Muere Hans Dietrich Genscher, el urdidor de la reunificación de Alemania
Para Merkel, jugó un «papel clave» para «asegurar la reunificación en libertad y en sintonía con todos nuestros socios y aliados internacionales»
La noche en que cayó el Muro de Berlín, Hans Dietrich Genscher se encontraba con Helmut Kohl en Polonia, en visita de Estado a Tadeusz Mazowiecki, el primer jefe de gobierno elegido democráticamente tras la caída del régimen comunista. Nunca olvidó el arriesgado traslado hasta el aeropuerto a toda velocidad por las calles de Varsovia para no perder el primer avión de vuelta a Bonn y nunca dejó de dar gracias a Dios por el hecho de que los acontecimientos transcurriesen, desde ese instante, de forma pacífica. Hoy considerado «el diplomático más importante de la historia de Alemani»”, según el viceportavoz del gobierno alemán Georg Streiter, deja como herencia una importante lección: La buena diplomacia se basa siempre en r elaciones personales fiables y para tener amigos fiables es necesario ofrecer fiabilidad. Cuando uno es capaz de acercarse al otro, incluso al contrario, de entenderle y hacerse entender, no hay nada imposible para la diplomacia.
La historia vital de Hans-Dietrich Genscher latió con el pulso de la historia reciente de Alemania. Nacido en Reideburg en 1927, formó parte de las juventudes hitlerianas en su adolescencia y sirvió en la Luftwaffe los dos últimos años de la II Guerra Mundial. El Muro dejó a su familia en el lado este y durante la dura postguerra estudió Derecho y Economía en Halle y en Leipzig, ya militando en el Partido Democrático Liberal.
En 1952 consiguió finalmente huir al Oeste comenzó a trabajar como abogado hasta que obtuvo el cargo de diputado en 1965. El canciller Willy Brandt no tardó en percatarse del potencial de su biografía para el desarrollo de la Ostpolitik (normalización de las relaciones con Europa del Este), debido a lo bien que conocía la República Democrática Alemana y los contactos que conservaba en el país hermano. Lo nombró ministro de Interior en 1969 y pasó a Exteriores en 1974, un puesto que conservaría hasta 1992.
«Siempre estaremos agradecidos a España», decía sobre el aliento público a las intenciones de Helmut Kohl
«Sin duda el mayor escollo fue la Thatcher, que se oponía abiertamente», recordaría después sobre el encaje de bolillos diplomático que hizo falta para articular el asentimiento internacional al proceso de reunificación de las dos Alemanias. «Siempre estaremos agradecidos a España», solía insistir en casi cada conversación con españoles en referencia a que fue el Gobierno de Felipe González el primero que alentó públicamente las intenciones políticas de Helmut Kohl, sentando un precedente ante la comunidad internacional.
Su momento más difícil, tal y como él reconocía, fue el atentado de los Juegos de Múnich en 1972, aunque por lo que pasaría a la historia de cara al interior fue por su discurso en el balcón de la Embajada de Praga, en 1989, en el que anunció de forma improvisada un acuerdo para que cientos de refugiados de la Alemania Oriental pudieran llegar a la RFA.
La canciller Merkel ha subrayado que «nadie ha marcado la cartera de Exteriores como Genscher, que «nunca aceptó» la «injusticia de la división alemana» y que jugó un «papel clave» para «asegurar la reunificación en libertad y en sintonía con todos nuestros socios y aliados internacionales» .