Piden la dimisión del ministro inglés por su relación con una prostituta
Acusan al político, divorciado de 56 años, de hacer favores a los medios a cambio del silencio de la prensa amarilla
![El ministro de Cultura de Reino Unido, John Whittingdale](https://s1.abcstatics.com/media/internacional/2016/04/13/cultura-reino-unido_xoptimizadax--620x349.jpg)
John Whittingdale , de 56 años y divorciado, ministro de Cultura, Medios de Comunicación y Deportes en el Gobierno de Cameron, se ha visto envuelto en una tormenta política por su relación de seis meses con una prostituta, que concluyó en febrero de 2014. Aunque se trata de un episodio de su vida privada, ha cobrado relevancia porque cuatro periódicos decidieron en su momento no publicar la historia y el ministro es el encargado de regular el marco de buenas prácticas de la prensa. La oposición laborista cree que a cambio de aquel silencio, Whittingdale pudo modificar su postura en el debate sobre la regulación de los medios, lo que lo inhabilita para seguir al frente de la comisión sobre la prensa, una de las atribuciones de su cartera.
El ministro, padre de dos hijos, de fe anglicana y que en 2013 votó contra el matrimonio entre homosexuales por motivos morales, acudió en la noche del martes al programa «Newsnight» de la BBC para dar su versión de lo ocurrido. Reconoce una relación con la meretriz entre agosto de 2013 y febrero de 2014, pero alega que no sabía que se trataba de una profesional. «Tenía una edad similar a la mía y vivía cerca. En aquel momento no me dijo su verdadera ocupación y solo la descubrí cuando me advirtieron de que alguien estaba intentando vender la historia a la prensa tabloide. Tan pronto como lo supe terminé la relación».
Cuatro periódicos conocieron el episodio pero decidieron no publicarlo: «People» (del grupo Mirror), «The Mail on Sunday» (Daily Mail), «The Sun» (el tabloide de Rupert Murdoch) e «Independent», que acaba de cerrar su edición en papel. Los diarios han alegado ahora que «la historia no era del interés público».
Whittingdale fue nombrado ministro tras la mayoría absoluta conservadora de hace un año. «Es una vieja historia, aunque es cierto que un poco embarazosa. Ocurrió antes de mi puesto actual y no ha influido en mis decisiones como ministro de Cultura», explica. Pero en el momento de la relación que la prensa optó por no publicar, Whittingdale ya guardaba relación con el gremio periodístico, como presidente de la comisión de medios de la Cámara de los Comunes.
El Número 10 de Downing Street ha emitido un comunicado de respaldo al ministro, «un hombre soltero con derecho a su vida privada», y asegura que tiene «la plena confianza» del primer ministro.
Críticas laboristas
Pero la oposición laborista lo ve de otro modo. «Tiene perfecto derecho a su vida privada, pero debe abandonar la regulación de la prensa», replican. Lo acusan de haber paralizado la segunda parte de la llamada «Comisión Leveson» sobre las malas prácticas periodísticas y de haber dado marcha atrás en la idea de aplicar sanciones y multas a los medios que no suscriban el sistema regulatorio del sector. Los críticos Whittingdale lo acusan de estar pagando así el favor de que no se publicase su historia. También destacan su relación de cercanía con los medios del magnate Murdoch.
Whittingdale llevó a la prostituta a actos a los que acudió como presidente de la comisión de medios de la Cámara de los Comunes . Acudieron a la gala de los premios MTV en Amsterdam y se alojaron en un hotel con cargo a la organización y también estuvieron en los premios Sport Aid, en Londres.
El pasado domingo la web Byline rompió el secreto, que ya era carnaza de la blogosfera desde hace tiempo. En su versión la prostituta se convierte en una «dominatrix» amiga también del fetichismo. La relación también ha sido publicada por el veterano semanario satírico «Private Eye». La situación es paradójica: por una vez la prensa amarilla es acusada de callarse, en lugar de la crítica habitual, que se dirige a su voraz intromisión en las vidas privadas. La oposición considera que se ha probado que el ministro es vulnerable a las presiones de la prensa y debe dar un paso a un lado.
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