CLAVES DE LATINOAMÉRICA

Nicaragua rompe con Taiwán para advertir a EE.UU. que la echa en brazos de China

Es un aviso a Biden de que Washington lo pagará caro si expulsa al país centroamericano del acuerdo de libre comercio regional

Encuentro entre el hijo de Daniel Ortega, Laureano, y el representante del Gobierno chino, Ma Zhaouxu, en Tianjin (China) Reuters

Emili J. Blasco

A pesar de que Taiwán le compró a Nicaragua en 2019 el triple de mercancías de las que le adquirió China, el régimen de Daniel Ortega ha decidido romper sus relaciones diplomáticas con Taipéi y establecerlas con Pekín. Las cuentas pueden salir en el caso de otros países centroamericanos que en los últimos años han hecho esa misma permuta diplomática (Centroamérica era la región del mundo que reunía a la mayoría de países –una docena– que venían dando pleno reconocimiento a Taiwán), pero por lo que se refiere a Nicaragua la decisión tiene una clara motivación política.

Con el anuncio hecho la semana pasada por el Ministerio de Relaciones Exteriores nicaragüense, Ortega lanza un aviso a la Administración Biden : si sigue aprobando sanciones contra Managua, pero especialmente si intenta empujar al país fuera del CAFTA (siglas en inglés del acuerdo de libre comercio que Estados Unidos tiene con diversos países centroamericanos y con la República Dominicana), Nicaragua no va a tener más remedio que echarse en brazos de China... y Washington puede acabar lamentando que Xi Jinping entre tan cómodamente en el «patio trasero» estadounidense.

En su comercio con EE.UU, Nicaragua se beneficia en términos relativos más que ningún otro país del CAFTA., pues es el único que registra superávit en el intercambio con la gran potencia. El segundo país más pobre en PIB per cápita de Latinoamérica y el Caribe, solo superado por Haití, colapsaría si EE.UU. dejara de importar productos nicaragüenses (alrededor del 60% de sus exportaciones van allí).

No es fácil que EE.UU. llegue a excluir del CAFTA a Nicaragua, pues es un tratado internacional del que participan otros países centroamericanos. Además, la barata mano de obra nicaragüense y la cercanía de ese lugar de producción, en un momento de disrupción de las cadenas globales de suministros, convienen al mercado estadounidense. Para Nicaragua resultaría especialmente complicado encontrar un comprador alternativo : sus ventas a China sin duda crecerán, pero no podrán alcanzar el volumen de las destinadas a EE.UU. En 2019, Nicaragua exportó a EE.UU. bienes por valor de 3.370 millones de dólares, frente a los 39,3 millones que exportó a China (solo el 0,71% de sus ventas al exterior).

Por los favores de Taiwán

Esa última cifra también se queda pequeña comparada con la exportación a Taiwán, isla que en 2019 le compró mercancías por valor de 118 millones de dólares (el 2,12% de las exportaciones nicaragüenses). Esas ventas ahora se reducirán drásticamente o desaparecerán del todo, pues Taiwán solo compraba tan lejos para «pagar» el reconocimiento diplomático que le hacía Nicaragua. Además de otros «regalos» hechos por Taipéi, que donó el importe para la Casa Presidencial de Managua, es posible que Ortega y su entorno se hayan beneficiado de fondos que investigaciones periodísticas centroamericanas han atribuido a prácticas de la diplomacia taiwanesa. En cualquier caso, es difícil pensar que la familia Ortega no obtuviera nada monetario de un reconocimiento que casaba poco con la orientación ideológica del sandinismo.

Hay que pensar, pues, que es la amenaza a su presidencia que supone la embestida de EE.UU. la que lleva a Ortega a salir de esa «zona de confort» con Taiwán para jugar la baza geopolítica con China frente a Washington, y no tanto la aceptación de la realidad del gigantismo comercial de Pekín, pues eso es algo que ya está impuesto: las compras que Nicaragua realiza a China son ya muy altas (cerca de 700 millones de dólares en 2019, el 10% de las importaciones nicaragüenses), frente a solo 38,2 millones que compró a Taiwán (el 0,6% de sus importaciones).

El precedente de Rusia

En pocos años otros países de Centroamérica y del Caribe han cambiado Taipéi por Pekín (Costa Rica, Panamá, República Dominicana y El Salvador, y puede planteárselo el nuevo gobierno de Honduras), pero eso no ha llevado a su enemistad con Washington. El presidente salvadoreño, Nayib Bukele , puede estar tentado a jugar la carta de la aproximación a China para enfrentarse a EE.UU., pero es Nicaragua la que más lejos ha llevado la relación con otra potencia extracontinental que molesta a los estadounidenses: Rusia. Ortega accedió a compartir una base militar de la costa pacífica nicaragüense con los rusos y les ha entregado las tareas de entrenamiento en la Escuela de Capacitación policial de Managua, construida por Moscú.

Ya el Ortega revolucionario hizo de Nicaragua peón de la URSS en Centroamérica, y ahora lanza el aviso a un Washington cada vez más alarmado por la penetración de China en su propio «mar meridional».

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación