Pedro Rodríguez - DE LEJOS
Make America great again, again
La pandemia transforma la política de Estados Unidos en algo irreconocible
El coronavirus ha conseguido que la política de Estados Unidos empiece a resultar irreconocible. Con más de 70.500 víctimas mortales y una gestión demencial durante los últimos tres meses, el sistema electoral americano sometido a unas circunstancias catastróficas se encuentra en cuidados intensivos.
Ante la imposibilidad de continuar con el gradual y reñido proceso de primarias, los demócratas han terminado por aceptar una especie de «muerte súbita» a favor del ex vicepresidente Joe Biden. Tampoco se sabe cómo serán las convenciones nacionales de los dos partidos previstas este verano para formalizar sus respectivos candidatos para la Casa Blanca. Y en este bucle de preguntas sin respuesta, se ignora hasta qué punto el anticipado rebrote de otoño interferirá con las elecciones convocadas para el 3 de noviembre.
La campaña presidencial también se ha convertido en una experiencia desconocida. Biden, confinado en Delaware, ha convertido el sótano de su casa en un estudio de televisión y ha demostrado que el formato Zoom no es lo suyo. Trump también ha estado confinado pero su casa es la Casa Blanca. Eso significa que ha sido capaz de monopolizar (para bien y para mal) la atención del país con sus delirantes shows en contraste con su vergonzoso desgobierno ante la pandemia.
Aunque en el arranque de esta crisis, el presidente se ha beneficiado de un cierto voto de confianza, ese tentativo cierre de filas de la opinión pública se ha esfumado. Las encuestas en estados clave como Michigan, Pensilvania o Wisconsin -combinadas con una demografía cambiante y un desastroso panorama económico- ofrecen una ventaja inicial para Biden, a pesar de sus evidentes limitaciones y lastres, de cara a la cita con las urnas prevista en seis meses.
Donald Trump, mientras tanto, truena contra enemigos invisibles, culpa a los inmigrantes por el disparado desempleo y llama «buena gente» a los nacionalistas blancos armados hasta los dientes. Además de insistir en que él es el único capaz de resucitar la economía de Estados Unidos: «Make America Great Again, Again».