La oposición alemana exige una investigación sobre las compras de mascarillas
La operación de compra de millones de mascarillas en China tuvo lugar en aquellas primeras semanas de pandemia, en las que escaseaba el material sanitario
La pandemia se va a apagando, pero sus consecuencias políticas no han hecho más que empezar. Al menos así lo ve la oposición alemana, que cree llegada la hora de pedir cuentas al gobierno por los errores cometidos y que apunta como principal objetivo al ministro de Sanidad, Jens Spahn , muy valorado por la opinión pública pero que según sus enemigos políticos es responsable de «una cadena de errores».
El Partido Liberal (FDP), a tres meses de las elecciones generales, se propone aportar luz sobre el escándalo de las mascarillas no certificadas que compró el Ministerio de Sanidad . La operación de compra de millones de mascarillas en China tuvo lugar en aquellas primeras semanas de pandemia, en las que escaseaba el material sanitario. Solo después del pago fue consciente el Gobierno de Berlín de que no cumplían con la pertinente certificación europea y, tras decidir no repartirlas entre funcionarios y sanitarios como estaba previsto, se pensó repartirlas a centros para discapacitados y personas sin techo. Michael Theurer, jefe adjunto del grupo parlamentario liberal, exige la designación de un «investigador especial» del Tribunal de Cuentas que revise «rápidamente y sin omisiones» lo sucedido. «Los hechos apuntan a una larga cadena de errores hasta el ministro Spahn», ha denunciado, advirtiendo además que lo revelado hasta el momento es en su opinión sólo «la punta del iceberg».
La opción de una comisión de investigación en el Bundestag es viable, pero para el FPD demasiado lenta porque no llegaría a tiempo para ofrecer conclusiones antes de las elecciones del 26 de septiembre. Por eso piden al Tribunal de Cuentas que actúe de oficio. Los Verdes han exigido que el ministro de Sanidad explique en el Bundestag lo sucedido y han publicado un catálogo de preguntas de tres páginas de duración que desearían formularle. La Izquierda ha solicitado una comparecencia urgente de Spahn. Dede aclarar las «acusaciones» y responder también por el «desprecio a colectivos desfavorecidos», además de «asumir la responsabilidad por la quema de miles de millones de euros de los contribuyentes».
Spahn siempre rechazó esas acusaciones. En su día explicó que se había comprobado que las mascarillas, aunque no contaban con la certificación de la UE, eran seguras en términos de protección contra infecciones. Varios sindicatos hospitalarios exigieron la destrucción inmediata de las controvertidas mascarillas FFP2 y que no fuesen incluidas en la reserva federal de emergencia, según Peter Walger, portavoz de la Sociedad Alemana de Higiene Hospitalaria (DGKH), que pide que les permitan volver a utilizar mascarillas quirúrgicas en el día a día de los hospitales y que considera que la exigencia de mascarillas FFP2 ha sido «otro gran error». «Tenemos una gran cantidad de referencias de productos falsificados de importación que ni siquiera comienzan a cumplir con los requisitos de calidad en el campo médico, pero que aún se utilizan», se queja Walger ante la indiferencia del ministro. A Spahn, de hecho, solo parece irritarle el comportamiento en esta polémica del Partido Socialdemócrata (SPD), que ha exigido una disculpa por su parte.
Fricciones entre los dos partidos
El líder del SPD, Norbert Walter-Borjans, ha hablado de su «desprecio a los seres humanos» y su colega, Saskia Esken, ha pedido incluso la dimisión del ministro . «De donde yo vengo, los socios no se comportan así», ha dejado caer en la última rueda de prensa sobre la evolución de la pandemia. El escándalo deriva en fricciones entre los dos partidos de la gran coalición, el bloque conservador y los socialdemócratas, que han intercambiado acusaciones en los últimos días a este respecto.
De momento, quien ha tenido que pedir disculpas ha sido el semanario Der Spiegel, que destapó el escándalo y se refirió a la partida de material sanitario comprada por el gobierno como a «mascarillas basura», término que el editor ha calificado como «un descuido» y que es ya sustituido de forma sistemática en sus textos por la expresión «mascarillas inutilizables».
Si bien es predecible que a tres meses de campaña la oposición subraye los errores de gestión durante la pandemia, resulta sorprendente que nadie reproche al Gobierno alemán los casos de corrupción respecto a las compras institucionales de mascarillas, que van bastante más allá de un mero error y por los que han tenido que dimitir ya varios diputados alemanes que cobraron comisiones por recomendar desde su cargo a determinados fabricantes. El caso es que los conservadores de la CDU no sufren más caídas en las encuestas. Según la última de Insa, la CDU recupera un punto hasta el 26,5%, mientras que Los Verdes bajan al 20,5%, SPD se queda en el 15,5% y Alternativa para Alemania (AfD) roza el 11%. Desde la oposición, se recuperan con fuerza los liberales del FDP, que podrían convertirse en septiembre en hacedores de reyes y a quienes beneficia en precampaña esta agitación preelectoral.
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