Pedro Rodríguez - DE LEJOS
4 de julio
Estados Unidos, un país construido por inmigrantes, pierde el respeto por sus orígenes
Este 4 de julio, Estados Unidos celebra el 243 aniversario de la Declaración de Independencia aprobada por el Congreso continental en el verano de 1776. Aunque se había nombrado un comité de redacción formado por cinco ilustres representantes políticos, la responsabilidad de formular ese documento fundacional -mezcla de escrito de acusación contra el imperio británico y manifiesto de intenciones- recayó en Thomas Jefferson. Un genio contradictorio que argumentó como verdades evidentes «que los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Pese a su nacimiento imperfecto, entre otras cuestiones por el pecado original de la esclavitud, la historia de Estados Unidos se puede entender como una tortuosa epopeya para alcanzar los objetivos planteados en 1776. Un alarde de construcción nacional en el que 13 colonias rebeldes se han convertido en 50 estados de la Unión, pasando de 2,5 millones de habitantes a 325 millones en la actualidad. Con un PIB que según cálculos ajustados a la inflación ha pasado en estos dos siglos y medio de 1.000 millones de dólares a 19,4 billones.
Todo este éxito, por supuesto, está basado en la diversidad y en la inmigración. De hecho, estamos hablando del país del mundo con mayor porcentaje de inmigrantes: más de 40 millones de sus habitantes han nacido en otro país. En rivalidad con los máximos históricos alcanzados en el siglo XIX, la inmigración representa un 13,6 % de la población de USA, casi el triple del 4,7 % registrado en 1970.
Ante esta realidad, y en una fecha que debería significar algo más que barbacoa y fuegos artificiales, resultan especialmente dolorosos los abusos que la Administración Trump está cometiendo contra los desesperados que aspiran al sueño americano. No se trata de «fake news» o de los resentidos contra el trumpismo. Lo increíble es que todo este olvido de la mínima dignidad humana, empezando por menores de edad, no haya generado una bronca monumental para este 4 de julio.
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