Las peores crisis de la presidencia de Hollande

La última moción de censura es uno más de los momentos críticos que ha atravesado el mandatario galo. Aquí hacemos un repaso de algunos de los anteriores

FRANÇOIS HOLLANDE AFP

JUAN PEDRO QUIÑONERO

Sin mayoría parlamentaria para aprobar una reforma laboral descafeinada, François Hollande se ha refugiando en su búnker personal del Elíseo para afrontar otros problemas de amenazante calado, dentro y fuera de su gobierno, en la calle.

La crisis abierta con el decretazo que terminará imponiendo sin debate parlamentario una reforma laboral desguazada es la penúltima guinda de un rosario de crisis a repetición.

Tras el choque fiscal de sus dos primeros años de mandato presidencial, con 65.000/70.000 millones de euros de nuevos impuestos, Hollande precipitó una crisis de gobierno: forzó la dimisión de su primer jefe de Gobierno, Jean-Marc Ayrault, sustituido a paso de carga por Manuel Valls, el 31 de marzo de 2014. El «socialismo tradicional» fue sustituido por un «social liberalismo» nunca asumido, muy criticado por las izquierdas.

Ese «giro» político se confirmó con el nombramiento de Emmanuel Macron ministro de Finanzas : un exbanquero de negocios al frente de una economía «socialista»… Año y medio más tarde, Macron se ha convertido en un rival de Hollande , cuando los estallidos de crisis sociales (agricultura, camioneros, policías, nacimiento de un movimiento anti sistema) coincidieron el año pasado con dos crisis de gran calado.

Las matanzas terroristas de enero y noviembre , cobrándose varios centenares de víctimas, también pusieron de manifiesto que los suburbios franceses se han convertido en el primer «vivero» de yihadistas de Europa.

Convertidos en pudridero social y multicultural muchos suburbios franceses, la ausencia de crecimiento económico y el incremento del paro agravaron la crisis social.

Reforma laboral

En la calle, los sindicatos siguen en pie de guerra, exigiendo siempre la «retirada» de una reforma laboral que será aprobada sin debate parlamentario, recurriendo a un decretazo tan legal como escasamente democrático.

Quizá los sindicatos no consigan su objetivo. Pero las movilizaciones de hoy y la semana que viene seguirán recordando la evidencia: una parte significativa de la opinión pública está irritada y amargada con los proyectos del Gobierno socialista y con la forma misma de imponerlos, sin mayoría parlamentaria.

En la parisina plaza de la República, el movimiento anti sistema «Nuit Debout» (Noche en pie) ha convocado una jornada internacional para este fin de semana. El ministerio del Interior creía «enterrar» el movimiento desplegando a los anti disturbios con cualquier pretexto. A pesar de las prohibiciones, los anti sistema siguen dando «guerra» y son el reflejo de una angustia social profunda.

En el seno de su propio partido y Gobierno , la situación es igualmente crítica para Hollande.

Su ministro de Economía, Emmanuel Macron, ha creado su propio micro partido y no oculta sus aspiraciones presidenciales , para irritación del presidente y su primer ministro, Manuel Valls.

«BragasGate»

Los 40 diputados socialistas disidentes , hostiles a la reforma laboral, han sido «acallados», amenazados de expulsión. Pero siguen siendo hostiles a la política «social liberal» de la pareja Hollande - Valls, cuando el «bragasGate» del ministro de Finanzas, Michel Sapin, aporta su nota «porno soft» a la crisis.

Días pasados, Denis Baupin , ecologista, vice presidente de la Asamblea Nacional (AN), se vio obligado a dimitir, acusado de acoso sexual por varias militantes ecologistas . En la estela de tan poco glorioso escándalo, Michel Sapin ha terminado reconociendo «gestos y palabras inoportunas» sobre las braguitas de una joven periodista. El semanario «Le Point» y las redes sociales hablan de #CulotteGate (BragasGate), para salir al paso de los «gustos» y «libertades personales» del influyente ministro de finanzas, amigo íntimo del jefe del Estado.

En otro contexto, el «BragasGate» solo sería un episodio «chusco» sobre los comportamientos «personales» de los más influyentes ministros de Hollande. En el contexto actual, a nadie se le oculta que Sapin es un amigo íntimo de un presidente caído en el pozo negro de un 80 % de opiniones negativas en los sondeos, con el paro creciendo y el «BragasGate» del ministro de finanzas «distrayendo» a una opinión pública amargada e inquieta.

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