Orban se juega su cuarto mandato consecutivo en Hungría con una oposición unida en una candidatura

"Vladimir Putin no se presenta a estas elecciones, por lo que no tengo que lidiar hoy con esta cuestión, afortunadamente". Así se defiende el nacionalpopulista y ultraconservador primer ministro de Hungría de las acusaciones por su supuesto alineamiento con el régimen del dirigente ruso. Y es que la invasión de Ucrania sobrevuela, como nunca, las urnas de este país vecino. También el discurso de Víktor Orban, que se muestra confiado de la victoria en unos comicios que, eso sí, califica de extraños con una elección, dice, entre guerra y paz, bloque este último, el de la seguridad, en el que se sitúa tachando de "peligrosos" a sus oponentes.Por primera vez, el resto de partidos, desde moderados de izquierda, verdes, liberales y conservadores, confluyen con una única papeleta electoral. Con el alcalde de una pequeña localidad del sureste del país, Peter Marki Zay, de profundas raíces católicas, como candidato. Ha votado junto a parte de su numerosa familia y no ha dudado en decir que con Orban "no hay democracia, ni elecciones libres ni justas" aunque entiende que este día puede cambiar la historia del país.Los sondeos le dan una ligera ventaja al actual primer ministro que depende de un decisivo voto indeciso. En juego están sus tres amplias mayorías desde 2010 con las que ha llevado a cabo, entre acusaciones de corrupción, reformas estructurales en justicia, educación y derechos sociales que, según sus detractores, le alejan de los valores democráticos de la Unión Europea a la que pertenece. Como el referéndum que también se vota este domingo y que pretende amparar con el voto popular una ley que prohíbe los contenidos LGTBI en los colegios.