«No sé si mi padre está vivo o muerto»

La hija del disidente cubano Félix Navarro, encarcelado desde el 12 de julio, habla con ABC y exige pruebas de vida de su padre

AFP

José María Ballester Esquivias

«Acabamos de llegar mi madre, Sonia Álvarez, y yo, de la Prisión Combinado del Sur en Matanzas con más dudas y mucho más angustiadas: un joven que apareció -como tirado de un paracaídas- me dijo que está bien. ¿Bien un hombre que lleva hoy 10 días en huelga de hambre, convaleciente de Covid y diabético? Es una burla macabra del G2, la Seguridad del Estado cubana». Así relata a ABC el enésimo episodio del calvario del disidente cubano Félix Navarro su hija única, la activista Sayli Navarro. Ayer mismo, la mujer e hija de Navarro recibieron la noticia, por un cabal seguro, de que Navarro estaba delicado de salud y que lo tenían en la enfermería del penal. «No nos permitieron verlo. Ni una llamada telefónica hasta ese momento. O sea, que no sabemos si está vivo o lo han dejado morir. Nos consume la preocupación y la angustia». Por eso utiliza la palabra macabro para describir no solo la cínica actitud del empleado de la prisión, sino también la sucesión de acontecimientos que viven desde que el 12 de julio, al día siguiente del estallido popular en Cuba, Navarro fuese detenido en su domicilio de Perico, municipio de la Provincia de Matanzas, y posteriormente encarcelado.

La esposa e hija hablaron con él por última vez el 17 de agosto, seis días antes del inicio de su huelga de hambre. «El jueves 26 nos llamó un recluso que salió en libertad -y que compartía enfermería con mi padre- y nos dijo que estaba plantado, consumiendo solo agua y algo débil. Desde el 24 de julio comenzamos a llamar al último número por el que mi papá nos llamó una semana antes y cuando da timbre nadie atiende. Esta semana llamamos a la Unidad Provincial de Delitos contra la Seguridad del Estado y nos informaron que era la prisión la encargada de informarnos». Una de las pocas informaciones fiables que han recibido a lo largo de los últimos días fue el 1 de septiembre cuando Leylandis Puentes Vargas, activista del Boitel (el partido disidente al que pertenece Navarro) recluido también en la Prisión Combinado del Sur, les dijo que había conocido por unos presos que Félix estaba en delicado estado de salud, desde la enfermería del penal.

Además del Covid -del que se está recuperando-, Navarro estuvo ingresado en el Hospital Militar durante 23 días donde, según indica su hija, presentó un cuadro traqueo-bronquial y tuvieron que asistirlo con aerosoles, apoyado con oxígeno, cambio de antibiótico, administración de insulina lenta y rápida, quedando con una lesión en el pulmón izquierdo. Navarro, de 68 años de edad, es uno de los principales disidentes del castrismo: tras una primera estancia de 20 meses entre barrotes en los noventa, fue condenado a 25 años de cárcel después de ser detenido -junto a 74 activistas- en la 'Primavera Negra' de 2003. Cumplió ocho hasta su liberación en 2011. Desde entonces, él y su familia padecen un acoso constante por parte de la Seguridad del Estado.

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