Pedro Rodríguez - DE LEJOS
Políticas del Covid-19
La pandemia debería lograr que finalmente la política se centre en lo que importa de verdad
Es difícil imaginar una democracia más fracturada políticamente que Israel y, sin embargo, Benjamin Netanyahu y su rival Benny Gantz acordaron la semana pasada formar un gobierno de emergencia nacional. Por supuesto, han sido necesarias tres elecciones tan consecutivas como no concluyentes, más de un año de parálisis y una pandemia de coronavirus pero al final los dos políticos compartirán de forma rotatoria el puesto de primer ministro, empezando con Netanyahu durante los próximos 18 meses.
Resulta desgraciadamente evidente que los retos planteados por el Covid-19 no son pocos ni pequeños. Hay que salvar vidas, modos de vida y hasta la misma esencia de sistemas democráticos representativos. Es decir, primero enfrentar una crisis sanitaria como no se ha registrado en un siglo, desde la mal llamada gripe española de 1918. Y después, una crisis económica que amenaza con superar la catástrofe de la Gran Depresión en los años treinta.
Y eso no es todo. La amenaza del coronavirus también llega a la política. Por eso, en estos momentos de zozobra no hay que olvidarse de valores, libertades, cuestiones éticas, legalidad y, sobre todo, de la dignidad fundamental del ser humano. Elementos vitales para la democracia que ahora aparecen más cuestionados que nunca, empezando por el nacional-populismo pero sin perder de vista al autoritarismo mercantilista de China que intenta presentarse como el mejor remedio contra la pandemia.
The Economist ha planteado que el éxito de nuestros líderes políticos ante el virus depende de tres factores: su actitud ante la sobredosis de incertidumbre que nos rodea; la estructura y competencia de cada sistema de salud; y, sobre todo, si son de fiar. Con más de 200.000 víctimas mortales por todo el mundo, la pandemia es un asunto global por mucho que les pese a nacionalistas y enemigos declarados del multilateralismo. Frente a los profesionales de la división y conflicto, el coronavirus está colocando en el corazón de las decisiones políticas a científicos y expertos. Ahora solo hace falta que finalmente la política se centre en lo que importa de verdad.