Casi dos millones de personas marchan en Hong Kong por la retirada de la ley de extradición a China
Insatisfechas con la suspensión anunciada por la jefa del Gobierno, Carrie Lam, piden su dimisión con la mayor protesta de su historia. La Policía cuenta 338.000 manifestantes
Por segundo fin de semana consecutivo, otra gigantesca manifestación ha vuelto a inundar este domingo las calles de Hong Kong. Aunque la jefa del Gobierno local, Carrie Lam , suspendió el sábado la controvertida ley de extradición a China, no ha conseguido calmar los ánimos. Desde las dos y media de la tarde (ocho y media de la mañana, hora peninsular española), cientos de miles de personas han marchado hasta la medianoche con camisetas negras y carteles de protesta pidiendo a gritos la retirada total de la ley y la dimisión de Lam por la represión policial contra los estudiantes que se manifestaron el miércoles.
Según los organizadores, han asistido casi dos millones de personas ( el 30 por ciento de la población ), mientras que la Policía ha cifrado los manifestantes en 338.000, pero solo en el recorrido oficial, recoge el periódico «South China Morning Post». A las seis horas de la marcha, Lam se vio obligada a pedir disculpas y “aceptar humildemente toda crítica”, pero puede ser demasiado tarde para ella
«¡Chet Guo!» («¡Retiradla!») y «¡Ha toi!» («Abajo»), ha gritado la multitud, enfervorizada, durante todo el trayecto, que ha recorrido los tres o cuatro kilómetros que separan el Parque Victoria de la sede del Gobierno, en Admiralty. La afluencia ha sido tan masiva que la manifestación, denominada «Marcha Negra», se ha desparramado literalmente por las calles adyacentes. Con un ánimo que no decae pese al calor húmedo de estas fechas, los manifestantes seguían cantando cuando se quedaba detenidos durante buena parte del trayecto al no poder avanzar la marcha.
«El aplazamiento de la ley de extradición no es lo que queríamos, sino su retirada definitiva y unas disculpas del Gobierno por la actuación policial contra los estudiantes que se manifestaron el miércoles ante el Parlamento», explica a ABC Yip Ching, universitaria de 20 años, refiriéndose a los enfrentamientos de esta semana. Con más de 80 heridos – 20 de ellos agentes – y once detenidos, la contundente dispersión de las protestas por parte de la Policía ha enfurecido a la apacible sociedad hongkonesa, poco acostumbrada a incidentes violentos. «Estoy muy enfadada con la actitud de Carrie Lam porque los estudiantes que protestamos no somos 'alborotadores', como ella dice, sino manifestantes pacíficos», critica la joven, que cursa Estudios Chinos Globales y también estuvo en la marcha del domingo pasado.
Con más de un millón de asistentes según los organizadores, y 240.000 a tenor de la Policía, fue la manifestación más masiva que se recuerda en Hong Kong. Pero ni siquiera ese récord ha mermado la participación en la marcha de este domingo, que es la más multitudinaria que este corresponsal ha visto jamás en Hong Kong.
«Muy decepcionada»
«Los jóvenes somos políticamente más activos que nuestros padres porque tenemos más medios y tememos perder nuestras libertades», explica Wong Kwan-ting, otra alumna de Estudios Culturales de 22 años. Presente también en la «Revuelta de los Paraguas» en 2014, que pidió sin éxito pleno sufragio universal pero sembró las bases de este movimiento, la joven se muestra «muy decepcionada» por la respuesta de la jefa ejecutiva ante esta controvertida ley. Aunque las autoridades insisten en que las extradiciones solo serán para delitos violentos y se respetarán los derechos, esta controvertida ley ha revolucionado a la sociedad hongkonesa, que teme perder sus libertades, mayores que en el resto de China por su pasado como colonia británica.
Con carteles con fotos de la represión policial que rezaban «No la extradición a China», «Parad la violencia» y «No disparéis a los estudiantes», la multitud ha recorrido el centro de Hong Kong en un río interminable. Azuzados por los cabecillas, los manifestantes han cantado consignas dentro de un ambiente festivo al que se han unido no solo los jóvenes y adolescentes, verdadero motor de estas protestas, sino también sus mayores. «A nosotros ya no nos afectará, pero estoy aquí manifestándome para que nuestras familias y las próximas generaciones tengan un futuro mejor», contaba Michael, un agente de seguros que venía con sus dos hijos, de uno y cuatro años. En su opinión, «la suspensión de la ley de extradición a China no es suficiente, queremos la retirada total».
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