La onda expansiva de la explosión en el puerto de Beirut sorprende a un sacerdote durante el oficio religioso
El sacerdote no entiende qué está pasando hasta que empieza a derrumbarse el templo donde oficia la ceremonia
El humo anticipa la desgracia y la explosión lo devora todo. Desde distintos puntos de la ciudad se escuchó el segundo estallido y se percibió la onda expansiva con un alcance de 3 kilómetros. Hay decenas de desaparecidos a los que aún se busca y entre los que hay niños; 300.000 personas se han quedado sin casa y la mitad de Beirut, donde viven cinco millones de personas, está dañada.
En un país acostumbrado a la calamidad, esta estampa de destrucción les devuelve a un pasado de guerra y les coloca en un escenario imposible que suma a la crisis sanitaria y económica. No está a salvo ni el sacerdote de una iglesia en plena misa. Primero tiembla todo, se va la luz y se siente la explosión. Mientras se pone a salvo, sobre él caen cristales. A esta hora se siguen buscando supervivientes entre las decenas de desaparecidos, mientras el número de fallecidos supera ya los 130.