Netanyahu y Gantz se acusan mutuamente por los terceros comicios en un año

La campaña electoral para las que serán las terceras elecciones de Israel en menos de un año arrancó con un ojo puesto en Reino Unido. El «peligro» que supone Jeremy Corbyn eclipsó a las reacciones de Benjamín Netanyahu y Benny Gantz , los dos líderes políticos que han sido incapaces de formar Gobierno tras los dos últimos comicios y que volverán a verse las caras en las urnas el 2 de marzo . La viceministra de Relaciones Exteriores, Tzipi Hotovely, declaró a Ynet TV que «como país no podemos decir que apoyamos a este o aquel candidato, pero Corbyn es un peligro real para las relaciones entre Israel y Reino Unido, y sé que los judíos británicos están muy preocupados por esta posibilidad». La campaña anti Corbyn es diaria e intensa en los medios israelíes donde censuran sus declaraciones a favor del Estado palestino, el llamamiento a suspender la venta de armas al Gobierno ultraderechista que ha tenido Israel en los últimos años y le tachan de antisemita.

Netanyahu y Gantz, el Likud y la colación Azul y Blanco, se acusaron mutuamente del bloqueo político que mantiene al país en un limbo político continuo. El diario Haaretz señaló al primer ministro en funciones de ser «el único responsable», Yedioth Ahronoth calificó la situación de «vergonzosa» y aseguró que se trata de «la mayor crisis política de la historia del país» e Israel Hayom, tituló con la palabra «circo». Las primeras encuestas publicadas por los medios locales apuntan a un resultado similar al de los dos últimos comicios, lo que mantendría la situación de empate entre las dos principales formaciones que no son capaces de llegar a los 61 escaños necesarios para formar gobierno. La opción de una gran alianza tampoco logra salir adelante.

Gantz, ganador de las elecciones de septiembre con un escaño de diferencia sobre el Likud, lamentó que su rival «demuestra que la inmunidad está por delante del bienestar del país». El ex jefe del Ejército considera que la ausencia de Gobierno permite ganar tiempo a un Netanyahu que, además de enfrentarse a unas nuevas elecciones, tiene que hacer frente a la imputación por tres delitos de corrupción. Esto llevó al líder del Likud a anunciar que dejará las carteras de Sanidad, Asuntos Sociales y Diáspora, y Agricultura, pero no a la de primer ministro , cargo que seguirá ostentando en funciones. Netanyahu informó de la decisión al Tribunal Supremo tras un recurso presentado por el Movimiento para el Gobierno de Calidad que solicitó su renuncia a los cargos públicos. El Likud celebrará primarias en los próximos días, pero la tímida oposición interna de figuras como el diputado Gideon Saar no suponen una amenaza para el liderazgo del apodado «rey Bibi».