Obama rompe el hielo con Macri

El anuncio del viaje del presidente de Estados Unidos a Buenos Aires rompe años de distanciamiento entre Washington y Buenos Aires

CARMEN DE CARLOS

El mundo vuelve a poner los ojos en Argentina. Con la presidencia de Mauricio Macri regresan las visitas de Estado de presidentes de países de Europa y hasta de los Estados Unidos de América. La Casa Blanca confirmó que Barak Obama estará en Buenos Aires el 23 y 24 de marzo y aprovechará su estancia para hacer un reconocimiento a Macri por sus «contribuciones a la defensa de los derechos humanos en la región». Dicho en lenguaje no diplomático, por alzar la voz en defensa de los presos políticos de Venezuela, mientras sus pares de la región se mantienen, prácticamente, indiferentes a los abusos y atropellos del régimen de Nicolás Maduro .

El viaje de Obama se producirá después de la visita del primer ministro italiano, Matteo Renzi y de la prevista para fines de mes de Francois Hollande. El gesto del presidente de Estados Unidos se interpreta como un fuerte respaldo a Mauricio Macri pero también como el fin de una etapa de tensa relación entre Washington y Buenos Aires que estuvo marcada durante los gobiernos de Néstor y de Cristina Kirchner.

Las relaciones bilaterales arrancaron bien cuando el difunto ex presidente llegó a la Presidencia en mayo del 2003. El Gobierno de George Bush apoyó la reestructuración de deuda de Argentina, por entonces la primera de la historia con una quita descomunal (más del 70 por ciento). En ese contexto recibió en la Casa Blanca a Néstor Kirchner y le animó: «Siga así. Si ustedes se ayudan, van a tener un respaldo decidido de nuestro Gobierno». La buena sintonía se terminó dos años más tarde, en noviembre del 2005, en la Cumbre de las Américas de Mar del Plata. El Gobierno argentino organizó, en paralelo, la contra cumbre para «escrachar» a Bush que no logró salir, como pretendía, con un acuerdo de Libre Comercio (ALCA) bajo el brazo.

Washington nunca olvidó

Desde entonces ningún presidente de Estados Unidos volvió a pisar territorio argentino. Durante los dos Gobiernos sucesivos de Cristina Fernández la relación fue a peor aunque la ex presidenta soñaba con compartir mesa y mantel con Obama. El discurso sostenido antiestadounidense, las permanentes descalificaciones a la justicia de Estados Unidos por los fallos a favor de los acreedores que no aceptaron reestructurar su deuda y un sinfín de desencuentros, formaron parte de una política de Estado que llego a ofrecer un espectáculo insólito. Héctor Timerman, ministro de Asuntos Exteriores, incautó y se sentó, físicamente, en el maletín de un avión militar estadounidense. El material formaba parte de un equipo para realizar cursos de rescate de rehenes e intervenir en crisis, que Estados Unidos iba a impartir al Ejército argentino. Aquel incidente, como los anteriores, Washington no los olvidó.

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