La UE ofrece a Trump bajar los impuestos a los coches si acaba con los aranceles

Juncker ha planteado mejorar recíprocamente el acceso a los mercados de ambas partes

Enrique Serbeto

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Los líderes europeos jamás pensaron que su primer gran desafío colectivo en la escena internacional no sería una confrontación con una potencia antagonista, sino con un país amigo. En efecto, la UE se juega su capacidad de ser un actor creíble en el mundo , en un tremendo pulso con Estados Unidos. Después de una cena informal en Sofía con los jefes de Estado y de Gobierno, el presidente de la Comisión Europea anunció que estaba dispuesto a ofrecer a Estados Unidos ventajas comerciales para su industria automovilística, siempre que Washington anule «definitivamente» cualquier amenaza de sanciones en forma de aranceles a las exportaciones europeas de acero y aluminio. El mensaje de los europeos tiene también algo de ultimátum, porque incluye la amenaza de que no negociarán bajo presión («bajo la espada de Damocles» dijo Juncker) y si no se atienden sus puntos de vista «defenderemos nuestros intereses». Es decir que la oferta, que incluye la posibilidad de revisar también algunas reglas del comercio mundial, solo se mantendrá si Washington anula antes «de forma indefinida» su amenaza de aranceles a los productos siderúrgicos europeos.

Lo más importante de esta decisión es si se mantiene la unidad de los socios comunitarios. La Comisión tiene la competencia exclusiva en materia de comercio , cada país tiene intereses comerciales diferentes, pero todos tienen un mercado único que defender. Para la UE, una guerra comercial en la Organización Mundial de Comercio (OMC) sería mucho menos grave que una división interna.

Por ello los europeos han lanzado mensajes matizados a una Administración norteamericana en estos momentos imprevisible. El miércoles el presidente del Consejo, Donald Tusk: «Con amigos como Trump ¿quien necesita enemigos?» y ayer varios líderes admitieron que el acuerdo nuclear con Irán de 105 -la otra pata del desacuerdo con Washington- «es mejorable», lo que deja abierta una puerta a la posibilidad de volver a mesa de negociaciones para intentar convencer a los iraníes, como quiere Trump.

Los plazos apremian. El 1 de junio se termina la suspensión temporal de los aranceles al acero y el aluminio europeos y el temor a verse implicados en sanciones por comerciar con Irán ya ha obligado a renunciar a un contrato a la francesa Total. Tusk habló de que «cuando su amigo más cercano actúa de forma imprevisible» se convierte en «un verdadero problema geopolítico» . Obligado a hablar de sus declaraciones de la víspera, el polaco aclaró que hablaba en serio. « No, no es una broma , es la esencia de nuestro problema con nuestros amigos del otro lado del Atlántico. Puedo estar de acuerdo con Donald Trump cuando dice que la imprevisibilidad puede ser una herramienta muy útil en política, pero sólo contra enemigos u oponentes. La imprevisibilidad es lo último que necesitamos cuando somos amigos».

Por lo demás, la reunión informal de Sofía estaba destinada a enviar a los países de los Balcanes Occidentales un mensaje de esperanza en forma de compromiso a favor de una «perspectiva europea» sin fechas ni fórmula concreta, algo decepcionante cuando hace 15 años ya se aprobó una declaración en la que se hablaba sin disimulos de una futura adhesión a la UE, Pese a todo, como les dijo ayer el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, «la Unión Europea es y seguirá siendo su socio más fiable».

El problema es que sobre el terreno esa alternativa si existe. Rusia está incrementando exponencialmente su presencia. Turquía intenta hacer otro tanto, por no hablar de China. O incluso de EE.UU. que es el poder dominante en Albania o Kosovo, Frente a este hecho, la presidencia búlgara, que es un país directamente afectado pro las penetraciones externas en los Balcanes, había organizado esta cumbre informal dedicada a prometer al menos ayudas a estos países para que puedan aumentar su propia interconexión y eso mantenga encendida la vela de la esperanza pese a que ahora no hay ninguna posibilidad de convertirse en miembros de un club que aún no había digerido la última ampliación cuando se ha encontrado con la crisis del Brexit. De momento, la única promesa ha sido que se repetirá la cumbre dentro de dos años, cuando se celebre la primera presidencia croata, el único país de la zona, junto a Eslovenia, que ya es miembro de la UE.

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