Monseñor Silvio Báez: «En Nicaragua todavía estamos a tiempo de dialogar»

El obispo auxiliar de Managua, crítico con el Gobierno de Ortega, cree que es necesario adelantar las elecciones: «Hay que devolverle la palabra al pueblo»

Monseñor Báez, este jueves en Madrid, tras la rueda de prensa, rodeado por ciudadanos nicaragüenses que viven en España GUILLERMO NAVARRO
Susana Gaviña

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El obispo auxiliar de Managua (Nicaragua), Silvio José Báez , se ha convertido en el último año en un icono y casi en un héroe en la lucha contra la represión del Gobierno de Daniel Ortega que están sufriendo los nicaragüenses desde que estallaron las protestas en abril de 2018, y que se ha saldado con más de 320 muertos y 770 detenciones. Herido por simpatizantes del régimen sandinista, durante una de las protestas, lideró la caravana para mediar en los enfrentamientos violentos que tuvieron lugar en la ciudad de Masaya, el mayor bastión opositor, el pasado mes de junio. «Nunca he querido ser líder de nada, he tratado de ser lo más fiel posible a Jesús y lo más cercano a la gente», asegura durante una visita a Madrid. Vive amenazado de muerte por su compromiso con el pueblo nicaragüense, pero esto no le ha hecho flaquear. «Sí, tengo miedo, pero he aprendido a gestionarlo frente a las amenazas y la persecución. Ha sido un miedo fecundo porque me ha ayudado a entender el miedo de la gente. Y no me ha paralizado».

Monseñor Baez fue uno de los mediadores en el primer diálogo nacional que se frustró el pasado mes de mayo. En el segundo intento de negociación, entre la Alianza Cívica (una coalición formada por representantes de distintos sectores de la sociedad civil), que comenzó este miércoles, no participa. La Conferencia Episcopal está presente en esta ocasión como observadora y no como mediadora. «Con tal de abrir caminos, a la Iglesia lo que menos le importa es el nombre que le den. Lo importante es el encuentro, que durante tantos meses no se había producido y que ahora se ha destrabado. Nos alegra que se abra un pqueño sendero de encuentro y diálogo para ver si se solucionan los problemas. Aunque parezca imperfecto y ambiguo lo que se está iniciado -añade-, hay que tener esperanzas. El problema de Nicaragua es demasiado complejo para pensar en una solución inmediata », afirmó este jueves monseñor Báez, durante una rueda de prensa en Madrid con motivo de la presentación de un Simposio de Teología organizado por la Revista Vida Religiosa , en el que participará este fin de semana con una ponencia «sobre la mediación y reconciliación en los conflictos».

«Nicaragua actualmente vive una crisis política con dimensiones hmanitarias dramáticas, de no respecto a los derechos humanos y profundo desequilibrio económico. Sin embargo, dentro de esta realidad, doy gracias de que vengo de una Iglesia que se ha convertido en la institución más creíble del país , poque ha tenido la oportunidad de mostrar su rostro samaritano en medio del sufrimiento. Ha sido capaz de no cerrar los ojos a las realidad», explica.

Una sociedad reconciliada

Monseñor Báez defiende el diálogo como «el único modo de romper la fatal disyuntiva entre polarización o exclusión. Pero un diálogo que lleve a conseguir una paz que brote de la justicia . Que abra senderos de democratización en un país en el que progresivamente han ido deteriorándose las estructuras democráticas, con todas las consecuencias sociales y económicas que esto trae. Se ha intentado dialogar en Nicaragua, y después de algunos fracasos se ha vuelto a dialogar. En este momento se está viviendo una segunda etapa. De un diálogo que busque no solo una sociedad justa, si no una sociedad reconciliada».

Comparando la situación que atraviesa Nicaragua con la crisis que sufre Venezuela, el obispo auxiliar de Nicaragua, que intenta desideologizar las acciones de la Iglesia en su papel como mediador o testigo en las negociaciones, considera que hay que agotar todos los medios en el camino del diálogo. «El problema es quién decide que todos los medios se agotaron. En Venezuela parece que sí, pero quien toma la responsabilidad de decir que se agotaron. Y buscar otro sendero es riesgoso. Creo que en Nicaragua todavía estamos a tiempo. Pero lo que si quiere subrayar es que lo importante del diálogo, es la voluntad de dialogar. En el caso nuestro, se nos ha etiquetado de parcialidad. El problema es ser mediador en la mesa y ser pastor en la calle y ver las injusticias. Creo que los mediadores son importantes, pero lo fundamental es que haya voluntad entre las partes de encontrar soluciones pacíficas. En Nicaragua lo estamos intentando».

En Nicaragua, como ha sucedido en Venezuela, se ha producido un deterioro de las instituciones democráticas hasta el punto de que «en este momento no hay partidos de oposición. No hay una estructura democrática que propicie en este momento unas elecciones libres donde haya partidos que se opongan al sistema actual», asegura monseñor Báez. Es por eso que la Conferencia Episcopal fue la encargada de estructurar un grupo de oposición, personas escogidas de la sociedad civil para la Justicia y la Democracia (estudiantes, campesinos, empresarios, organizaciones no gubernamentales). «Un grupo que vuelve a estar presente en esta segunda ronda, aunque incompleto, porque unos están en la cárcel y otros fuera del país», señala.

«Insuficiente» y «ambiguo»

El obispo auxiliar de Managua se mostró positivo hacia el gesto realizado por el Gobierno de Ortega horas antes de reanudarse el diálogo, al liberar a un centenar de presos , aunque lo calificó de «insuficiente» y «ambiguo»: «La sociedad y la Iglesia no podemos no arreglarnos de esta liberación aun cuando la decisión es hasta cierto punto ambigua, pues es casa por cárcel. Están fuera de prisión pero no libres. Y se ha liberado una parte mínima. Es necesaria la liberación total de todas las personas encarceladas por motivos políticos», subrayó.

Sobre el hecho de que tras la primera jornada de diálogo se anunciara queambas partes habían aprobado 9 de los 12 puntos puestos sobre la mesa , y que suponen la hoja de ruta de las negociaciones, monseñor Báez se mostró optimista: «No sabemos cuáles son esos puntos, pero nos alegramos. Lo que falta en Nicaragua es que coincidamos en un mínimo de condiciones para lograr la democratización del país y la justicia».

A la pregunta de sí cree que para alcanzar la paz social es necesario adelantar las elecciones , algo que le exige el pueblo nicaragüense y a lo que se ha negado de manera reiterada Daniel Ortega, que quiere seguir en el poder hasta el año 2011, monseñor Báez no lo duda: «Creo que sí. Creo que hay que devolverle la palabra al pueblo», concluyó.

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