Pedro Rodríguez

Verde que te quiero verde

El «Green Deal» medioambiental contrasta con que en Bruselas ya no quedan cheques en blanco

Pedro Rodríguez

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Aunque la estructura institucional de la UE sea un invento peculiar, que cuesta bastante reconciliar con la clásica división de poderes de Montesquieu, ya empieza a tomar forma el renovado liderazgo y organización de su brazo ejecutivo para los próximos cinco años. Un cambio de guardia en Bruselas que también viene acompañado de nuevas prioridades: desde la defensa a la política digital, pasando por un compromiso de transformación hacia la economía verde.

Con un margen mayor al anticipado, el Parlamento Europeo ha ratificado el nombramiento de la nueva Comisión presidida por la alemana Ursula von der Leyen. El nuevo ejecutivo europeo está compuesto por un total de 26 comisarios. Con una plusmarca de 12 mujeres, el número final refleja la simbólica ausencia del Reino Unido en lo que se considera como la primera materialización del Brexit.

El nuevo equipo liderado por Von der Leyen tomará posesión el próximo lunes, un mes más tarde de lo previsto. Este retraso está vinculado a la asertividad ejercida por el Parlamento Europeo que por primera vez ha rechazado a los tres candidatos para la Comisión de Francia, Rumania y Hungría. Un indicio de dos realidades políticas coexistentes en la Unión: profundas divisiones sobre el proyecto europeo y el casposo clientelismo que no siempre elige a «los mejores y más brillantes» para los decisivos puestos de Bruselas.

De todas maneras, la tardía luna de miel de la nueva Comisión va a durar muy poco. El 11 de diciembre se espera la presentación del «Green Deal» medioambiental que elevará los objetivos de reducción de emisiones contaminantes para el 2030 y ofrecerá un fondo de transición para que estados miembros con menos recursos puedan también enfrentar el cambio climático.

Con todas las mejores intenciones para lograr el primer continente con neutralidad climática, Ursula von der Leyen ha insistido en que «el Acuerdo Verde Europeo es imprescindible para la salud de nuestro planeta y de nuestros pueblos, así como para nuestra economía». Un entusiasmo recibido con la advertencia de que en Bruselas ya no quedan cheques en blanco.

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