los que se accede por estrechas escaleras mecánicas sumamente peligrosas por el riesgo de una avalancha humana.
Martilleando sus cascos con las porras para asustar a la multitud, los antidisturbios se abrían camino lanzando botes de gas que, en ocasiones, los jóvenes acertaban a devolverles, dibujando estelas humeantes que sobrevolaban la batalla campal. A pesar de algunos choques violentos entre los manifestantes y la Policía, hay que resaltar que los jóvenes apenas han roto ni quemado nada , limitándose a intentar recuperar sus posiciones con paraguas cuando eran forzados a retirarse. De igual modo, los antidisturbios no han tenido que entregarse tan a fondo como sus colegas occidentales cuando tratan de controlar, por ejemplo, las manifestaciones antiglobalización del G20 o, en el caso de España, el acoso al Congreso o las protestas independentistas en Cataluña.
A pesar de todo ello, disturbios de esta magnitud son tan poco habituales en Hong Kong que no se veían desde la fallida «Revuelta de los Paraguas» en el otoño de 2014 , que reclamó pleno sufragio universal ocupando casi tres meses la avenida ante el Consejo Legislativo (Legco) y las sedes del Gobierno local. Por ese motivo, Amnistía Internacional (AI) se apresuró a criticar la actuación de los antidisturbios . «Las feas escenas de la Policía usando gases lacrimógenos y espray de pimienta contra los manifestantes pacíficos es una violación de la ley internacional», denunció su director, Tam Man-kei, según informa el periódico «South China Morning Post».
Acusaciones de Lam
Por su parte, la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, difundió un vídeo de tres minutos acusando a los manifestantes de organizar «disturbios» por el caos desatado en la ciudad. «Algunas personas ha recurrido a actos peligrosos, o incluso potencialmente fatales. Estos incluyen incendios, usar barras de hierro afiladas y tirar ladrillos a los agentes de Policía, así como destruir instalaciones públicas», censuró Lam.
Acusando la inestabilidad, la Bolsa de Hong Kong perdió un 1,8 por ciento y espera con preocupación para ver cómo se desarrolla la jornada de mañana.
Una vez desalojados la mayoría de los manifestantes de los alrededores del Parlamento, sus últimos reductos fueron arrinconados en otra avenida contigua, Queensway, donde los agentes los vigilaban mientras esperaban a que les venciera el cansancio. Sin un líder visible que los dirigiera, los manifestantes se limitaban a insultar a los policías, pero cualquier movimiento de estos los asustaba y provocaba una desbandada.
Así ocurrió cuando, en la barricada montada a la entrada del «barrio rojo» de Wan Chai, alguien dijo que las furgonetas de la Policía los estaban rodeando para detenerlos. Asustados, muchos manifestantes echaron a correr hasta que otro, a voces desde un paso elevado, les conminó a seguir resistiendo durante toda la noche manteniendo la calle cortada. Ahora está por ver cómo reaccionará mañana la sociedad hongkonesa ante este brote de violencia. En 2014, y tras una represión similar, cientos de miles de personas se echaron a la calle y provocaron la «Revuelta de los Paraguas», la crisis política más grave que ha vivido Hong Kong desde su devolución a China en 1997. Mañana se verá si la segunda «Revuelta de los Paraguas» continúa o ha sido sofocada por la Policía.
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