Suspendidas las conversaciones de paz en Nicaragua por falta de acuerdos
La Conferencia Episcopal anunció la interrupción del diálogo nacional, lo que podría desencadenar nuevas protestas
Apenas una semana ha durado el diálogo de paz en Nicaragua entre el Gobierno de Daniel Ortega y representantes de la sociedad civil, principalmente estudiantes y empresarios. Solo seis días después de que dieran comienzo las conversaciones, la Conferencia Episcopal nicaragüense anunció la suspensión del diálogo nacional debido al gran desacuerdo entre las partes, una noticia que podría volver a desencadenar el estallido de manifestaciones violentas que han arrasado el país durante el último mes.
Las diferencias entre la sociedad civil y el Gobierno quedaron muy claras desde que inició el diálogo el pasado jueves 17 de mayo. «Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida porque el pueblo es lo que le ha solicitado», espetó entonces un líder estudiantil a Daniel Ortega, frase en la que dejaba claro cuál era el objetivo de los estudiantes y empresarios en las negociaciones: adelantar unas elecciones a las que el presidente no podría volver a presentarse. El plan contaba con el beneplácito de la Iglesia Católica, que llegó a presentar una agenda con el calendario a seguir para pactar la salida de Ortega y lograr la celebración de nuevos comicios.
Dejar el poder, sin embargo, es un escenario que Ortega no está dispuesto a aceptar por el momento. Al menos públicamente, el presidente se ha limitado a reconocer que ha habido muertos de ambos lados y a pedir el cese de las protestas violentas . Sobre todo, las demandas del Gobierno de Nicaragua se han centrado en solicitar a los opositores que dejen de realizar los diversos cortes que en carreteras que han realizado en los últimos días, una medida con la que parte de la sociedad civil ha tratado de añadir más presión sobre Ortega.
Ante la situación actual, tres son los escenarios posibles en Nicaragua. Uno, que las protestas cesen y los manifestantes vuelvan a sus casas, hipótesis por ahora poco probable. Dos, celebrar unas elecciones en las que Ortega y su mujer, la vicepresidenta del país, no pudieran presentarse. Sería la mejor solución, ya que pacificaría la situación social en Nicaragua, pero para ello el presidente debería estar dispuesto a presentar su renuncia, algo a lo que no parece muy predispuesto. Y tercero, Ortega se enroca y aumenta la tensión social , lo que conduciría a un escenario incierto, pero en el que seguramente se sucederían los episodios violentos.
Represión para acallar las protestas
A pesar de que el inicio de las conversaciones fue bien recibido por la comunidad internacional, el régimen de Ortega ha proyectado una muy mala imagen en el exterior tras la represión ejercida para acallar las protestas. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la que se le permitió entrar en el país como condición para celebrar estas fallidas negociaciones, estimó que han muerto 76 personas en las manifestaciones.
Asimismo, Luis Almagro, el secretario de la Organización de los Estados Americanos ( OEA ) se ha posicionado públicamente al decir la salida política a esta situación debe ser la celebración de elecciones.
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