«Lo mínimo es un acuerdo de paz que ponga fin oficialmente a la Guerra de Corea»
Parag Khanna, exasesor de Obama y actual asesor del Gobierno de Singapur, habla en exclusiva con ABC sobre las expectativas de la cumbre Trump-Kim Jong-un
Parag Khanna recibe a ABC en una popular cafetería en los bajos de «Capital Tower», uno de los rascacielos más altos de Singapur, no muy lejos de donde se instalará el centro de prensa que acogerá a los más de 2.000 periodistas que se han acreditado para cubrir la cumbre entre el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump , y el Presidente de Corea del Norte, Kim Jong-un .
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Autor de numerosos libros de relaciones internacionales, exasesor de Obama y actual consejero del Gobierno de Singapur, Parag Khanna es consciente de vivir un momento histórico y confía en que la cumbre del día 12 sea el inicio del fin de las hostilidades entre Corea del Norte y el resto del mundo.
¿Qué expectativas tiene del encuentro entre Trump y Kim Jong-un?
Para que esta cumbre se considere un éxito, lo mínimo es que haya una declaración oficial que ponga fin a la Guerra de Corea (1950-1953). Puede ocurrir que quede en una Declaración de intenciones que abra el proceso para la firma de un Tratado o bien – aunque me parece más improbable - que tengan un Tratado preparado para su ratificación en Sentosa (la isla de Singapur donde tendrá lugar la reunión).
Solamente un Acuerdo de Paz puede llevar a la desnuclearización de Corea del Norte, tal y como exige Estados Unidos y, al mismo tiempo, a la desmilitarización de Corea del Sur, demandada por el régimen de Kim Jong-un, y en línea, por otra parte, con la estrategia de Trump de reducir el coste en defensa y replegar las tropas americanas en el exterior.
¿Cuáles han sido las circunstancias que han favorecido un encuentro hasta ahora considerado «imposible» por todas las partes?
Si uno observa la cronología de los acontecimientos, todo empieza cuando Estados Unidos declara que quiere instalar el Sistema de Defensa Terminal de Área a Gran Altitud en Corea del Sur, al que se opone abiertamante el propio Presidente de este país, Moon Jae-in. Es, de hecho, el presidente surcoreano el que da los primeros pasos de acercamiento al régimen de Pyongyang. Trump se da cuenta de que la estrategia de aislamiento de Corea del Norte no estaba funcionando y no tiene más opciones que seguir la política de apertura iniciada por Moon Jae-in. Ahora bien, éste ha preferido dar todo el crédito del encuentro a Trump quien, por supuesto, va a intentar capitalizar al máximo.
Usted trabajó como asesor de Obama. ¿Por qué nunca intentó un acercamiento a Corea del Norte durante su Administración?
Obama heredó una situación de deterioro total en las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, al que su antecesor el presidente Bush había situado en el «eje del mal» . Esto permitió al régimen norcoreano avanzar en su programa nuclear, lo que hacía muy dificil para Obama iniciar cualquier tipo de diálogo.
¿Dónde queda China, tradicional aliado de Corea del Norte, en esta ecuación?
China ha provisto los principales recursos al régimen y a la población de Corea del Norte durante años, por encima incluso de las sanciones establecidas por Naciones Unidas. Ahora bien, a China lo que le interesa es hacer negocio y sabe que la apertura del régimen permitirá inundar el país con su industria, sus trabajadores, sus fábricas, etc. En seis meses, ya lo veremos, la mayor parte de la población norcoreana, dispondrá de un teléfono móvil. Y no será sino el principio.
El único que es reticente al cambio de status quo es Japón, pero será imposible para el país nipón quedarse atrás.
¿Considera que este encuentro podría conducir a la reunificación de las dos Coreas?
En Alemania, la reunificación llevó sólo un año tras la caída del Muro de Berlín. Aquí, y dependiendo de las condiciones del Tratado, no pasará antes de un plazo de cinco años. A medio plazo, habrá un sólo país con dos capitales , Seúl y Pyongyang. Para Corea del Sur, obviamente, tendrá un coste económico pero, en realidad, no cuesta tanto elevar el nivel económico de un país como Corea del Norte, con 25 millones de habitantes e impresionantes recursos naturales. Y el dinero de todo el mundo está ahí preparado para ayudar a la reunificación.