Muere a los cien años Javier Pérez de Cuéllar, hombre de paz y memoria de la Guerra Fría
El ex secretario general de la ONU, fue candidato a la presidencia de Perú frente a Alberto Fujimori
![Pérez de Cuéllar, a su llegada a Lima en 2000](https://s1.abcstatics.com/media/internacional/2020/03/05/perez-de-cuellar-k3KI-U85767154161AyI-1248x698@abc.jpg)
En su casa en Lima y acompañado de sus dos hijos, murió a los 100 años el universal diplomático peruano y secretario general de la ONU de 1981 a 1991, Javier Pérez de Cuéllar .
Además de máxima autoridad de Naciones Unidas, fue candidato a la presidencia en 1995 contra el expresidente Alberto Fujimori –hoy preso por corrupción y delitos contra derechos humanos–, presidente del Consejo de Ministros y canciller durante el Gobierno de Valentín Paniagua (2000-2001). A inicios de la década de los 80, el Senado peruano vetó su nombramiento como embajador en Brasil y, si bien ese mal sabor lo hizo pedir su renuncia como diplomático, decidió persistir en su carrera y luego fue nombrado secretario general de la ONU .
De la URSS a Afganistán
A lo largo de su trayectoria, conoció de cerca los entresijos de la creación de la ONU, la Guerra Fría y la Europa de la posguerra, porque fue embajador en Suiza, la antigua URSS y Polonia. Pero donde destacó con sobresaliente fue en la ONU, donde desde 1971 realizó diversas tareas, como cuando colaboró para acabar con la crisis en Chipre tras el golde de Estado grecochipriota o como representante en Afganistán.
En 1982, ya como secretario general, negoció con el Reino Unido y Argentina sobre la soberanía de las islas Malvinas. Sobre esta experiencia, dijo una frase que se hizo famosa: «El paciente está en cuidados intensivos, pero todavía está vivo».
Hasta hoy, Pérez de Cuéllar ostenta el título de ser el único secretario general de la ONU que ha sido reelegido, en 1986, pese a afrontar en ese entonces un grave problema de salud. En su discurso de aceptación de 1986, dijo que «declinar en tales circunstancias habría sido equivalente a abandonar un deber moral hacia la ONU».
Destacó por sus buenos oficios en el alto al fuego entre Irak e Irán y por la retirada de las tropas soviéticas de Afganistán. Logró la estabilidad en Camboya y Nicaragua, y la independencia de Namibia. Su paso por la ONU lo cerró con el acuerdo que puso fin a la larga guerra en El Salvador.