La oposición israelí tiene hasta hoy a medianoche para echar a Netanyahu

Si no logra los apoyos suficientes, la salida más probable es regresar a las urnas por quinta vez en cuatro años

Manifestación en favor del movimiento opositor a Netanyahu en Tel Aviv AFP

Agencias

Las negociaciones para formar una coalición de gobierno en Israel que reemplace al primer ministro, Benjamin Netanyahu , entraron ayer en la recta final, marcada por las reparticiones de ministerios y por varios intentos para impedir esta incipiente unión política. El maratón de negociaciones se intensificó entre los equipos de los principales dirigentes de izquierda, centro y de una parte de la derecha, entre ellos Yamina, la formación del líder de derecha radical Naftali Bennett , que podría ser primer ministro en un sistema de rotación en el poder.

Tras las elecciones legislativas de marzo y el fracaso de Netanyahu para formar una coalición, el presidente Reuven Rivlin le encargó la tarea al centrista Lapid. Esta antigua estrella de la televisión tiene hasta hoy a medianoche (11 de la noche en Madrid) para presentar su proyecto de acuerdo de «gobierno de unión nacional», que permitiría sacar a Israel de dos años de crisis política.

Hasta ese plazo, se tienen que intentar dejar de lado las divisiones y superar las pretensiones ministeriales de los grupos, especialmente las carteras de Defensa y Justicia.

Todo, desde la situación de los palestinos, la recuperación económica o el lugar de la religión, divide a esta alianza dispar, salvo su voluntad de derrocar a Netanyahu, el primer ministro que más tiempo ha estado en el cargo en la historia de Israel.

Lapid cuenta con el apoyo de 57 diputados, de izquierda, centro y de dos formaciones de derecha además de Yamina. Para los cuatro que le faltan, busca el acuerdo con los partidos árabes israelíes, que deberían brindar su voto sin buscar puestos ministeriales.

La creación de esta coalición supondría el final de la era de Netanyahu, en el poder desde 2009 y quien también fue primer ministro de 1996 a 1999. Juzgado por «corrupción» en tres casos , es el primer jefe de gobierno israelí que se enfrenta a procesos penales durante su mandato. Y estas demandas podrían afectarle si perdiera la inmunidad que tiene por ley en su condición de primer ministro.

Si Lapid presenta su acuerdo el miércoles por la noche, tendrá siete días para repartir las carteras ministeriales y obtener un voto de confianza en el Parlamento.

Entretanto, todo es posible. Ayer martes, Netanyahu, su partido y sus abogados hacían todo lo posible para dividir el bloque de oposición y hacer fracasar el intento de coalición.

Según la prensa israelí, el presidente del Parlamento, Yariv Levin (del Likud, partido de Netanyahu) podría alargar la organización del voto de confianza parlamentaria, con la idea de conseguir abandonos en el campo anti-Netanyahu.

En un texto consultado por la agencia France Presse, la presidencia zanjó en menos de una hora la cuestión legal, recordando que Bennett podía ser el primero en iniciar el sistema de alternancia al frente del gobierno.

Las manifestaciones de oposición se han multiplicado y Netanyahu ha calificado el bando adverso como un «peligro para la seguridad de Israel» . En este tenso contexto, los observadores temen que se produzca una deriva como en 1995, cuando un extremista judío asesinó al primer ministro Isaac Rabin.

Si el campo anti-Netanyahu no logra formar un gobierno, los diputados podrán pedir al presidente encargar a un nuevo parlamentario formar un gobierno. Si esta opción también fracasa, los israelíes, ya llamados a votar cuatro veces en menos de dos años, deberán volver a las urnas.

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