Entrevista a Ricardo García Vilanova

«Occidente no ha sabido aprovechar las debilidades del mensaje de Estado Islámico»

Ricardo García Vilanova, considerado como uno de los mejor fotoperiodistas del panorama internacional, ha cubierto el nacimiento y auge de Daesh, grupo terrorista que lo mantuvo secuestrado durante seis meses

Conversación sobre la situación de Siria, Irak y Libia, así como del fotorreporterismo en tiempos de crisis

Dos familias se suicidan en Sirte haciendo estallar dos Dogmas o coches bomba del ISIS. Fotografía de portada del libro «Fade to black» Ricardo García Vilanova
F.J. Calero

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Ricardo García Vilanova (Barcelona, 1971), considerado como uno de los fotoperiodistas con mejor curriculum de Europa, no se jacta ni de su bravura al cubrir el fenómeno de Estado Islámico desde sus inicios para lograr más reconocimiento mediático, ni de su resiliencia durante los seis meses de su cautiverio en cárceles secretas de la banda yihadista. El pasado año, García Vilanova volvió a ver cara a cara en una cárcel en Siria con los «Beatles», los sádicos combatientes yihadistas que lo mantuvieron secuestrado junto a los también periodistas españoles Javier Espinosa y Marc Marginedas entre septiembre de 2013 y marzo de 2014. Ese momento como tantos otros es recogido por el fotorreportero barcelonés en un excelente libro titulado «Fade to black. Ascenso y caída del califato del ISIS 2011-2019. Siria, Irak y Libia» (Editorial Blume) .

¿Usted es una 'rara avis' en la era de los periodistas como protagonistas de la historia?

No deberíamos olvidar nunca que las historias son suyas y no nuestras. Lamentablemente se está creando una imagen, en ciertos sectores, de personas que pasan a hacer historias para terminar siendo las protagonistas. Para mí eso es lamentable, somos los transmisores, no deberíamos ser absolutamente nada más que eso: escuchar lo que nos cuentan y transmitirlo.

Retrato de Ricardo García Vilanova Cedida

¿Por qué se titula «Fundido a negro»?

Es por la metáfora de lo que es el Estado Islámico, vestidos de negro con pasamontañas. Representa su final, el camino se funde a negro, desaparece y se desvanece.

¿Y por qué Siria, Libia e Irak, en concreto, si también ha trabajado en Afganistán?

Estuve allí entre 2007 y 2010. En estos tres países se encontraban las capitales principales que conforman el territorio del califato: Mosul, donde se proclama el Estado Islámico con el famoso discurso de Bagdadi en la mezquita, la ciudad de Raqqa en Siria y Sirte en Libia.

¿No están los civiles ya un poco hartos de los periodistas occidentales?

Los civiles de los tres países querían contarte sus vidas de forma inmediata, porque están inmersos en esa locura desde 2011, como Libia y Siria, o incluso desde mucho antes, como es el caso de Irak. En los periodistas ven una herramienta para poder explicar todo lo que ahí sucede. Es lo que quieren de nosotros. También es cierto que esto presenta un doble filo: muchas veces pueden pensar que no somos necesarios para su historia y dejar de querer contar lo que pasa.

Daesh ha conseguido articular una ideología muy poderosa aunque haya sido derrotado militarmente.

Sin duda. Consiguió lo que ningún grupo anteriormente: dar un mensaje, un código visual, un envoltorio atractivo para sus acólitos y seguidores. Luego pudo secuestrar a la oposición Siria, imponiendo además un apagón informativo mediante un control total y absoluto del país para que no hubiera informadores que no fueran los suyos, y así controlar el mensaje.

Los medios occidentales replicaban automáticamente lo que difundía su revista propagandística Dabiq. ¿Cree que han aprendido algo en estos años sobre cómo tratar con grupos de este calibre en cuanto a propaganda?

En Occidente se cometió el gran error de hacer de amplificador del mensaje de Estado Islámico. Cometimos una gran estupidez, todos, incluido yo. Obviamente, al no verificar ese mensaje cargado de imágenes tan violentas terminamos creando una bola de nieve que con las réplicas iba provocando más terror y miedo. ¿Que si hemos aprendido? No lo sé, hasta que no haya un espectro paralelo para ver y comparar no podremos saberlo.

En Mosul el propio primo de Bagdadi se rinde. Y los famosos «Beatles» son los primeros que a la hora de la verdad traicionan sus convicciones para salvar su vida a cualquier precio y la de sus mujeres e hijos. Eso demuestra una fragilidad muy grande en el mensaje y dentro del Estado Islámico

¿Había un claro desnivel entre lo que presumían en la propaganda al nivel de organización y su poder real?

Sí, sin duda. No solamente eso, no es eso lo preocupante, lo preocupante es la desproporción respecto al mensaje que tenían como grupo, es decir el decalaje de lo que suponían ser con lo que realmente eran. En la ofensiva de Sirte, en Libia, muchos de los yihadistas tratan de salvar sus vidas arrojándose al mar y escapando con barcas. En Mosul el propio primo de Bagdadi se rinde. Por ejemplo, en Raqqa se escapan en autobuses con las familias. Los famosos «Beatles» son los primeros que a la hora de la verdad traicionan sus convicciones para salvar su vida a cualquier precio y la de sus mujeres e hijos. Eso demuestra una fragilidad muy grande en el mensaje y dentro del Estado Islámico cuando muchos dieron su vida por el califato. Esa debilidad no la supo aprovechar Occidente.

¿Cómo vivió el momento de encontrarse con sus captores el pasado año? No le hablaron en ningún momento...

El objetivo principal de encontrar a mis captores era conseguir esa fotografía para incluirla en el libro. Tenía muy claro que mis captores no iban a querer hablar conmigo. Poco tienen que decir a ese nivel, pero como experiencia personal me sirvió para tener una evidencia de la fragilidad de esa ideología por la que en un momento determinado traicionan sus principios y creencias para salvarse a ellos mismos.

Desde la caída del califato se debate sobre qué hacer con los yihadistas europeos detenidos en Siria e Irak.

Se tendría que hacer un tribunal internacional o especial para discernir qué responsabilidad ha tenido cada persona en acciones de Estado Islámico, y a partir de ahí tiene que haber juicio. Aparte, lo primero que tendría que hacer España y otros países europeos es proteger a los niños, hay muchas mujeres europeas que se encuentran ahora en campos en Siria internadas, y muchas de ellas tienen niños, que no tienen ninguna culpa de las acciones de sus padres. A nivel europeo tendrían que proteger a esas criaturas, que no dejan de ser ciudadanos de su propio país. Para mí, lo indispensable es la protección del menor y todavía no se ha hecho.

Una generación de jóvenes y niños se ha educado en el califato…

Lo principal es la educación, los gobiernos tienen que plantearse programas como con las sectas.El gran problema que vamos a tener es el efecto Bucca, aquella prisión donde coincidieron una serie de presos y fue una suerte de semilla de lo que ha sido Estado Islámico. El efecto se puede repetir y es importante tomar conciencia y no volver a caer en los mismos errores.

¿En qué criterios ha basado la selección de fotografías para este libro?

El tema principal ha sido centrarme en la población civil. Al final, no es que haya dos o tres grupos, todo forma parte de la naturaleza de los seres humanos y la guerra. Quienes han pagado el precio de los enfrentamientos han sido los civiles. Muchas de sus vidas quedan atrapadas en la guerra.

¿Corren los fotografiados riesgo de ser identificados?

No hay nada que identificar. Al final son víctimas, no representan un peligro más. Todo lo contrario, han sufrido la guerra, son víctimas y se encuentran atrapadas en un conflicto; y esto trata de mostrar lo que ha supuesto todo ese sufrimiento.

Ricardo García Vilanova

Si fuera editor de periódicos, ¿pondría algunas fotos de este libro en portada o lo consideraría como sensacionalismo al exponer de esa forma a las víctimas?

No creo que sea sensacionalismo, evidentemente hay una línea muy fina entre lo que es publicable y lo que no. Se basa en criterios educacionales, éticos, religiosos, ¿no? Pero tampoco entiendo la moral que existe de primer mundo. Yo estando en la ofensiva en Raqqa, me llaman al cabo de unos días por los atentados de la Rambla por una gran polémica al publicar fotos de víctimas que ni siquiera eran identificables, pero luego publicamos niños muertos en Siria. Indigna porque es como si estuviéramos hablando de distintos lenguajes y modos de vivir.

¿La utilización de imágenes de menores en situaciones de vulnerabilidad sirve para cambiar la situación en países en conflicto? ¿Han servido o sirven como excusa para una intervención extranjera?

No creo que una fotografía pueda producir un gran cambio, sino un conjunto de fotografías y acciones pueden llegar a sensibilidad a la sociedad y esa sociedad generar cambios. Los que mueven las cosas son los políticos, que a su vez llegan al poder por los ciudadanos.

Una de las fotos más impactantes de este libro es la que sirvió para ilustrar la portada de «Siria, el país de las almas rotas», de Javier Espinosa y Mónica García Prieto. ¿Qué historia tiene esa foto de los niños en la cueva de Idlib?

Esa historia es como muchas otras de sufrimiento de la sociedad civil. Es tremenda: una familia sin agua, sin luz, en las cuevas protegiéndose de la guerra... sus casas habían sido construidas. En esa parte de Siria se llega a temperatura realmente bajas.

Yasser Darwish, médico sirio, cuenta en su libro que aunque Daesh ya no tiene el poder de seducción de antes está lejos de estar acabado mientras siga siendo útil para gobiernos totalitarios como el sirio.

Llega un momento en 2012 que hay como un punto de inflexión, ni la Liga Árabe ni la comunidad internacional optan por proteger a la población civil. A partir de ahí tiene dos opciones: quedarse y morir o tratar de escapar, muchos no pueden irse, no se plantean hacerlo o no quieren irse por dinero; y la tercera opción es luchar unirse a grupos, en ese momento tienen la capacidad de enfrentamiento guerra totalmente asimétrica. ¿Qué sucede? En 2012, sobre lo que fue Free Syrian Army, nunca hubo una unificación real de ese ejército, al principio se creó una estructura pero se diluye en pequeños grupos armados, llegan los primeros grupos yihadistas. Hay tres grupos dominantes: Ahrar al Sham, Jabhat al Nusra y Estado Islámico. Cuando llega este último, la población sunita se deja seducir por la idea que muestra (yo lo vi en primera persona): una cara amable dando una serie de pautas y comportamientos que hacen creer a la población que van a ser bien tratados e integrados dentro de un grupo en el cual van a proteger sus vidas, el territorio y sus casas. Todo lo que representaban como sociedad en ese momento. Lo que pasa es que la población, cuando se da cuenta de los secuestros y asesinatos, es demasiado tarde.

El corresponsal de El Mundo en Oriente Medio, Javier Espinosa y el fotógrafo independiente Ricardo García Vilanova, posan tras su llegada a la base aérea de Torrejón de Ardoz, cerca de Madrid, después de ser liberados del secuestro por el Estado Islámico en marzo de 2014 Reuters

Ahrar al-Sham quiso ganarse el corazón de la población local repartiendo mantas y comida en Idlib, además de crear escuelas. ¿Al Qaida ha seguido este camino frente al del ISIS más inmediato y cruel?

La marca blanca de Al Qaida, Jabhat al Sham, lo hizo en un momento determinado. Te dejaban entrar en el territorio que controlaban, tenían proyectos por los que repartían mantas, tenían varios sitios donde la gente podía buscar comida, hacían pan, ponían escuelas… la gente lo vio como algo positivo en un primer momento. En ese sentido, esas pautas de conducta las destruye Estado Islámico con un atentado y llegando Ahrar al Sham a desaparecer por un momento. Finalmente consiguen el control de una población con un territorio del tamaño de Gran Bretaña.

Después del shock islamista, el pasado año el clérigo chií Muqtada al Sadr ganó las elecciones legislativas en Irak con un discurso claramente nacionalista y anti-Irán.

Cuando hay una acción siempre hay una reacción. Estoy de acuerdo contigo. Genera movimientos asimétricos en distintos países. Todo el tema de Irak ves como está. El problema de todas estas zonas del mundo, cualquier acto que se da en un país afecta a otros, y Siria ha sido el tablero de ajedrez donde ha habido injerencias de tantos países con agendas tan diferentes, que han conseguido diezmar ese entorno y la sociedad de ese país. El Estado Islámico nace por tres factores: el primero es que en un momento determinado Assad abre las puertas de las prisiones y deja ir a los yihadistas que tiene, lo que contamina la revolución desde dentro y hace que todos estos grupos entren y tomen el control; el segundo factor es todas las injerencias que hay por parte de entre todos los países, desde los bloqueos de resoluciones de Naciones Unidas, en un momento determinado por parte Rusia y China al principio del conflicto, la inoperancia de Obama de que no va a pasar la línea roja de las armas químicas y no hace nada. Todos estos ejemplos hacen que eso se enquiste y se amplifique. Y el tercer factor es masacrar a la población civil.

¿Ha terminado calando entre los sirios esa idea de que la continuidad de Bashar al Assad es lo menos malo que puede pasar?

No sé si ha conseguido calar o no, pero aunque es cierto que hay gente que sigue creyendo en la revolución, muchos han cambiado de opinión y no solo en el contexto de Siria. En Libia tengo amigos, que participaron en la revolución, que dicen que estaban mejor con Gadafi porque era un mal menor.

¿Que Libia haya pasado desapercibido desde la caída de Gadafi es por la ausencia de periodistas o tiene alguna explicación más?

Primero por la dificultad que entraña conseguir entrar en Libia. Es un proceso bastante complicado e inhóspito, hay un bloqueo informativo sobre todo a nivel de medios. No dejan entrar o dan la entrada a muy pocos medios. Hasta ahora que Haftar no ha vuelto a tomar cartas en el asunto, Libia tenía un conflicto de baja intensidad con enfrentamientos entre milicias.

¿Conoció al periodista John Cantlie, secuestrado por Daesh y que ha formado parte de su propaganda? ¿Cree que sigue vivo pese a la caída del califato?

Lo conocí en 2011, y me lo encontré varias veces en Siria. ¿Si sigue vivo? No sé qué decirte. Desde la caída del estado islámico como tal, no el ISIS, dudo mucho de que lo esté. Es una opinión personal. Estuve en la caída de Baghouz. Si lo hubieran tenido lo habrían explotado con otro vídeo.

Daesh vuelve a la insurgencia.

Sí, y está en muchos países. No creo que a día de hoy se dé las condiciones para resucitar el Estado islámico como tal, pero en el sur de Libia y Afganistán tienen presencia.

Este libro parece retratar el apocalipsis en algunos momentos con la quema de petroleo en Mosul y de coches en Sirte.

En Mosul era quema de petróleo mientras que en Sirte era humo generado por coches bomba. Es la foto de portada del libro. Era apocalíptico, desde la perspectiva de que ese día fueron dos familias las que se inmolaron con mujeres e hijos. La sinrazón del Estado Islámico es que sea capaz de coger a esas personas y hacer que se maten cuando muchos de sus máximos dirigentes no dudan en salvar sus vidas cuando llega el momento.

¿En qué está trabajando ahora?

Ahora estoy sobreviviendo, hace cinco días que volví de Siria y estoy trabajando como fixer , todos estos años me han dado un bagaje y contactos que me permiten trabajar de esto. Busco opciones para seguir trabajando.

He vivido las dos caras de la moneda: la parte boyante que se podía vivir bien hasta 2011-2012 y luego el declive, la esencia del fotoperiodismo como tal se ha terminado, ha dejado de existir

Si la precariedad ha asestado un durísimo golpe a la prensa generalista, en el fotoperiodismo este fenómeno parece aún más crudo cuando ya por tener un móvil con cámara caro uno ya se cree fotógrafo.

He vivido las dos caras de la moneda: la parte boyante que se podía vivir bien hasta 2011-2012 y luego el declive, la esencia del fotoperiodismo como tal se ha terminado, ha dejado de existir. En España prácticamente nadie puede vivir del fotoperiodismo, y quien diga lo contrario miente. Dan clases, conferencias, televisión, becas… cualquier otra cosa, pero vivir directamente de la fotografía, no. Para una cobertura estándar necesitas un desembolso de 500 dólares diarios. El modelo ha cambiado, antes tenías una cobertura de un medio, tenías esa logística, ahora no la tienes, ahora inviertes tu dinero, tus contactos y vendes los reportajes para financiar ese viaje. Este cambio está enterrando el fotoperiodismo. Ese punto que tenía antes el periodismo de explicar historias, de meter dinero para ello, ahora solo hay que mirar lo que pasa en EE.UU. donde solo el «New York Times» más o menos sobrevive haciendo grandes historias o el «Washington Post» de vez en cuando y no en la escala del «Times». El resto tira de agencias e historias enlatadas. Las grandes revistas de referencia o han desaparecido o han reestructurado los modelos hacia otro tipo de información más generalista.

Tras el secuestro y con todos los problemas sobre la profesión, ¿se ha planteado tirar la toalla?

De momento no me he planteado eso, pero sí reinventarme para seguir trabajando en esas partes como estoy haciendo ahora.

Ricardo García Vilanova

Desde 2014 ha habido un bum de libros sobre Estado Islámico pero en la mayoría de los casos con la autoría de europeos o estadounidenses. ¿Falta que más voces locales lleguen a Occidente?

No, sí ha habido libros de locales, aunque sí que existe cierto egocentrismo europeo u occidental. En el sector fotográfico, que es el que conozco, no hay ningún libro que yo recuerde sobre el ISIS. Este es el primero que engloba el Estado Islámico a este nivel con tantos años y países que hay. Obviamente hay fotógrafos locales, hay sirios que tiene grandes trabajos, pero no han tenido la capacidad de cubrir estos tres países en nueve años. La ventaja es que hemos tenido la suerte de hacer coberturas en bastantes países como Siria, Libia, Irak… y si eres sirio tienes difícil de hacer una cobertura en Irak, o un libio en Siria, por ejemplo. Eso marca un poco el diferencial de este tipo de coberturas. Sí que es cierto que no existe ese reconocimiento a periodistas locales.

La foto del Kebab atestado de gente frente a la mezquita donde se proclamó el califato no sería del gusto de la propaganda de los yihadista...

No, no, a mí esa imagen me parece muy divertida. Precisamente es lo mismo que el título del libro y lo que fue el califato. Es la mezquita donde se proclama el califato, Al Nuri, y justo en frente un Kebab. Vemos el legado de destrucción absoluta de Estado Islámico y al mismo tiempo el mensaje de que la vida sigue adelante.

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