Un ministro de May apunta que se valora un segundo referéndum

El titular de Economía, dice que «no hay líneas rojas» en el diálogo con la oposición

El ministro británico de Economía, Philip Hammond (d), charla con su homólogo alemán, alemán, Olaf Scholz, durante la foto de familia de la reunión informal de ministros de Finanzas de la UE celebrada este viernes en Bucarest EFE

Iván Alonso

Con las negociaciones entre el Gobierno y el Partido Laborista encalladas, fue el ministro de Economía británico el que trató ayer de echar un salvavidas para que estas sigan a flote. El proeuropeo Philip Hammond aseguró que el Ejecutivo «no tiene líneas rojas» en esos encuentros entre ambas partes que no parecen ir por buen camino.

En una reunión con sus homólogos del G7 celebrada en Rumanía, Hammond señaló que es «optimista» y que están «abiertos a escuchar las sugerencias» que están haciendo desde el principal partido de la oposición, dando a entender que el Gobierno podría estar valorando, entre otras cuestiones, ese segundo plebiscito para que sea la ciudadanía quien refrende si acepta el acuerdo al que podrían llegar las dos principales formaciones de la política británica.

«Nuestro enfoque de estas conversaciones con el Partido Laborista es que no tenemos líneas rojas, entraremos en estas conversaciones con una mente abierta y discutiremos todo con ellos de una manera constructiva», confirmó Hammond. De paso, con estas palabras, el titular de Economía enfureció aún más a una buena parte de su partido, el conservador. Aviva así también, aún más, la tensión con sus compañeros de gabinete que no darían su brazo a torcer en este sentido y que se oponen firmemente a que haya un nuevo referéndum.

El ambiente está caldeado entre los «tories» porque la nueva prórroga solicitada por May acerca la posibilidad de que Reino Unido tenga que participar en las elecciones europeas del próximo mes de mayo. Algo que la mayoría de los conservadores considera intolerable. Así se lo han hecho saber varios miembros del gabinete a May en privado e, incluso, también en público. El último de ellos, el secretario de Estado de Educación Nadhim Zahawi, que advertía de que celebrar esos comicios trasladaría a los electores la «sensación de que el Gobierno no ha sido capaz de cumplir con el resultado del referéndum».

Por eso la «premier», mientras negocia con Corbyn, mira de reojo a su formación. Este puede ser el principal factor que haya hecho hasta ahora que los diálogos entre ambas partes hayan sido descritos como «decepcionantes» por el bando laborista.

Demasiadas voces

Desde el principal partido de la oposición siguen sosteniendo que la primera ministra se niega a cambiar la Declaración Política acordada con Bruselas, que sienta las bases de la relación comercial futura con la UE.

La responsable de Interior laborista, Diane Abbott, aseguraba que aún así, no se levantarán de la mesa y que las conversaciones continúan. «Hemos participado en estas conversaciones de buena fe. Keir Starmer (responsable para el Brexit de los laboristas y líder del equipo formado para estas negociaciones) ha escrito al gobierno para decirle que quiere continuar las conversaciones, así que en ese sentido siguen adelante», señala Abbott.

Sin embargo, desde Downing Street niegan que May se haya opuesto a reabrir el texto de la Declaración Política. Dejan claro que lo que es intocable es el Acuerdo de Retirada firmado con Bruselas, pero que lo que está en la mesa de negociaciones ahora es como será esa futura relación con la UE.

El problema de la actitud positiva que mostraba ayer Hammond es que él no forma parte de ese equipo negociador por parte del Gobierno que lidera el ministro para el Brexit Stephen Barclay. Este se opondría, según la prensa británica, a aceptar la demanda clave de los laboristas: la creación de una unión aduanera común con Bruselas tras el Brexit. Esta significaría que Reino Unido estaría más atado de pies y manos a la hora de negociar acuerdos comerciales futuros con terceros países. Algo que la mayoría del Gobierno de May y del partido «tory» no ven con buenos ojos.

Pasaportes sin la UE

A pesar de no haber salido de la UE el 29 de marzo como estaba fijado en un principio, el Gobierno británico ya está expidiendo pasaportes en cuya portada no aparecen las palabras «Unión Europea». Los nuevos visados empezaron a emitirse el 30 de marzo, un día después de la fecha prevista y para la que Reino Unido tendría que haber estado fuera del club comunitario. Por el momento, este es el único cambio y el nuevo es idéntico al anterior con esa única diferencia. El Ejecutivo tiene previsto volver a finales de este año sea cuando los pasaportes cambien y pasen a ser de nuevo de color azul marino, como los que tenían los ciudadanos británicos por los años setenta del siglo pasado, antes de unirse a la UE.

Mientras, varios británicos que acaban de renovar su pasaporte han subido sus impresiones a las redes sociales de estos nuevos pasaportes. Han demostrado su incredulidad ya que Reino Unido aún sigue formando parte de la Unión y lo seguirá siendo, si Bruselas accede a conceder esa prórroga, por al menos casi dos meses mas. El Gobierno ha aclarado que tanto el nuevo visado como el antiguo «son válidos» para viajar.

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