Los padres de la joven italiana muerta en el atentado de Berlín acusan a los alemanes de «insensibles»
La familia denuncian que las autoridades alemanas la tratan como víctima de un accidente de tráfico para ahorrarse la indeminzación
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«El gobierno alemán ha estado ausente, nos ha dejado solos, nunca estableció contacto con nosotros». De esta forma desahogan su rabia los padres y el hermano de Fabrizia Di Lorenzo , 31 años, la italiana que murió en el atentado de un mercado de Berlín , el 19 diciembre 2016, cuando el tunecino Anis Amri causó con un camión 12 muertos y medio centenar de heridos. Pasados dos meses de la tragedia, los familiares de Fabrizia hablan por primera vez del profundo dolor, que han vivido con gran dignidad, intentando digerir el luto, algo que se ve dificultado por lo que consideran una «total falta de respeto» de las autoridades alemanas: «Insensibles, ausentes, desorganizadas, incapaces». Estos son los calificativos que utilizan los padres de la joven italiana, ambos de 59 años, y su hermano, 27.
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Fabrizia Di Lorenzo, licenciada en relaciones internacionales y diplomáticas, trabajaba en Berlín, en una empresa de logística, y en la tarde del atentado había acudido al mercado para comprar regalos de Navidad a sus familiares y amigos de su ciudad, Sulmona, en la provincia de L’ Aquila, centro de Italia. «Era alegre, brillante, amante de la vida, comprometida… Quería un mundo mejor», cuenta emocionado el padre Gaetano al Corriere. El tema de la integración de los inmigrantes había sido el centro de su tesis de licenciatura. «En uno de sus últimos tuits pedía no confundir terrorismo e inmigración», afirma el hermano Gerardo, mientras la madre Giovanna subraya: «Estaba a favor de la integración y ha sido asesinada por quien no se ha integrado».
Como si nos tomaran el pelo
La familia de Fabrizia no oculta su rabia contra las autoridades alemanas. Ni siquiera recibirán una compensación, porque la muerte de la joven en el atentado se ha considerado como una víctima de un accidente de tráfico. Una ley de 1985 excluye la compensación por daños causados a las víctimas de crímenes violentos cometidos «con un vehículo de motor o un remolque», como ocurrió el 19 diciembre. «Nos sentimos como si nos tomaran el pelo. ¿Cómo se puede equiparar lo que sucedió a un normal accidente de tráfico?», se pregunta la madre, Giovanna, que añade: «Ninguna cantidad podrá pagar la muerte de Fabrizia, pero una compensación significaría admitir la responsabilidad de no haber adoptado precauciones, como las barreras que se instalaron después del atentado».
Al funeral de la joven en Sulmona asistió el presidente de la República italiana, Sergio Mattarella . Unos días después el entonces primer ministro, Matteo Renzii, visitó de forma privada a la familia. ¿Y el Gobierno alemán? «Ausente, si se excluye a la policía que me recogió el ADN sin decir ni siquiera una palabra. Nunca nos contactaron, ni nos pusieron un intérprete, nos dejaron solos». No fue mucho mejor el comportamiento de las autoridades alemanas con las propias víctimas del país. Algunos familiares recibieron la factura del depósito de cadáveres, retirada después con excusas. El presidente de la República, Joachim Gauck los recibió el 17 de febrero, cuando ya habían pasado dos meses del atentado: "Al presidente le expresaron su amargura por la falta de sensibilidad y humanidad, al tiempo que se quejaron por el hecho de que Alemania se había demostrado ineficiente e incapaz, a pesar de su imagen internacional·, subraya el padre de Fabrizia, añadiendo que el presidente se excusó: "Estupefacto, respondió que las cosas no habían funcionado perfectamente, pero no imaginaba hasta ese punto·.
Al gobierno alemán se le pide que cambie la citada ley de 1985. Por ahora, la única compensación que ha pagado ha sido al conductor polaco del camión, porque murió asesinado por el tunecino Amri con la pistola y no bajo las ruedas como las víctimas del atentado.