«No nos echarán, pero tras el Brexit cerrarán la puerta»
La preocupación crece entre la comunidad española en el Reino Unido ante la inminente activación de la salida de la UE
Portobello, la calle del famoso mercado, donde Hugh Grant se ligó a la inalcanzable Julia Roberts en aquel cuento de hadas llamado «Notting Hill». A la caída de la tarde del viernes se ha despejado de las riadas de turistas que la atiborran durante el día. Los vendedores ambulantes recogen los últimos puestos, pero dentro de los bares españoles del final de la calle palpita la animación. Es una zona v inculada desde siempre a la inmigración llegada de España . Así lo atestiguan un centro de mayores y un colegio, o el popular supermercado García & Sons, donde se te escapa una sonrisa irónica al descubrir que la morriña se apellida colonia Nenuco, galletas Fontaneda, jabón La Toja o latas de bonito Ortiz.
El bar La Bodega luce la bandera española en su letrero. Resulta ser un mesón gallego, donde corre la cerveza Estrella y conforta ver la camiseta del Dépor en una pared. Allí charlan Noemi, Sylvia e Isabel, tres integrantes de la Coalición de Españoles en Londres , asociación que el próximo 26 de marzo aspira a ganar las elecciones al Consejo de Residentes Extranjeros (CRE).
El CRE es el enlace oficial entre la comunidad española y las autoridades consulares en Gran Bretaña. Desde 2008 había languidecido. Estaba inoperativo y los españoles de Londres, muy desunidos. Todo ha cambiado con el Brexit, que inquieta a los inmigrantes. Personas que daban por sentado que estaban perfectamente asentadas en el Reino Unido son ahora un mar de dudas. May podría iniciar el proceso de salida la próxima semana y todavía no ha garantizado los derechos de los tres millones de comunitarios del país, doscientos mil de ellos españoles.
Las tres españolas, afables y con las ideas claras, encarnan a tres generaciones. Noemi Encinas, de Torrejón , anda en la treintena, trabaja en el mundo del márketing, está soltera y llegó hace una década. Sylvia Ordás, una santanderina en la cincuentena, lleva 20 años aquí y tiene dos hijos británicos, fruto de su matrimonio con un inglés. Isabel Díez-Díaz encabeza la candidatura al CRAT . Pamplonica aventurera y próxima a la jubilación, estudió filosofía y antes vivió en París. Está separada y gasta un estupendo humor zumbón. Cuando le pregunto de qué trabaja, responde entre risas que de «nani de la jet».
Tres españolas en Londres
Las tres tienen claro que todo se arreglará al final, pero también que nada volverá a ser igual: «A los que ya estamos aquí no nos van a echar. Pero lo que van a hacer con el Brexit es cerrar la puerta». Las tres se manifiestan «contentas» con su vida británica, aunque su atención a todo lo que sucede es devota y minuciosa. «Escríbelo claro en ABC: los que estamos fuera somos los que más españoles nos sentimos».
¿En qué cuestiones concretas les preocupa el Brexit?
[Isabel] A mí me preocupa relativamente, porque aunque este es un país racista siempre ha respetado los derechos humanos y los derechos de la UE, a pesar de que nunca se han sentido europeos. Seguramente se van a respetar los derechos laborales y de pensiones que tenemos. Primero porque se espera que hagan acuerdos en bloque con la UE, y segundo, porque hay muchísimos británicos viviendo en la Europa continental. Lo más preocupante son los matrimonios mixtos de españolas casadas con ingleses. Muchas nunca se han preocupado de sacar papeles y cuando se han dado cuenta de que ahora para quedarse tienen que hacer el papeleo de la Residencia Permanente es un calvario: ¡85 folios! Piden documentación de cuándo has trabajado, tus hijos, si has cotizado o no…
–[Sylvia] Yo estoy absolutamente en ese caso. Cuando me casé este país estaba en la Comunidad Económica Europea. No tenía que pedir permiso de residencia. Estabas en Europa. Jamás me preocupé. Ahora con el Brexit lo he mirado, claro. Pero yo no he trabajado en este país, me he dedicado a criar una familia, tengo dos hijos británicos, así que no puedo presentar las pruebas de cotización. Tampoco tengo el seguro médico privado que es obligatorio si no trabajas, que llaman el CSI, como la serie (se ríe). Aunque no creemos que lleguen a ese extremo, me podrían invitar a marcharme por estar fuera de la ley. Yo tengo mi seguridad social a través de mi marido y pago mis impuestos, pero no puedo pedir la residencia permanente. Me la niegan, porque tendría que acreditar cinco años de trabajo continuados.
–[Noemi] Yo no la voy a solicitar. Paso de rellenar 85 páginas, de buscar todos esos papeles. Si se ponen pejigueros, tienes que decir hasta cuántas veces has salido del país con las fechas exactas. Yo voy tres o cuatro veces a España cada año, pero no me acuerdo de todo. Aquí tengo un trabajo fijo, pago mis impuestos. Así que cuando ocurrió el Brexit, me dije, no voy a pedir la Residencia Permanente, porque tengo todo el derecho a estar aquí después de diez años. Pero ahora… Lo que nos favorece es que en España hay más ingleses que españoles aquí. Van a llegar a un acuerdo. ¿Pero qué pasa con mis planes de pensiones privados con las diversas empresas británicas en las que he trabajado? ¿O con todo lo que he cotizado aquí? ¿Me lo podría llevar si vuelvo a España? No dicen nada. Estamos en tierra de nadie.
¿Ha cambiado su percepción de los británicos tras el Brexit?
[Isabel] Sí, se ha generado un racismo muy grande. En contra de lo que parece, el inglés es muy inculto. Van una semana a Tarragona y creen que el mundo es eso: bañador, discoteca y beber. La campaña del Brexit fue en un 90% sobre inmigración. Les dijeron que si votaban Brexit los chinos, amarillos, negros y europeos se iban, y la gente se lo creyó. No se habló de nada. Fue inmigración y proteccionismo.
–[Noemi] Por desgracia estamos yendo otra vez a los nacionalismos tipo Segunda Guerra Mundial, tipo Hitler.
–Pero en su vida diaria, ¿han notado algún cambio en el trato?
–[Las tres al unísono] Yo no.
–[Sylvia] Pero nada más ganar el Brexit aquí, en el colegio español, apareció una pintada de «Españoles fuera». En el barrio de Hammersmith también hubo casos.
–[Noemi] En el grupo de españoles en Facebook, una chica contaba que iba en el autobús aquí en Londres, hablando en español en la planta de abajo, cuando el conductor paró el autobús y le dijo: «Si vas a hablar en ese idioma vete a la planta de arriba».
Sin embargo, en general, yo percibo que los españoles somos bastante bien recibidos, que el trato es más amistoso que con las personas del Este de Europa.
[Sylvia] Mucho más, sí. Cuando hablan de inmigración piensan sobre todo en polacos, eslovenos, rumanos, búlgaros… De hecho quieren activar el artículo 50 rápidamente para cerrar fronteras. Pero no para echar a los que ya estamos aquí, sino para que no entren más rumanos ni búlgaros.
–[Isabel] Lo que no dicen es que los polacos son súper trabajadores y ocupan todos los puestos que ellos no quieren.
–[Sylvia] Londres al final votó Remain. Se ha notado más el racismo y la xenofobia en las zonas que votaron Brexit.
–[Noemi] Bueno, siempre lo ha habido, también antes de Brexit. Yo no he tenido problemas, pero sí recuerdo hace años estar trabajando en un estand de exhibición, venir una persona a pedirme un libro, y al no entenderle bien, miró mi nombre en mi ficha y empezó a meterse conmigo. En otro trabajo me presentaron a compañeros nuevos ridiculizando mi acento español, que no tengo tanto. Perdí también un trabajo temporal de secretaria-recepcionista por el acento. Y soy bilingüe y tengo una carrera en marketing .
¿Se plantean volver?
[Isabel] Es muy difícil. En España ya no nos quieren. ¡Imagínate si volviésemos todos! No hay trabajo. Además los españoles no tenemos hijos ya, solo los tienen los latinos. Entonces, ¿para qué nos van a querer?
–[Sylvia] A mi España me parece un país maravilloso. Me encanta volver y jamás renegaré de él. Pero es que ya tengo mi familia aquí. Quiero ver crecer a mis hijos. Mi sueño sería el de todos: seis meses allí y seis meses aquí.
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