Pedro Rodríguez - De lejos
Espejismo rojo
¿Por qué la política de EE.UU. puede desquiciarse todavía más con las elecciones del 3 de noviembre?
El cromatismo electoral en Estados Unidos puede resultar un tanto confuso. Gradualmente –desde la implantación en el mercado americano de la televisión en color a mediados de los setenta hasta las disputadas elecciones del 2000– el rojo ha terminado por asociarse con el Partido Republicano y el azul con el Partido Demócrata. El contraste de esos colores, consensuados por las grandes cadenas, resulta muy televisivo pero también contraintuitivo, sobre todo si se observa con ojos europeos.
Por efecto de la pandemia, el pautado ciclo electoral de Estados Unidos que lleva hasta la Casa Blanca hace tiempo que resulta más bien irreconocible. Desde las primarias a las convenciones pasando por la misma campaña sin interrupción desde Labour Day, celebrado ayer lunes, todo resulta demasiado diferente (y seguramente peor). De este proceso de alteraciones tan profundas y problemáticas no se libra ni la propia noche electoral de los comicios previstos para el 3 de noviembre.
La expectativa de disponer de un claro y pronto resultado choca frontalmente con un número sin precedentes de votos emitidos por correo. Algunas estimaciones calculan que hasta un 40 % del electorado podría optar finalmente por esa opción. Con la peculiaridad partidista, según las encuestas, de que los votantes republicanos se declaran mucho más favorables que los demócratas a participar de forma presencial en estos comicios presidenciales.
La combinación de estos dos factores ha inspirado un escenario post-lectoral bautizado como Espejismo rojo: Trump podría obtener en primera instancia una aparente victoria que se disiparía a favor de Biden cuando todo el voto por correo termine por contabilizarse varios días después.
El riesgo de este espejismo, más allá de los previsibles litigios judiciales, es que termine por desquiciar todavía más la política de Estados Unidos sometida a una sobredosis de polarización y desinformación. Algunas simulaciones señalan incluso el riesgo de violencia armada y el cuestionamiento de la propia democracia americana empezando por la alternancia pacífica de los ocupantes de la Casa Blanca.
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