Pedro Rodríguez - DE LEJOS

La pulga en la cama del Brexit

La Gran Bretaña que se marcha de la Unión Europeo es una nación que siente lástima de sí misma

El Parlamento Europeo, este miércoles durante su sesión plenaria en la que se votó el Brexit EFE

Pedro Rodríguez

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las lecturas para intentar digerir la miope arrogancia del Brexit se amontonan en formato analógico y digital. Y entre la colosal cantidad de reflexiones suscitadas por la inminente marcha de Gran Bretaña de la Unión Europea, llama la atención el recién traducido libro «Un fracaso heroico» del intelectual irlandés Fintan O’Toole. Resulta bastante difícil resistirse a un primer capítulo encabezado con un demoledor proverbio turco: «Un inglés quemará su cama para cazar una pulga». Hasta en el Gran Bazar de Estambul es sabido que el nacional-populismo nunca repara en gastos.

Del libro de O’Toole destaca su análisis sobre la autocompasión como una especie de retorcido placer que lleva a querer estar solos. En el caso del Reino Unido, esa querencia a la soledad habría estado impulsada por una mezcla de dolor muy real, indignación instrumentalizada y pena-penita-pena por una identidad nacional terriblemente agraviada. De hecho, el Brexit solamente tiene sentido en una nación que siente bastante lástima de sí misma.

Este postureo tan egocéntrico, que podría compararse al supuesto placer de sufrir un poco de fiebre, habría terminado por definir sobre todo a Inglaterra. «Cuanto mejor pensamos de nosotros mismos, más pena sentimos por nosotros cuando no conseguimos lo que sabemos que merecemos», razona O’Toole para explicar esa supremacía identitaria que siempre busca la excepcionalidad frente a reglas del juego que obligan a todos.

La clave del ejercicio de autocompasión que representa el Brexit habría de buscarse también en la intersección de dos cuestiones aparentemente incompatibles: un profundo sentido de agravio y un profundo sentido de superioridad. Por un lado, rebeldía contra una opresión intolerable. Por otro, fantasías de un «Imperio 2.0». Tal y como anticipó en 1962 el historiado inglés Arnold Toynbee, «la conciencia de haber sido héroes una vez puede ser una desventaja tan grande como la conciencia de no haber estado a la altura de las circunstancias». Por no hablar de la irresponsabilidad de la indiferencia y la pose de estar cansado de todo y de todos.

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