ELECCIONES EN MÉXICO

México se inclina por el populismo para cortar de modo radical con el PRI

El candidato izquierdista López Obrador se dispone hoy a terminar con 90 años de gobierno ininterrumpido de los dos grandes partidos tradicionales

López Obrador en el acto de cierre de campaña en el estadio Azteca de la capital AFP

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Más de 89 millones de mexicanos están llamados a las urnas hoy para elegir a su nuevo presidente para el periodo 2018-2024, unos comicios en los que los electores deberán decantarse por uno de los cuatro candidatos: el izquierdista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), que participa por tercera vez consecutiva a las elecciones; Ricardo Anaya, del derechista PAN; José Antonio Meade por el institucional PRI; y Jaime Rodríguez Calderón, alias «El Bronco», gobernador del estado de Nuevo León y que acude como candidato independiente a estos comicios.

Desde las 8 de la mañana en México (las tres de la tarde en España) hasta las 6 de la tarde, los casi 90 millones de votantes podrán aproximarse a las diversas casillas para depositar su voto en estas importantes elecciones en las que AMLO llega como gran favorito, de acuerdo con los últimos sondeos publicados.

Si se materializa la más que probable victoria de López Obrador, sería la primera vez que en casi 90 años que un presidente de México no pertenece ni al PRI ni al PAN, los dos principales partidos políticos en el país. Y es que las diversas encuestas que se han publicado vaticinan una enorme ventaja para AMLO, un candidato tildado de chavista por sus detractores y socialista por sus seguidores más fieles.

Según el último sondeo publicado por la empresa Parametría, López Obrador será el ganador con un 53% de los votos . Anaya se llevará un 22% de los apoyos y Meade un 18%, mientras que «El Bronco» se quedará solo con un 7%. Todas las encuestas, en general, dan una ventaja a Obrador de hasta 20 puntos sobre el segundo favorito, una distancia tan abismal que hacen poco probable que se produzca un error en los sondeos similar al del referéndum del Bréxit o la elección de Donald Trump.

Campaña de insultos

En ambas ocasiones, las encuestas erraron el resultado. Sin embargo, la diferencia entre el resultado y los sondeos fue de apenas tres o cuatro puntos porcentuales. En el caso de México, las encuestas deberían cometer un fallo de más de 20 puntos, algo inusual.

Con la votación del hoy domingo, México pone fin a una ardua campaña electoral plagada de insultos y acusaciones de corrupción entre los tres principales candidatos (AMLO, Anaya y Meade). Ha sido una campaña plagada de populismo y carente de propuestas detalladas para solucionar los problemas que afrontan los mexicanos, principalmente tres: corrupción, impunidad y violencia . Los tres candidatos, en cambio, se han dedicado a dividir a la población entre los buenos (cada uno de ellos) y los malos (los demás), pidiendo a sus electores el voto y apelando a la profunda honestidad que habita en cada uno de sus corazones.

López Obrador, por ejemplo, ha dedicado su campaña a atacar al duopolio PRI-PAN como los representantes de «La Mafia del Poder», un término similar al que utilizaba Podemos para definir a PP y PSOE como «la casta». Cómo acabará con dicha «Mafia del Poder» es algo que el candidato afirma que logrará mediante ingenuas propuestas. Por ejemplo, su método para acabar con la corrupción se basa en que él será un presidente honesto, motivo por el cuál el resto de los funcionarios mágicamente dejarán de cometer actos de corrupción. «Si el presidente es honesto, todos los demás serán honestos», ha repetido hasta la saciedad en mítines y debates.

Pero Anaya y Meade tampoco se han quedado atrás y han repartido también sus buenas dosis de populismo. Ambos han entrado en el juego de López Obrador y se han dedicado a dividir al electorado jugando la carta del chavismo . En vez de ofrecer originales y novedosas propuestas, han preferido centrar su campaña en repetir al unísono que López Obrador es un peligro para la propiedad privada y que provocará un retroceso económico para el país. «Amenaza a todos, amenaza nuestros empleos, a nuestros hijos y amenaza con sacar a tigres y diablos», dijo Meade durante su cierre de campaña. «Sí, López Obrador es el espanta inversiones», ha dicho una y otra vez Anaya.

Cantos de sirena

Pero a pesar de las advertencias lanzadas por Anaya y Meade, el hartazgo de los mexicanos con los partidos tradicionales es tan elevado que se ha convertido en la gasolina que alimenta la candidatura de AMLO, un político que fue segundo en las elecciones de 2006 y 2012. Tras un sexenio de Enrique Peña Nieto (PRI) plagado de casos de corrupción y de un aumento considerable de la violencia ( casi 30.000 asesinatos en 2017 ), miles de mexicanos otorgarán su voto a López Obrador no por que les guste el candidato, sino porque aglutina el voto de castigo contra al PRI y el PAN. Al igual que ha ocurrido en varias elecciones alrededor del mundo, México es el nuevo escenario en el que los electores se debatirán entre si seguir votando a los partidos tradicionales o si, por el contrario, se dejarán seducir por los cantos de sirena del candidato anti-establishment.

«Las grandes empresas gozan de privilegios fiscales y casi no pagan impuestos», dice uno de los principales puntos del programa económico de Morena, el partido de AMLO, quien favorece fortalecer el campo y defender la titularidad pública de empresas como Pemex , la petrolera estatal, antes que seguir fomentando la industrialización de México.

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